Mutua Madrid Open

Feliciano López: «Madrid es un espectáculo»

El director adjunto del Mutua Madrid Open es el único que ha jugado todas las ediciones y el año que viene relevará a Manolo Santana en la dirección

Feliciano López y Manolo Santana Ángel de Antonio
Enrique Yunta

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Sigue hablando como tenista, pues no tiene intención de dejar el circuito y encima acaba de conquistar el título del Godó en el cuadro de dobles junto a su amigo Marc López, pero Feliciano López (20 de septiembre de 1981) ya ve el deporte de otra manera. Se estrena como director adjunto del Mutua Madrid Open y relevará el año que viene a Manolo Santana , que pasará a ser embajador, así que estos días se mueve por la Caja Mágica con los ojos muy abiertos para no perder detalle de todo lo que no se ve.

¿Cómo le sugirieron que entrara en la dirección del torneo?

Fue algo que surgió con el tiempo. Yo conozco a mucha gente del torneo y he jugado en todas las ediciones, y tengo también una gran relación con Ion Tiriac (asesor del Mutua Madrid Open) y Gerard Tsobanian (presidente y CEO), y también con Alberto Berasategui, que fue mi entrenador y está trabajando ahí. Un día, ya hace dos años, salió el tema y me dijeron que cuando Manolo (Santana) dejara de ser director podía serlo yo. Poco a poco lo fuimos hablando hasta que se lo propusimos a Gerard el año pasado. Ellos también vieron que me hacía mayor, que tampoco me quedaban muchos años de tenis, y tuvieron la idea de homenajear a Manolo por su 80 cumpleaños (los cumple el 10 de mayo) y pensaron que era el momento perfecto. Se hacía una transición para que me hiciera a la idea y no fuera tan de golpe.

¿Le apetece?

Mucho. Soy consciente de la realidad que conlleva. Cuando ves los torneos como jugador no te das cuenta de muchas cosas, y ahora que lo veo desde el otro lado aprecias la cantidad de trabajo tan brutal que hay. Siempre pasan cosas a última hora, hay que improvisar, tener en cuenta a un jugador o al otro... Es un trabajo, necesita una implicación y esto es un torneo monstruoso, tiene 50 personas dedicadas todo el año.

¿Qué es lo que más le llama la atención?

Ahora, como digo, aprecio el esfuerzo que se hace. Cuando llegas como jugador, todo está perfecto. Si hablas de Madrid, que es lo que toca, pues más aún. La pista de tierra perfecta, después de gastarse un dineral para tener casi las mejores del mundo, el vestuario, mil detalles, que los cabezas de series tengan su taquilla con su foto, con su regalo... Son mil historias que están pensadas para que el tenista esté a gusto.

¿Qué tiene Madrid para ser un torneo tan especial?

Lo primero que quiero destacar es el tema de las instalaciones. Junto a Australia somos el único del mundo con tres pistas que pueden ser cubiertas si es necesario. Siempre lo digo, pero me gusta recalcarlo porque es una suerte tremenda. Y luego que ha sido siempre un torneo innovador. En su día apostó por la tierra azul, que salió mal por circunstancias del tiempo e hizo que la pista resbalara mucho, pero que era una buena idea. El tema de las recogepelotas también fue una novedad. Y tener en la Caja Mágica a los mejores hombres y a las mejores mujeres te da la categoría de ser un torneo diferente, es un espectáculo. Te acercas y ves entrenándose en Madrid a los mejores de la ATP y de la WTA en un mismo día, es un chollo, eso no se tiene ni en muchos Grand Slams, no al menos tan a mano.

¿Está cerca de los Grand Slams?

A nivel de jugadores, es más difícil ganar un Masters 1.000 que un Grand Slam. Al margen de que en los grandes son cinco sets, el nivel de los jugadores es muchísimo más alto. En un Masters 1.000 están los mejores, no hay tantas oportunidades de que se te abra un cuadro. El problema es que, en el caso de la ATP, hay un sistema montado que no permite crecer a los torneos que pueden llegar a más. Si Madrid quiere ser más que un Masters 1.000, ahora mismo no puede. Veremos en el futuro, pero no sería una mala idea que los torneos de más prestigio pudieran tener una categoría mayor, cercana a los grandes.

¿Qué es lo que más le gusta de Madrid?

Me gusta la gente. El público es muy distinto. No es tan tradicional de tenis, pero se vuelca mucho con los españoles. Recuerdo partidos que se han levantado gracias al público, a veces tienes ambiente de Copa Davis e incluso puede ser incómodo para el rival. Y me encanta todo lo que está montado en paralelo al torneo. El catering, el impacto social... Es un trabajo brutal de muchos años, se ha implantado el torneo en la ciudad y es muy atractivo para patrocinadores y empresas. Se han vendido prácticamente todos los palcos, más de 200, y la gente quiere estar aquí. Los madrileños esperan el torneo todo el año, está muy asentado en Madrid y queremos seguir contando con el apoyo de la ciudad y de las instituciones para seguir aquí muchísimo tiempo.

¿Usted qué puede aportar?

Yo he llegado en el mejor momento. El torneo está arriba del todo, asentado en la ciudad... Yo quiero aprender lo que me falta por aprender, más allá del trato con los jugadores y con su entorno, que eso es lo más fácil para mí. Debo aprender a lidiar con los políticos, con las empresas, relacionarme a nivel nacional e internacional... De todos modos, a mí lo que me gustaría es que Roger Federer volviera antes de retirarse. La gente de Madrid se lo merece y ojalá lo podamos conseguir.

¿Le sirve este paso que da para darse cuenta de lo que puede ser su vida el día de mañana?

Sí, claro. Para mí, tener esta opción antes de retirarme y poder trabajar aquí es una suerte increíble. Estoy muy agradecido. No es fácil dejar de jugar después de tantos años ya que a veces uno no sabe ni por dónde tirar. Tener esto ya es un regalo.

¿Piensa en la retirada?

El año que viene tengo pensado seguir. Me siento bien y con ganas.

Ahora, desde los despachos, ¿qué importancia tiene un jugador como Nadal para garantizar el éxito de un torneo así?

Rafa tira muchísimo, es lógico. Es verdad que el torneo de Madrid ya existía antes de que él llegara él. Y los Masters 1.000, en la mayoría de los casos, pueden presumir de estar por encima de cualquier figura porque los tenistas están obligados a jugar ya que así lo marca la norma, salvo excepciones. Es un torneo que tiene a los mejores y gratis, eso es una gran suerte. Se exige cada año más dinero en premios y es muy difícil mantener a este monstruo en la ciudad.

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