La Davis da la espalda a Djokovic

Recordará Serbia esa pelota que se marchó fuera durante mucho tiempo. Una volea aparentemente sencilla que en la mano nerviosa de Viktor Troicki acabó en el gris y con el sueño del 2 del mundo por atrapar la segunda Ensaladera para su país. Era la tercera bola de partido pero significó la desconexión absoluta en la dupla serbia y la oportunidad para Rusia, aprovechada para alegría de los incombustibles Andrey Rublev y Karen Khachanov . Rusia está en semifinales y Serbia se marcha sin nada , entre lágrimas, y con un vacío emocional en todos sus componentes.

Desesperación en el rostro de Troicki, héroe en 2010 y desconsolado ayer tras la derrota , incapaz de mirar más allá del suelo. «Me siento peor que nunca. Nunca he experimentado un momento como este en mi carrera. He decepcionado a mi equipo y pido perdón . Teníamos la oportunidad y he fallado en algún momento crucial. Estoy muy decepcionado conmigo mismo», consiguió decir.

A dos sillas de distancia, un Djokovic más serio que nunca , abanicando la gorra para quitarse la emoción y la frustración del rostro, tenso y cortante para explicar que lo que le había dicho a Troicki tras la derrota era «un asunto privado». Había vuelto con ganas e ilusión a vestirse la camiseta nacional después de dos años ausente y el final no pudo ser más dramático y duro con él, líder de una generación que necesitaba volver a brillar por equipos después de una década sin premios -Serbia ganó su única Davis en 2010-.

Djokovic ilusionó a los suyos con su victoria ante Khachanov y con su entrega para jugar también el dobles. Pero fueron tres bolas de partido desaprovechadas que cierran su temporada de la forma más amarga. «El deporte no es solo victoria o derrota. Jugamos porque nos divertimos. Pero ganar o perder afecta a tu carrera y a tu forma de estar. Duele mucho ahora mismo . Quizá no vuelva a ocurrir un partido como este», sentenció.

Se va de vacaciones el número 2 del mundo con 5 títulos (Abierto de Australia, Mutua Madrid Open, Wimbledon, Tokio y Masters 1.000 de París-Bercy), pero con una espina clavada, enrojecidos los ojos cuando su capitán, Nenad Zimonjic, inició su discurso.

Le fue imposible acabarlo sin llorar, desatada la emoción cuando se refirió a lo que significaba esta derrota: «No es por ganar o perder, es por estos jugadores, que son nuestra generación de oro del tenis, y siento esto como un final , pues es el último partido de Janko [Tipsarevic]. Todo el mundo sabe lo que nos queremos, lo que hemos compartido y luchado por llegar hasta aquí. Nuestro sueño era llegar a la final, ganar la final. Por eso ha sido tan emocionante para mí», dijo Zimonjic como despedida. Un cruel final de Copa Davis para esta Serbia de Djokovic que termina un ciclo entre lágrimas.