Copa Davis

La revolución de Canadá

Con una amalgama de talento y procedencias, los canadienses se aúpan a la primera final de su historia

Final Copa Davis: España - Canadá, Nadal en directo

El equipo canadiense celebra el pase a la final de la Copa Davis EFE

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En 2017, un adolescente Denis Shapovalov probó el peso de la responsabilidad de jugar por su país. Un momento de furia, representada en un pelotazo que impactó en el ojo del juez de silla Arnaud Gabas, terminó con la eliminación de Canadá en la ronda contra Gran Bretaña. El francés fue operado por la fractura del hueso orbital izquierdo y el canadiense recibió una lección de compromiso que no ha olvidado. Dos años después, la ha puesto en práctica para impulsar a su país, junto a Vasek Pospisil , hasta la primera final de la Copa Davis de su historia .

Un éxito mayúsculo para este país que tenía como referentes a los casi treintañeros Milos Raonic y Pospisil, y que ahora ve con optimismo el futuro en las manos de un puñado de jóvenes talentos con muchas ganas de dar guerra. Está Shapovalov, 20 años y 15 del mundo, Felix Auger-Aliassime , 19 años y 21 del mundo -lesionado en el tobillo en esta Davis- o Bianca Andreescu , 19 años, 5 del mundo y campeona del US Open 2019, único Grand Slam canadiense.

Más allá del tenis, son referentes de una política de inmigración exitosa. Raonic, nacido en Montenegro, emigró por la guerra; Shapovalov, de padres rusos; Auger-Aliassime, con ascendencia togolesa; Andreescu, hija de universitarios rumanos; Pospisil, hijo de inmigrantes checos. Una amalgama de procedencias , culturas y tendencias que confluyen de maravilla en el tenis y en esta edición de Copa Davis.

Las semillas comenzaron a dar sus frutos como país, precisamente en Madrid en 2015, donde Shapovalov y Auger-Aliassime lideraron al equipo júnior hasta la Ensaladera de los jóvenes. Hoy esperan triunfar en la de mayores, cimentado su camino hacia la final con un ejercicio de compromiso absoluto a las órdenes de Frank Dancevic, de 35 años e hijo de inmigrantes serbios, dos cursos en el cargo y que se mantiene en activo en el circuito de «challengers».

Porque la delegación se nutre de cinco jugadores, pero Canadá está en la final gracias a los esfuerzos de dos: Shapovalov y Pospisil. Ocho partidos en seis días , con tres victorias individuales cada uno y dos como pareja, criticados porque alegaron problemas médicos para no jugar el tercer punto contra Estados Unidos, ya clasificados para cuartos.

Era la opción que tenían de descansar para afrontar una semana llena de tensión y solucionada de la mejor manera, con una final. La primera para Canadá tras una semifinal en 1913, su debut en la competición, y en 2013, con Pospisil. Inesperada hasta para los protagonistas: « Creo que ninguno se esperaba estar aquí . Tenemos un buen equipo, pero tienes que tener algo de suerte y jugar ridículamente bien, a un nivel ridículo y hoy [por ayer, contra Rusia] lo hicimos. Estoy supersorprendido de estar en la final. Es ridículo», se reía Shapovalov. «Llevo doce años en el circuito y lograr esta final es increíble. Nunca sabes cuántos momentos así puedes vivir», añadió Pospisil. «Estar aquí es surrealista», admitió Dancevic .

Pero están aquí, con la lección bien aprendida. Pospisil, campeón de Wimbledon 2014 en dobles, pone la experiencia; Shapovalov, la juventud y las ganas, olvidado para siempre aquel pelotazo de tan duro castigo. El primero no pudo con un incombustible Andrey Rublev; el segundo levantó un 0-40 en el último juego ante Karen Khachanov para lograr el empate en la semifinal; juntos revirtieron un 0-3 en el tie break definitivo ante los rusos para revolucionar Canadá, en la primera final de la Davis de su historia.

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