Federer, tras perder la final de Australia 2009
Federer, tras perder la final de Australia 2009 - ABC

Nadal-FedererCuando Nadal dejó a Federer llorando en Australia

El español se impuso en la final de 2009 al suizo, que no fue capaz de controlar el llanto durante su parlamento. «¡Dios, esto me está matando!», exclamó

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Lo dijo en inglés, pero lo entendió todo el mundo, entrecortada la voz de un Roger Federer incapaz de controlar el llanto. «¡Dios, esto me está matando!», exclamó el suizo en su parlamento, interrumpido porque la pena era tan grande que no le daba para mantenerse en pie. En Australia, en el mismo escenario en el que mañana se enfrentarán, Rafa Nadal y el propio Federer protagonizaron en 2009 uno de los capítulos más hermosos del tenis, que será recordado precisamente por las lágrimas del derrotado y por el consuelo que le proporcionó el balear, abrazándole fraternalmente y conmovido a su vez por el derrumbe del gigante.

Ocho años después, Melbourne vuelve a disfrutar del clásico en un domingo apasionante.

Aquel fue un encuentro espectacular, con victoria española por 7-5, 3-6, 7-6, 3-6 y 6-2 que suponía el sexto Grand Slam. «Recuerda que eres un gran campeón. Eres uno de los mejores de la historia y seguro que vas a mejorar los 14 (grandes) de Sampras», le dijo Nadal (Federer ahí llevaba 13). La historia quiere que esta vez haya ciertas similitudes, pues el mallorquín llegó a la final después de vaciarse en la penúltima ronda ante Fernando Verdasco. Si con Dimitrov ayer se pasó cuatro horas y 56 minutos dale que te pego, entonces necesitó cinco horas y 14 minutos para eliminar al madrileño.

Es un pasaje más de esta rivalidad incomparable, seguramente la más bonita que ha dado el tenis porque los dos actores se retroalimentan y se respetan muchísimo. La primera vez sucedió en París, y ya se sabe que ese es territorio 100 % Nadal, con tres títulos sobre el suizo en Roland Garros. En Wimbledon, sin embargo, Federer impuso su ley en 2006 y 2007 –sus únicos logros en finales pata negra–, pero comprobó en primera persona la grandeza de su enemigo con la épica final de 2008, catalogada como la mejor batalla de todos los tiempos. Casi sin luz en la central del All England Tennis Club, Nadal se ganó la eternidad.

Y ahora, casi seis años después de París 2011, se congratulan de volverse a ver, aunque es verdad que se han enfrentado en otros torneos. Basilea 2015 fue el último de los 34 encuentros, con un claro 23-11 para Nadal. Australia será la decimoquinta estrella de uno o la decimoctava del otro.

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