Roland Garros

Así es Sebastian Korda, rival de Nadal

El hijo de Petr Korda confesó su admiración por el balear: «Es la razón por la que juego al tenis. Mi gato se llama 'Rafa' por él»

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Sebastian Korda EFE

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Espigado, nariz afilada, zurdo, voltereta y saltos de tijera en sus victorias. Señas de identidad de Petr Korda, campeón del Abierto de Australia en 1998 y finalista en París en 1992. Casi veinte años después, otro Korda en París. Más espigado, diestro, Sebastian . En el camino de su consagración y de liberarse de su apellido por méritos propios. Su objetivo: «Ganar dos Grand Slams, uno más que mi padre». El progenitor tiene otro deseo: «ser conocido como el padre de Sebastian Korda». Por el momento, en octavos de final de Roland Garros , protagonista del día porque se enfrenta hoy a Rafael Nadal (Eurosport, sobre las 12.30 horas ); el mayor de los retos. Y de sus ídolos.

Korda hijo tardó en seguir los pasos de sus progenitores, Petr y Regina, ambos tenistas profesionales. Mientras sus hermanas Nelly y Jessica se hacían profesionales del golf , con Petr como caddy, al varón le tentaba el hockey. Hasta que en 2009 fue con su padre a ver unos partidos del US Open y se convenció de que este sería su deporte. En esa edición se fotografió con su ídolo, un Nadal de melena y músculos que cayó en semifinales contra Juan Martín del Potro, campeón a la postre. Tan seguidor del balear que, el jueves, tras saber que se enfrentarían en octavos, no tuvo más remedio que confesar: «Recé para cruzarnos. Es mi ídolo absoluto. Una de las razones por las que yo juego. Llamé a mi gato ‘Rafa’ por él, así tenéis una idea de cuánto lo admiro ».

Es 213 del mundo y sigue batallando en los torneos «challenger». Hasta París, nunca había sumado una victoria en el circuito ATP profesional . Fue campeón júnior en el Abierto de Australia 20 años después que su padre, en 2018, pero perdió en su primer cuadro final del ATP 250 de Nueva York ese año. En este 2020, no pudo superar sus estrenos con los «mayores» en el Masters 1.000 de Cincinnati o el US Open -perdió ante Denis Shapovalov-, al que llegó gracias a una invitación. Y de la nada, a sumar tres triunfos, más los de la previa, en un Grand Slam , esta semana de fuegos artificiales y apuestas con su equipo porque ni ellos lo creían. Con 20 años, despachó a Martínez Portero (6-4, 6-3 y 6-1), John Isner (6-4, 6-4, 2-6 y 6-4) y Andreas Seppi (6-2, 4-6, 6-3 y 6-3).

Hijo de su tiempo, sus redes sociales están llenas de fotos con amigos, de fiestas familiares y con tenistas. De la mano de su padre, a quien repite y repite que le debe todo lo que es, siempre en contacto aunque no viaje con él a los torneos, consolida su tenis forjado en Bradenton, Florida, donde nació el 5 de julio de 2000, después de que su padre emigrara de la República Checa tras su positivo en nandrolona, que precipitó su retiro en 1999. Ahora, Petr quiere lo mejor para «Sebi»: que siga aprendiendo. En París, no hay mejor lección que Nadal .

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