Mutua Madrid Open

Sorribes se deja hasta la última gota ante Pegula

La española cae ante la estadounidense por 6-4 y 6-2 en una hora y 47 minutos de entrega

Los ojos superabiertos de Sara Sorribes

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Aguantó la rabia, pero no puede olvidarse del aplauso. El Estadio Manolo Santana ha celebrado y disfrutado con Sara Sorribes en este camino brillante hasta pelear por las semifinales del Mutua Madrid Open . Es verdad que el triunfo y la plaza en la penúltima ronda se lo ha ganado la estadounidense, pero se lleva la castellonense un buen puñado de lecciones y el cariño de la gente que ya la conocía y que ha descubierto una tenista y una persona ejemplar.

Tan ejemplar como que el partido se decantó con claridad a favor de la estadounidense desde el inicio. Se notaba falta de energía a la española, quizá demasiado agarrotada por la exigencia de la semana y de la posibilidad de una plaza entre las cuatro mejores del torneo. Y aun así, Sorribes dejó otra de esas huellas que quedan para siempre en las pistas de tierra batida: su pelea.

Con 1-5, la castellonense volvió a mostrar que ha luchado cada día desde hace tiempo para ser ese uno por ciento mejor que el día anterior, como decía su entrenadora, Silvia Soler, a este diario . Se atrevió con el revés, con la derecha, aunque el saque tembló como en toda la semana, pero hay garra en Sorribes, de 1-5 a 4-5 . A un pasito de enredar todavía más a Pegula. Pero la estadounidense también estudió con detalle a la española, que le había ganado en los dos encuentros anteriores. Apretó con potencia con su servicio y se llevó el set.

A Sorribes le empujó la grada en la segunda manga. Sin gasolina en muchos de las fases del encuentro, pero con ese motor que tiene de corazón. Se animaba en cada punto, con ese objetivo de disfrutar un punto más, un poco más, un minuto más de estar en la central , con buena entrada a pesar del fútbol. De vivir el momento. Porque, para ella, la vida es mucho más que esto, pero no hay nada como esto.

Pegula fue todavía más fuerte y a Sorribes le costó cada vez más encontrar sus mejores golpes y no errar en su ejecución. Se marcha la española con los labios apretados, rabia y lágrimas aguantadas. Pero también se marcha con el reconocimiento de quienes la seguían ya y los que la han descubierto en este Mutua Madrid Open.

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