Volvo Ocean Race

Toño Píris: «La perfección pura, cien por cien, no existe»

Para sobrevivir en el mundo de la vela cuando empecé no podías ser sólo un regatista, tenías que ser un velero, un constructor o alguien que pudiese pasar el invierno haciendo otras cosas

Heelena Paz Cornes

Talpi ha regresado con el reto de ser el jefe de tierra del «Mapfre» alrededor del mundo. Hablamos con él del pasado, del presente y del futuro de la vela, de esta regata y de su vida. Es todo corazón en un equipo con una sincronización especial.

¿Por qué decidió aceptar el cargo tras tiempo fuera de la vuelta al mundo y que le llevó a decir que sí?

Para mí fue bastante sorprendente la oferta pero pensé «el equipo es con gente que conozco, equilibrada, interesante» y se veía un proyecto con tiempo y personal adecuado. Me pilló en una época que navegaba mucho pero aún así menos que antes y dije «¿por qué no? Seguramente será otra faceta interesante». Pero ya te digo que más que nada fue porque todos los que estaban alrededor de ese núcleo inicial al que yo podría añadirme era gente muy estimada por mí, considerada y con la que seguramente sería todo fácil y llevadero.

¿Por qué dice que fue sorprendente?

Porque nunca había hecho ese papel, no sé muy bien, eran todo incógnitas.

De su experiencia anterior y cómo son las cosas ahora, ¿ha cambiado tanto todo? ¿Antes era quizás más una maratón y ahora muchos sprint?

Lo que son las etapas, en forma de navegar o las decisiones que tienen que tomar a nivel de navegación una vez están las amarras sueltas y los barcos en alta mar, creo que no han cambiado demasiado. Es información que tú tienes que digerir y tomar decisiones. En lo que es maniobra, cómo se hacen las cosas en cubierta, las guardias, etc. tampoco ha cambiado gran cosa. Incluso se ha facilitado porque, en teoría, las velas aunque sean más pesadas son menos en número, son enrollables todas, la cubierta es más humana, el barco es más fuerte, no pincha tanto... Pero sí que es mucho más duro en el sentido en que el monotipo te exige más porque siempre tienes a alguien justo al lado y eso es mucho más estresante que antes. Y lo que sí que creo que es mucho más estresante es que las paradas son muy, muy cortas y los tripulantes tienen demasiadas cosas que atender durante ellas. No tienen realmente un descanso, no pueden relajarse. Igual pueden coger un avión y pasar cuatro días en casa, que para mí eso no es un descanso. Y en cuanto regresan ya les están cayendo entrevistas, compromisos, que si Pro-Am, que si la In-Port, que si el M32… es agotador. Todo ese concepto ha cambiado mucho porque antes no existía. Llegabas y cada uno se organizaba como quería y no tenía que cumplir con otras cosas hasta el día de la salida de la siguiente etapa.

Simplemente era otra manera de hacer las cosas…

Sí, en general en el mundo se vive más rápido. Todos estamos que si el email, que el whatsup… se vive la vida segundo a segundo en vez de hora a hora y eso se nota en todo, y también en el ritmo de los tripulantes alrededor del mundo y con todos los compromisos que tienen que cumplir. Y no he hablado de todo lo que tienen que hacer antes de la salida, los títulos que tienen que sacar, cursos que tienen que hacer, preparación física… Eso sí que ha subido un listón bastante alto. A veces, cuando miro a los tripulantes de hoy en día, pienso para mí ‘¡Caray, necesitarán un año para recuperarse de todo esto, ¡o incluso tres!’ [risas].

¿Le da envidia como para hacer una etapa o no?

Hice la primera vuelta porque sólo pensaba en poder hacerla, la segunda me llamaron porque ya tenía experiencia y me ofrecieron un buen contrato. Luego hice una Barcelona World Race, además de muchas regatas oceánicas más cortas, transatlánticas, y ya hace un par de años hice mi última regata oceánica, que fue la Quebec Saint Malo, a bordo de un 40 pies y pensé «creo que ya no estoy disfrutando tanto así que hay que dar paso a la gente más joven». Así que mi respuesta es no, no me dan ninguna envidia.

¿Qué ha hecho «Talpi» en todos estos años dedicado a la vela?

Para sobrevivir en el mundo de la vela en la época que yo empecé no podías ser sólo un regatista, tenías que ser un velero, un constructor o alguien que pudiese pasar el invierno haciendo otras cosas. Ahora ya se ha globalizado el mundo, ya puedes ir cambiando de hemisferio, ir haciendo circuitos y ser regatista profesional todo el año. En aquella época me tenía que dispersar un poco y me interesaba sobre todo el tema de la construcción de barcos, de hecho en la mayoría en los que he navegado he participado en su construcción. Por ejemplo en la del Galicia Pescanova, desde que salió de los planos hasta que llegó a Southampton de vuelta estuve ahí. Y muchos otros. Construcción, puesta a punto… y eso también ha incluido Copa América, IMS, y una época muy bonita con los TP52.

¿Puede haber dos barcos exactamente iguales? ¿Es realmente posible?

Sí. Obviamente la perfección pura, 100%, en la construcción o en cualquier cosa, no existe. Pero las variaciones que hay entre un barco y otro en esta flota no son suficientemente significativas como para que implique una ventaja o una desventaja. Creo que aunque hubiésemos cambiado las tripulaciones de barco los resultados serían los mismos, porque lo más importante son los números grandes (desplazamiento, área vélica, calado, eslora…).

Entonces, roturas a parte, ¿podríamos decir que la clave está en la propia tripulación y en las decisiones que toma?

Por supuesto.

¿Qué es para usted un equipo ganador?

Un equipo equilibrado. Un equipo en cuya cadena no haya ningún eslabón que se pueda romper, que sean todos igual de fuertes. No te sirve de nada ser muy fuerte en un área y tener otra que sea un talón de Aquiles. Tener equilibrio y ser fuerte en todas las áreas, sobre todo en una regata tan larga como ésta, es lo que te va a hacer ganar o perder.

Cuando miras al «Mapfre», ¿qué ves?

Un patrón al que no se le puede toser en cuanto a currículo porque ya tiene vueltas, experiencia, millas y medallas colgadas en el cuello. Las tiene. Nadie le puede rebatir eso. Y tampoco le puedes rebatir que no trabaje como el que más. En ese aspecto Xabi me gusta mucho porque es una persona que predica con el ejemplo. Creo que eso es equilibrio y éxito.

¿Qué va a hacer «Talpi» después de esta «Volvo»?

No lo sé. Estoy llegando a una edad que pienso que los próximos años los tengo que invertir en algo diferente que me guste. Aunque esto de la vela me ha llenado, he vivido de ello y lo he disfrutado muchísimo es como que tampoco puedo dedicarme únicamente a eso. ¡Fuera de la vela también hay vida! [risas].

Pero te veremos igualmente en la Copa del Rey Mapfre, ¿no?

Sí, en regatas cortas. Ahora mismo necesito más regatas cortas en las que pueda dormir en mi cama y no dure más de dos o tres horas [risas].

¿En qué momento fuera de la vela es «Talpi» más feliz?

Quizás cuando estoy en el agua cogiendo una buena ola. Y estando con amigos, familia… No me puedo quejar, hago muchas cosas que me gustan y creo que soy bastante feliz. [Risas].

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