Tenis

La escudería detrás del campeón Nadal

Nadie se atreve a ponerle caducidad a Nadal

Nadal, con su equipo tras ganar en Melbourne Twitter de Carlos Moyà

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Tras finalizar la gesta , el abrazo. A su padre, Sebastiá, a su equipo, liderado por Carlos Moyà , entrenador principal desde 2017, al que acompañaba el recién incorporado al banquillo: Marc López . Desde casa, el segundo de a bordo, Francis Roig . Son el triunvirato que mantiene el tenis pulcro y la mente clara de Rafael Nadal. Son pocos cambios los que ha hecho desde que es profesional. Fue su tío Toni quien lo llevó de la mano desde la niñez hasta la gloria, catorce Grand Slams bajo su gorra. Se añadió Roig en 2005, que sigue, y a finales de 2016, la transición, dulce y velada, desde Toni hasta Moyà. Alguien que lo conocía de toda la vida, y un poco más, por alguien que lo conocía de toda la vida.

Mallorquines los dos, Moyà ha sido amigo, mentor, rival y ahora guía y rostro en quien confiar cuando en el partido las cosas no salen según el plan trazado. Desde diciembre también tiene otra cara amiga que le dice lo bueno y lo malo, con toda la confianza que necesita un campeón para seguir en la tierra. Un Marc López con el que, además, ha compartido momentos inolvidables en la pista, como aquella medalla de oro en dobles de los Juegos de Río 2016, y en la vida, pues en el Abierto de Australia de 2021 fue su compañero de burbuja.

«Gracias por apoyarme en el día a día, en los buenos y en los malos momentos», se expresaba en su primera semana en Australia, con el trofeo del ATP 250 de Melbourne. Y más agradecimiento al conquistar el domingo su Grand Slam número 21: «Sabéis lo duro que ha sido el último año y medio. Sin vosotros, nada de lo que ha pasado hubiese sido posible» , comentó, feliz porque los protocolos contra el coronavirus permitieron añadir más integrantes al palco, aunque no todos. No estuvieron su mujer, María Francisca Perelló, ni su madre, Ana María Parera, ni su hermana María Isabel, que lo acompañan siempre que pueden y es un apoyo fundamental también en el día a día para que Nadal sea solo Rafa.

Tras recibir el trofeo y dirigirse al gimnasio para oxigenar el cuerpo, hubo abrazo sentido con Rafa Maymó, su fisioterapeuta, y su confidente. Nadie como él, y sus manos, saben las cicatrices que tatúan el cuerpo del tenista. Nadie como él para saber cómo colocar las tiritas en los dedos, los vendajes en los tobillos o la tranquilidad en la cabeza antes de salir a la pista. También sonrisas y bromas con Carlos Costa, agente del mallorquín desde los 13 años; apoyo en los asuntos que salen de la pista, aunque no se perderá ninguno de los entrenamientos.

Joan Forcades, preparador físico, también lo conoce de maravilla, aunque se mantenga más apartado de los focos. Su médico de cabecera, Ángel Ruiz-Cotorro, no siempre está en la pista, pero sí a un golpe de llamada si Nadal una respuesta, una posible solución, una opinión en la que cree sobre cualquiera de sus lesiones o sus tratamientos. Y para despejarlo de los agobios de la prensa, Benito Pérez-Barbadillo. Nadal juega a un deporte individual, pero no gana solo.

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