WINDSURF

Juanma Moreno: «Participar en unos Juegos Olímpicos es lo máximo»

A la espera de saber si se celebrarán las Olimpiadas de Tokio este verano, el portuense es uno de los windsurfistas con opciones de estar allí

Juanma Moreno durante la entrevista en la sede de la Federación Andaluza de Vela, en Puerto Sherry. ANTONIO VÁZQUEZ

ANTONIO VALIMAÑA

En plena crisis del coronavirus todavía está por ver si Tokio acogerá los Juegos Olímpicos el próximo verano. Una cita única e inigualable que tiene lugar cada cuatro años y a la que intenta acudir Juan Manuel Moreno , un portuense nacido en el mes de abril de 1987.

Lo intenta como regatista español que compite en la clase olímpica de windsurf (RS:X) . De hecho, él pertenece al Programa ADO para deportistas de alto rendimiento a nivel olímpico.

Hasta la fecha se ha proclamado en nueve ocasiones campeón de España –juvenil y absoluto–, campeón del mundo infantil, tercero en las Olimpiadas Juveniles y quinto en la Copa del Mundo.

Hace algunos días, y desde la sede de la Federación Andaluza de Vela en Puerto Sherry, enclave situado en plena Bahía de Cádiz, contaba sus impresiones en LA VOZ .

–¿Cómo fueron sus inicios?

–Empecé en la clase Optimist, que es en la que empieza casi todo el mundo, en la Federación Andaluza de Vela con siete años de edad. Dos años después probé el windsurf, que empezaba en Puerto Sherry al crearse al equipo de competición. Desde entonces me enamoré de este deporte. Dejé el Optimist, el fútbol y casi todo. Ahí empezó una locura que todavía no ha terminado y ya tengo prácticamente 33 años.

–¿Por qué se decantó por el windsurf?

–Cuando eres pequeño no eres tan racional y sí más impulsivo, y a mí el windsurf me encantó. Había más velocidad, adrenalina y libertad que en un barco. Todo me parecía mejor.

–¿Conocía a alguien que le ayudara a dar el paso?

–Nadie en mi familia practicó windsurf. A mi padre es cierto que le gustaba la vela e hizo regatas en barcos de crucero, pero no empecé a hacer windsurf por recomendación de nadie.

–¿Y en su familia qué pensaban?

–Mis padres siempre han sido bastante benévolos con el tema de la competición. Yo he tenido compañeros muy buenos que dejaron de competir por esa compenetración entre estudios y competición. Ahí la familia tiene un papel muy importante, ya que el apoyo de la familia es fundamental a estos niveles. Ellos siempre han sido muy flexibles y yo también he sido muy maduro gracias a los viajes y la competición. Han dejado que yo decida desde los 14 o 15 años.

–¿Cómo lo veían sus amigos?

–Soy natural de El Puerto de Santa María y aquí era el bicho raro. Cuando decía que hacía windsurf me soltaban cosas que nada tenían que ver. No tenían ni idea y yo alucinaba porque estamos en uno de los mejores sitios del mundo para practicarlo , con temperatura y viento perfectos todo el año. Que la gente de El Puerto no tuviera ni idea de este deporte me impactaba muchísimo. Aquí vienen equipos de Europa y el mundo a entrenar durante todo el año, y desde tempranas edades. E incluso vienen tres meses.

–La Bahía de Cádiz, en general, y El Puerto de Santa María, en particular, cuentan con un excelente campo de regatas. ¿Se valora lo suficiente o se aprovecha ese filón?

Está muy desaprovechado porque tenemos la mentalidad de que la vela (llámese kitesurf, windsurf, vela...) es para la clase alta y que no es viable para cualquier persona. Sin embargo no es así. Es cierto que no es como comprar un balón de diez euros y jugar al lado de casa, y que requiere un poco más de inversión, pero todo el mundo puede acceder a ella.

A las puertas en dos ocasiones

–¿Cuál es su mejor recuerdo en el mundo del windsurf?

–De los mejores recuerdos que tengo es cuando gané el primer Campeonato del Mundo Infantil. Para nada lo esperaba y guardo recuerdos excelentes de una época que echo mucho de menos por las sensaciones de no tener nada que perder y de disfrutar más allá de los resultados. Lo único que quieres con 13, 14 o 15 años es disfrutar. Fue increíble para mí y mis entrenadores.

–¿Y el peor?

–Los peores momentos fueron cuando más me sacrifiqué para ir a los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y Río de Janiero 2016, y al final quedarme a las puertas. Ahí lo das todo, intentas que todo esté perfecto, con un gran desembolso económico y de esfuerzo. Entonces te tienes que sentar y te replanteas todo. Te preguntas si vale la pena ese esfuerzo, qué vas a hacer con tu vida, si sigues o no sigues en esto... En ambos casos fui el segundo español y me quedé a las puertas de conseguirlo.

–¿Y ahora hay opciones de estar en los próximos Juegos Olímpicos de Tokio? (Siempre y cuando puedan celebrarse).

–En vela sólo va uno por cada clase olímpica, que son diez, y una es el windsurf. Sólo va un windsurfista y da igual el nivel que tengas. Podemos ser españoles los dos primeros del ránking mundial y únicamente va uno. Es más, en una Olimpiada puede haber menos nivel que en un Mundial o un Europeo porque no están todos los mejores, pero al final representa mucho ir allí. Es un sueño. A nivel deportivo es lo máximo.

–¿Estar en los Juegos Olímpicos es el mayor reto para un deportista?

–Tuve la suerte de estar en el año 2012. En Londres al menos pude ir como entrenador de Venezuela y tuve la oportunidad de vivirlo en persona, estar en la villa olímpica... Es increíble al ser el paraíso de los deportistas. Es un sueño poder contar con todos esos recursos.

–¿Y qué opciones hay de estar presente en Japón?

–Ahora somos tres españoles en el equipo olímpico, uno externo que también tiene ayuda de la federación y dos más que no son del equipo olímpico. Para ser elegido no es necesario ser del equipo olímpico, pero si estás ahí ya es un paso muy importante. La selección es a criterio técnico, que no matemático al no ir por puntos, y se cerraba en la próxima regata, que era una Copa de Europa en Palma de Mallorca. Cuando acabara ese campeonato, antes de mediados del mes de abril (que finalmente no se realizará en esa fecha), el director y el entrenador del equipo olímpico español de windsurf tienen que decidir quién es el elegido.

–¿Y cuál es el baremo a seguir?

El que lo hace mejor por puntos no es necesariamente el que va a los Juegos Olímpicos. Es una decisión hermética. Estoy en la pelea y tengo posibilidades, pero no sé cuántas. Es un tema que está bastante cerrado.

En Tokio, durante la Copa del Mundo en agosto (mismo periodo de la Olimpiada, aunque un año antes), terminé en la final entre los diez mejores y fui el único español. Es un resultado que me anima bastante. Las condiciones de Tokio se me dan bien y puedo hacer un buen papel, tal y como ya demostré.

–¿Cree que se puede suspender la cita olímpica debido al coronavirus?

–Hay un poco de histeria generalizada. No sé hasta qué punto afectará a los Juegos Olímpicos porque es el evento de masas más importante a nivel mundial, más allá del deporte. Hay muchos patrocinadores, inversores y no creo que se vaya a tirar por tierra, pero no pongo la mano en el fuego debido a la velocidad con la que se está contagiando. Ya veremos qué sucede.

Un reto diario

–¿Cómo es la vida de un deportista profesional?

–Desde fuera se ve todo muy bonito y a veces intentamos aparentar en las redes sociales porque es lo que nuestros patrocinadores y nuestro entorno quieren. Ahora bien, desde dentro es muy diferente y sacrificado. Hay que dedicarse y tenerlo muy claro los 365 días del año, sin altibajos, con sufrimiento, esfuerzo y sacrificio, además de determinación. Es errónea la imagen que se da de deportistas vividores, que tenemos mucha suerte... Para llegar aquí hay que currárselo. Hay que entrenar a tope, ir al psicólogo... Entonces había que estar concentrado, entrenar, no salir de fiesta... La suerte es mínima. Hay que entrenar mucho y prepararse más a nivel físico y mental. Es algo que no se ve a simple vista.

Muchos deportistas que no manejan eso bien acaban muy quemados y muy frustrados si no consiguen los objetivos. Todos no pueden ganar y el nivel de estrés es muy importante. Algunos cuando acaban no quieren saber nada.

–¿Se puede vivir del windsurf toda la vida?

Vivir del windsurf toda la vida es complicado. Es cierto que es un deporte que te abre muchas puertas al hacer cosas relacionadas con la vela con federaciones, como entrenador, pero tienes que jugar bien tus cartas. Hay que ser muy bueno compitiendo, creando la red de contactos y que te valoren como deportista. No es sencillo.

–¿Y en España? ¿Se reciben suficientes ayudas desde organismos e instituciones?

En España es complicado, sólo cuando eres becado ves color (entre los ocho primeros en Mundiales u Olimpiadas). Es mejor en otros países. Aquí si no sales en la televisión, no eres nadie. Y menos en la vela, un deporte minoritario que es difícil de grabar y de entender. Puedes ser campeón del mundo que si no saliste en la televisión parece que no eres profesional y no te esforzaste. Es a cara o cruz, sin término medio en España.

–¿Qué le recomienda a aquellos que empiezan a practicar este deporte?

–Le recomiendo a los que empiecen que lo hagan tomándoselo con calma, que lo principal es disfrutar , y que lo hagan con la ayuda de organismos como la Federación Andaluza de Vela, que facilitan esa labor de iniciación y aprendizaje. Es fundamental que disfruten los niños porque así se consiguen los resultados. Enfocarlo desde el nivel competitivo es un gran error. Y que prueben todas las modalidades y decidan por ellos mismos.

–¿Hubiese cambiado algo en todo este tiempo?

–Claro que hubiese cambiado algo. Sobre todo mi modo de ver las competiciones. En los momentos decisivos e importantes debería haber sido más flexible porque me tomaba la competición como un reto enlazado al sufrimiento y al sacrificio. He ido a muchos sitios del mundo y ni he disfrutado de esos lugares. Enfocar todo al sufrimiento y al sacrificio te hace rendir peor por la presión.

He cambiado desde 2016 y ahora intento disfrutar mucho más, sin dejar de lado la profesionalidad. No te puedes ir a los extremos. Ahora bien, en líneas generales estoy muy satisfecho.

–¿Y se queda con algo en especial de todo este tiempo?

Siempre he confiado mucho en mí y he sido muy persistente. En muchos momentos parecía que iba a dejar de competir, pero nunca lo he hecho y ha sido porque desde pequeño siempre he pensado que podía lograrlo. He tenido las herramientas y las habilidades para hacerlo. Por eso estoy aquí y nunca he dejado de creer en mí. Incluso habiéndome dado hostias. He llegado lejos, pero no ha sido suficiente, todavía me queda cuerda para rato.

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