Abierto de Australia

Thiem se levanta ante Kyrgios y una grada en contra

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Kyrgios felicita a Thiem EFE

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Dominic Thiem ya hace tiempo que ha demostrado tener hechuras de todo lo que quiera en el mundo del tenis. Volvió a demostrarlo ante Nick Kyrgios, ofreciendo un recital de tenis y paciencia que terminó por derribar el muro australiano. Porque Kyrgios no jugó solo, se impulsó durante buena parte del partido con una grada eufórica, más propia de Copa Davis que de Abierto de Australia . Pero es Thiem quien sobrevivió a los gritos y vítores a destiempo para alcanzar la siguiente ronda tras tres horas y 20 minutos por 4-6, 4-6, 6-3, 6-3 y 6-4.

Quiso aprovechar Nick Kyrgios la última jornada con público en el Abierto de Austalia antes de un confinamiento global de cinco días por 13 contagios. Con sus compatriotas desatados con cada uno de sus golpes, sus saques directos, su aparente descaro, y a un metro de distancia porque, como quería Kyrgios, se jugó en la más pequeña de Melbourne Park.

Pero el australiano no solo es espectáculo extratenístico. También tiene mano, un nivel de locos, martillo en el drive y en el servicio , dificultades máximas para sus rivales a la hora de decidir a dónde irá su siguiente golpe.

Thiem ya había indicado días atrás que la pista era demasiado rápida como para pensar bien en cada golpe, y el estilo de juego de Kyrgios todavía le robó más tiempo para establecer su ritmo. El australiano lograba sus turnos de saque en apenas 56 segundos . Y la grada celebró con ganas cada golpe ganador de su jugador e incluso cada error de su rival. Así, le faltó ese poquito para igualar la contienda en los dos primeros sets.

Pero el austriaco se armó de paciencia, una de sus principales virtudes. Así ganó su primer Grand Slam, el US Open, ante Alexander Zverev, después de que el alemán lo maniatara en las dos primeras mangas. Intentó apaciguar al australiano y a todo su séquito. Continuó allí el 3 del mundo, buscándose una nueva oportunidad a pesar de todo.

Y poco a poco reconstruyó su tenis deconstruyendo a su rival , tan eélctrico como la grada, pero que comenzó a palidecer en sus saques. Perdió la oportunidad de ponerse 1-0 con break en el inicio de la tercera manga y después fue el austriaco quien desestabilizó sus misiles. Rotura, 2-0 y desconexión del australiano.

Porque a la hora de pensar, de manejar puntos largos y de aguantar antes de dar el golpe final, Thiem es superior, de los mejores, casi un maestro, con permiso de Nadal, Federer, Djokovic.

Se convirtió el austriaco en un muro, sin buscar los límites, sin fallar. Y conforme la pelota rebotaba en su tenis, a Kyrgios se le fue desequilibrando la cabeza. No conseguía puntos rápidos y los enfados y los lanzamientos de raqueta y gritos se sucedieron.

Kyrgios cedió el tercer set y vio que el partido se inclinaba en su contra. Tanta tensión que si en los dos primeros sets había logrado juegos de menos de un minuto de duración, el primero del cuarto set duró más de once minutos . Se sacudió la presión en ese primer juego y activó hasta el infinito a la grada.

Sin embargo, sin hacer ruido, imposible en esa grada que nunca se calló, Thiem impuso su ritmo por fin. Tiempo, pausa, puntos largos, efectividad. Gestionó de maravilla la presión del ambiente y, paso a paso, fue quitándole la energía a su rival, que ya no encontró tanto tiento como para aguantar el resto del encuentro.

Fue el Thiem más calmado y paciente quien doblegó tras tres horas y 20 minutos al vendaval Kyrgios, temendo jugador, que no pudo celebrar la fiesta con los suyos.

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