Toni Nadal: «Sevilla es la ciudad que más me gusta de España»

Sereno y feliz, dejó de entrenar a su sobrino hace dos años y ahora, al frente de la Rafael Nadal Academy, lleva una nueva vida, dando también charlas motivacionales

Toni Nadal J. J. Úbeda// Vídeo: Antonio Periáñez

Sergio A. Ávila

Toni Nadal fue durante 27 años entrenador y maestro de Rafa Nadal , su sobrino, leyenda del deporte español y mundial al que guió por la senda de la cultura del esfuerzo, la que no se permite el refugio de la excusa y tiene por bandera el sacrificio y la superación. Y hace dos que dejó de acompañarlo por todo el mundo. Ahora, aparte de estar al frente de la academia de tenistas que lleva el nombre del doce veces campeón de Roland Garros , imparte conferencias sobre cómo forjar el carácter, formar a los jóvenes y educarlos en valores. Esta semana acudió al Global Attendis University Summit 2020, celebrado en el Pabellón de la Navegación de la Isla de la Cartuja, y atendió a ABC de Sevilla.

¿Cómo lleva esta nueva vida tras tantos años junto a su sobrino?

Con normalidad. Cuando estaba con Rafael me lo pasaba muy bien entrenándole y viajando con él y, desde hace ya dos años que decidimos no continuar, pues estoy bien, tengo una vida diferente, pero yo procuro ser un agradecido de la vida, así que me lo sigo pasando bastante bien.

¿Lo echa de menos o se ha liberado de alguna forma del estrés de la competición?

No, no. No he tenido un gran estrés nunca, la verdad. Sabía que había cosas aparejadas a la competición y las asumía con normalidad. Claro que me hubiera gustado estar en Australia ahora o en algún otro torneo, pero al final en la vida tú eliges esto o lo otro.

Su principal ocupación ahora es la Academia Rafael Nadal.

La mayor parte del tiempo lo ocupan la Academia, sí, y algunas charlas que imparto.

Y se sigue sintiendo entrenador.

Sí, claro, soy entrenador.

¿Cómo ha visto a Rafa en Australia?

Bien, la verdad es que tuvo unos días normales al inicio, pero al tercero se puso a jugar bien. Contra Kyrgios estuvo a un muy buen nivel y contra Thiem creo que jugó bien. El partido estuvo muy apretado y pudo haberlo ganado cualquiera. Rafael, en los momentos claves, no estuvo muy acertado, y sobre todo tuvo la oportunidad de llevarse el primer set, pero lo perdió, luego se complicó todo un poco y el otro fue un pelín superior.

Al final, las diferencias son matices, detalles, centímetros.

Es normal. Cuando te dedicas a algo y compites contra otros, que son los mejores del mundo, es normal que sean muy cortas las diferencias.

Rafa sigue compitiendo y ganando, pero sorprende incluso más en la derrota. Nunca pone paños calientes.

Desde que era muy joven, toda la vida le dije lo mismo, que no buscara justificaciones porque las encontraría y que no nos ayudarían a ganar ningún partido. Entonces, mejor no buscarlas. Es cierto que siempre hay un factor de suerte, pero es para los dos. Rafael, con suerte, habría podido ganar a Thiem, pero su rival también.

De Rafa dijeron, para elogiarlo, que jugaba como si siempre estuviera arruinado. ¿Define eso su espíritu competitivo?

Juega con el compromiso de querer cumplir con su deber. A eso se acostumbró desde muy pequeño. Sabía que cuando entraba en una pista, tanto si era para jugar un torneo como si era para un pequeño entrenamiento, tenía que darlo todo. Se acostumbró a ello y es lo que sabe hacer.

Toni Nadal J. J. ÚBEDA

Usted, que le ha enseñado muchas cosas, ¿qué ha aprendido de él?

Bueno, no sé si le enseñé muchas cosas... De él he aprendido su normalidad a pesar de haber tenido mucho éxito o la capacidad que ha tenido para darle la vuelta a la situación cuando ha tenido problemas físicos. Eso, el ir mermado a veces pero a pesar de ello con el mismo espíritu, no es fácil en un mundo tan competitivo. Y también he aprendido cosas tenísticas, evidentemente.

¿Y lo que más admira?

Su juego. No soy un tipo que admire mucho a nadie. Admiro una parte concreta de la habilidad de alguien para hacer algo. De Rafael lo que más destaca es su juego, lo que es capaz de hacer con la pelota. Eso es destacable. Y después, su normalidad, su humildad.

Garbiñe Muguruza ha sorprendido con un gran torneo en Australia.

Creo que Garbiñe casi tocó fondo. Ella tiene unas características y un juego de alto nivel. Por eso me sorprendió en su momento que se apartara de ese alto nivel, porque sus condiciones son muy buenas. Sabíamos que, tarde o temprano, cuando ella quisiera otra vez, tenía la posibilidad de volver a estar ahí arriba y creo que esta vez llega para quedarse mucho tiempo. Ha coincidido todo con el cambio de entrenadora, que ha sido positivo, pero sobre todo es que ella tiene una gran condición para jugar al tenis y es lo que está aplicando ahora.

Desde su punto de vista como entrenador, ¿cree que ha sido algo mental, anímico, de confianza?

No. Creo que en el deporte de élite, para que las cosas vayan bien, tienes que estar muy focalizado, con mucha atención, y más en deportes como el tenis o el golf, donde cada error se paga. Cuando pierdes un poco de atención, todo va bajando. Ves llegar la pelota un pelín más tarde, tú llegas más tarde, le pegas un pelín peor, pierdes confianza y todo se desencadena hacia una línea negativa, hacia abajo. Garbiñe, lo repito de nuevo, tiene muy buenas condiciones, y cuando consigues volver a prestar la atención de antes, lo normal es que vuelva a estar arriba.

¿Cuáles son las líneas maestras de sus conferencias?

Siempre los mismos. En temas de educación, lo que deberíamos hacer por encima de todo es preocuparnos de educar el carácter, que es la base de todo el conocimiento. Cuando tu carácter está bien formado es mucho más fácil que triunfes en la vida, que seas capaz de soportar un esfuerzo elevado, que puedas ser exigente. A veces es el carácter lo que nos cuesta formar. La educación es preparar para el futuro. Lo que hacía con Rafael era eso, prepararlo para el futuro, ése fue el sentido del entrenamiento toda la vida. Tengo esa idea y es lo que apliqué. Soy un convencido de que con voluntad, con decisión y con una gran exigencia, uno puede alcanzar cotas inesperadas. No todo el mundo puede ser número uno, pero todos podemos hacer las cosas mucho mejor.

Le he leído que hay que educar en la dificultad y en la exigencia para que ésta se convierta en autoexigencia.

Es que no concibo otra manera de educar. Con palabras queda todo muy bonito, pero poco efectivo. La educación también está en los hechos y yo preparé a mi sobrino para la dificultad futura, poniéndole dificultades, porque si no, se llevaría una sorpresa cuando llegaran. Ésa es mi idea de la formación, pero cada cual puede tener la suya.

Toni y Rafa Nadal en un entrenamiento de la Copa Davis que se jugó en Sevilla EFE

¿Es más difícil formar a los chicos de hoy que lo que fue con Rafa?

Rafa Nadal fue un chico fácil de formar porque siempre ha sido una persona muy bien educada, aunque está feo que lo diga yo porque es mi sobrino. Pero siempre ha sido un tipo respetuoso, con una gran capacidad de escucha. Eso, hoy, cuesta más, porque vivimos en un mundo de inmediatez e inmediata frustración cuando las cosas no marchan bien. Y así es muy difícil educar a la gente.

¿Qué valoración hace del nuevo formato de la Copa Davis?

El formato de la Davis me pareció bien, una apuesta renovada. Está claro que los cambios siempre producen un cierto recelo, pero en líneas generales me pareció un muy buen espectáculo, aunque puede mejorarse, evidentemente. Los horarios de algunos partidos nocturnos fueron excesivos, ése fue un problema, pero se puede solucionar dándole más tiempo, un pelín más, que en lugar de una semana sean diez días y así todo se resuelve.

Es bueno que el tenis evolucione aunque aquella Davis antigua tenía mucho sabor...

De la Davis tengo el grato e imborrable recuerdo de la que jugamos y ganamos aquí en 2004, para mí fue de los mejores momentos que he vivido en la competición. Pero cada vez era más difícil que los mejores jugadores participaran en esta competición. Luego, si no está roto no lo arregles, pero si está roto, ponle remedio e intenta arreglarlo.

¿Qué recuerdos tenísticos guarda de Sevilla?

Superiores, tanto la Davis del 2004 como la del 2011. Nosotros habíamos venido aquí a jugar cuando Rafael era muy pequeño, con once o doce años, y luego sumó en Sevilla sus primeros puntos ATP. No lo digo por quedar bien aquí, pero Sevilla es la ciudad que más me gusta de España y tengo siempre muy buenos recuerdos.

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