Hombres del mar

David Vera y el barco de su vida

El olímpico canario agudizó el ingenio durante el confinamiento del COVID

J. Aguadé

David Vera (Las Palmas, 1970) no ha perdido el tiempo con el Covid. El regatista de «Azzurra» ha visto como la temporada 2020 de las 52 Super Series se ha quedado prácticamente en blanco. Tenía dos opciones: o dejar pasar el tiempo hibernando en Lanzarote o retomar un viejo proyecto vital volviendo a echar al agua el catamarán «F40lanzarote». Un barco que tenía arrinconado en un almacén de un familiar en la isla en la que reside desde hace varios lustros.

En 2000 compró a un amigo en Tenerife este cataramán de 40 pies con la intención de dedicarlo al charteo, vamos lo que se dice a pasear turistas por la idílica Playa del Papagayo en Playa Blanca... Lo veía como una buena opción para el tiempo entre regatas y para cuando la edad apretara y la juventud le fuera apartando del exigente mundo de las regatas profesionales, algo que aún no ha sucedido.

Tras unos años de uso a principios de siglo, la llamada del Desafío Español en 2005, probablemente el proyecto deportivo más exigente y profesional en la historia de la vela española, le hizo separarse de ese par de patines nerviosos. Se mudó a Valencia. Lo guardó apresuradamente, pero en su cabeza siempre estaba volver a utilizarlo. Lo cierto es que el Covid le abrió una ventana a Vera. Sin desearlo ha visto como el tiempo que siempre le faltaba para rearmarlo se le ha presentado de golpe. El confinamiento ha sido provechoso para él y para el «F40lanzarote» y los dos se han reencontrado en Marina Rubicón no sin antes tener que hacer un «refit» de cabo a rabo en el prototipo.

El canario rememora desde la cubierta del catamarán yendo hacia el Papagayo: «El barco lo compré en el año 2000. En esa época tuve la idea de compaginar las regatas con el charteo y decidí adquirir este barco. La intención era hacer charteo cuando no estuviera de regatas aprovechando que en las Canarias tenemos turismo todo el año. Era una buena forma de aprovechar el tiempo muerto entre regatas y de conseguir algo más de dinero».

Veinte años después de haberlo comprado, David sigue pensando que fue la elección más acertada. La decisión de adquirir el F40 no fue tomada a la ligera. David le veía mucho potencial a sus 40 pies de eslora y a sus más de siete metros de manga: «El barco enseguida que lo vi me gustó, porque navega rápido y la gente se lo pasa muy bien. Es un velero que da oportunidad de ir cómodo e ir rápido. Para poder lograr esta combinación he tenido que ir haciendo una serie de modificaciones sobre el original. Este barco de competición en configuración de regatas es espartano y un pelín incómodo, pero ahora es placentero, tiene las redes en proa en la que la gente se puede sentar y varios bancos en los que acomodarse y eso es lo que busca la gente, poder estar cómodo pero a la vez poder notar sensaciones de potencia y velocidad que son las que tienen estos catamaranes».

David no es un patrón cualquiera. Navegar con él es hacerlo con uno de los regatistas más expertos y completos del panorama náutico internacional. Vera sabe lo que es ir muy deprisa y lo que es enfrentarse a las condiciones oceánicas. Navegar con él es, además, de un seguro de vida un infinito pozo de conocimiento que lo ha aplicado a este proyecto. «Lo bueno de este barco es que la gente puede sentir lo que son las sensaciones de ir en un barco de regatas pero cómodamente. Aquí en Lanzarote por ejemplo la gran ventaja que tenemos con mi barco es que en poco tiempo te dé la oportunidad de ver varias cosas. Si vas con un monocasco en tres horas te da para ir a un único sitio, pero con este F40 las opciones crecen al poder ir más rápido. En una excursión de tres horas te da tiempo de hacer muchas millas. Un barco más lerdo no te da estas opciones. Este barquito va muy rápido, por ejemplo el otro día llegamos a ir a 20 nudos y los pasajeros alucinaban».

Vera habla y no para de su idilio con el «F40lanzarote». Lo suyo es fidelidad máxima. «En 2005 paramos el proyecto y ahora con el Covid ha sido el momento de retomarlo. Cuando me fui a la Copa América había una persona que me quería comprar el barco, pero no lo vendí por eso, porque en un futuro quería dedicarme a las regatas y pensaba que este era un buen velero desde el que poder compaginar las dos cosas. Siempre me dije que el día que me retirara de las regatas, porque todo tiene un final, podría seguir con este proyecto».

«Aquí en Canarias he podido empezar este año después de volver a montar el barco y ya este año que ha sido pésimo en el tema de regatas pues he podido sacar unos ingresos con el alquiler en los meses de verano… Ahora espero que la cosa vaya mejorando y que podamos seguir trabajando tanto en las regatas como con el F40lanzarote» , mantiene Vera.

El barco ha vuelto al agua. Y las piezas nuevas y la mano de pintura gris le han dado una imagen moderna que nada hace pensar que el velero tiene más de 30 años. «Después de 14 años guardado en un almacén, me ha costado mucho sacarlo adelante. Este barco tiene el folio del año 94 y creo que compitieron desde finales de los ochenta por lo que ya es viejito, más de treinta años. Es un barco que yo desmonté en 2005 como si desmontara un hobbiecat los patines por un lado, los travesaños por otro… Han sido muchas cosas de las que quité que ha habido que tirarlas porque eran las originales y ya no servían. La cubierta la cambié entera y ahora cuando lo he montado de nuevo he tenido que sustituir la mayoría de las cosas. Es más a mi me da la sensación de que estamos hablando de un barco nuevo. He estado casi medio año trabajando yo sólo en el barco. Si había un trabajo que no lo podía hacer sólo pues venía un amigo a ayudarme a sujetar una tuerca por debajo mientras yo trabajaba desde arriba, pero en general ha sido un trabajo que he sacado adelante yo solo durante el confinamiento».

El F40 se puede decir que es ahora fruto de un trabajo artesanal y personal. «Yo tengo muchos años de experiencia en regatas, pero también de trabajar en barcos. He pasado por la experiencia previa de poner los barcos a punto, trabajando en fibra, pintura, palos, cabos, etc... He tenido experiencia en muchos campos dentro de este negociado lo que me ha permitido poder afrontar yo sólo la posibilidad de rearmar este F40» . Y, de paso, ahorrar un buen dinero.

Es su proyecto más personal. Las maniobras son complicadas para alguien que no sepa llevarlo. David lo maneja solo y consigue que lo que es muy difícil, domar un catamarán, sea algo que la gente normal no note. «Se puede decir que todo lo que he ido siendo como persona está metido aquí. Este barco es una especie de compendio de todo lo que es David Vera y no lo puede llevar cualquiera. Si te despistas tienes la orza metida hasta abajo y es complicado llevarlo porque los F40 eran barcos extremos y este mío, aunque ahora está un poco capado, sigue teniendo el nervio de estos catamaranes. Tienes que llevarlo con mucha cabeza. Hoy mismo has visto que hemos salido con un rizo y sin el foque porque a la que te descuidas se embala y hay que saber llevarlo. Toda mi experiencia está metida en este barco» . David lo que tiene meridianamente claro es que este barco no lo alquila a nadie sin que él esté a bordo. Es su proyecto, su vida y por mucho que uno llegue con todos los papeles en regla y con más títulos que Hamilton, el canario no se fía.

«Yo creo que tengo barco para muchos años, pero sigo pensando que es un barco que tienes que trabajar. Es muy espartano pero si ha aguantado 30 años de regatas creo que podrá aguantar más que yo» , y termina con su última broma: «Mi barco del Imserso…. Nunca se sabe…».

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