Halterofilia

Josué Brachi: «Ahora, que no tengo que bajar de peso, disfruto el triple»

El sevillano, campeón de Europa, competirá por primera vez en un Mundial en -61 kilos

El sevillano Josué Brachi se proclamó campeón de Europa absoluto en 2018 en BUcarest EFE/ Robert Ghement

Sergio A. Ávila

Sin miedo ni excusas y con la misma pasión, ilusión, ambición y autoexigencia de siempre acude el sevillano Josué Brachi al Mundial de halterofilia de Tailandia (en la ciudad de Pattaya), el primero en el que competirá en la categoría de -61 kilos, a la que ha tenido que adaptarse para ganarse la plaza en los Juegos Olímpicos. «Estar en Tokio sería un sueño hecho realidad porque la clasificación es bestial, muy complicada. Si llego, quiero quitarme la espinita de Río», dice el sevillano. Brachi, que compite este miércoles en el grupo C de su categoría (el B y el A lo hacen mañana) con una marca acreditada de 270 kilos, está cubriendo la transición de los -55 a los -61 kilos, un proceso nada sencillo para un atleta que ha sido campeón de Europa y tiene sendas medallas de bronce en arrancada en los dos últimos Mundiales.

«No empiezas desde el primer escalón, pero sí desde el tercero... y es complicado subir escalones. La gente dirá que ahora puedo comer más. Sí, pero hay que comer sano, no puedes comer comida basura porque, si no, no subes masa muscular. Y es muy complicado subir seis kilos de masa muscular en un año», explica Brachi, precisando más: «Al principio te sientes fuerte, pero también más lento y no tienes la misma reacción que antes. Hay que subir el peso corporal y las marcas para estar al mismo nivel que en -55, lo cual implica romper barreras psicológicas que antes no tenías. Estamos entrenándonos muy bien y he superado mis marcas de sobra, pero siempre tienes en la cabeza que tienes que subir más y más. Eso, para un niño, vale, está bien, pero yo he estado ahí arriba luchando por una medalla y ahora bajarse del cajón sería complicado desde el punto de vista psicológico», reconoce.

Esa transición, sin embargo, no ha restado un ápice de ilusión al sevillano. Al revés. Ha encontrado otra motivación para seguir en la brecha. «Me veo bien, con muchas ganas. Esto es lo que hago y me encanta . En el último Europeo, se nos dio bien y desde entonces he evolucionado, hemos tenido más tiempo para adaptarnos a la nueva categoría. Desde el Mundial no tuve ni cuatro meses para subir a los 61 y, aun así, quedé sexto. Estoy con más fuerza. Me gusta lo que hago y, ahora que me han quitado lo que más me fastidiaba, que era bajar de peso, lo disfruto el triple», cuenta Brachi.

Será uno de los eventos más importante del proceso clasificatorio para los Juegos , dividido en tres ciclos. «Antes competíamos dos veces al año y ahora seis, con lo cual se hace mucho más ameno y te puedes probar y reinventar más veces», arguye. Además, el Mundial promete ser una prueba de fuego, el test más real de cara a Tokio. «Será uno de los mundiales con más participación y tendrá mucho más nivel que cualquier otro», confirma Brachi, pesimista respecto al tema del dopaje: «Ya ha terminado la sanción de los países que las tenían, y aunque se supone que van limpios, sigue habiendo trampas, no de todos, pero los que estamos acostumbrados a verlo, lo sabemos. Eso se sabe. Se sabe que hay que gente que sigue sin ir limpia y no es justo», denuncia.

El nuevo sistema

Con independencia de ello, Brachi se centra en competir. Ha de quedar entre los ocho primeros en el ránking olímpico para sacarse el billete para Tokio y es lo único que le ocupa. «Competimos más veces y, si eres bueno, te ganas la plaza, nadie te la puede quitar porque es nominativa. Me parece más justo porque si eres bueno, vas. ¿Que es muy difícil llegar? Sí, tienes que partirte la cara, pero también más justo. Además, al competir más veces con este sistema, la gente que no juega limpio no tiene tiempo para limpiarse a la hora de hacer el antidoping. Te están vigilando más tiempo».

Brachi va a por todas. Es su mentalidad. «Siempre compito para ser campeón del mundo, pero hay que ser realistas. No es imposible, pero ahora mismo, con las circunstancias como se dan, es muy complicado. Vamos a hacer nuestra competición y a subir las marcas lo máximo posible . Luego, la posición viene sola». Le interesa, sobre todo, saber en qué situación está frente al resto de grandes competidores de -61 kilos. «Quiero competir para saber en qué ránking estoy realmente en la competición, en el cara a cara. Si quedas el 24 del mundo, difícilmente te clasificarás para los Juegos, pero quedar entre los diez primeros me solucionaría la papeleta bastante», añade. Brachi tiene que estar a tope porque el calendario se aprieta mirando a Tokio. «Me queda el Mundial, la semana siguiente un Gran Prix de categoría plata en San Marino y en noviembre un campeonato que hay en Perú». La última estación para los Juegos, donde quiere estar el halterófilo sevillano, será el Europeo de 2020, que se celebrará en abril en Moscú.

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