Valencia-Real Madrid

Benzema no maquilla el dominio inútil del Real Madrid

El equipo de Zidane remató en nueve ocasiones, cinco a portería, mandó durante ochenta minutos y no dio sensación de eligro

Tomás González-Martín

Zidane presentó en Mestalla un once de gala típico de sus tres Champions, con la ausencia de Cristiano, y en su tercer partido del retorno al frente de la plantilla constató lo que sabía: no hay remate. Los blancos sumaron su novena derrota de la temporada y el Valencia consiguió su decimoséptimo encuentro consecutivo sin perder. El Real Madrid disparó nueve veces, dominó ochenta minutos y anotó un gol al final. Las estadísticas no opinan, definen. Keylor Navas recibió dos goles de un rival que esperó y venció al contragolpe.

El elenco de Zinedine mandó territorialmente a los mandos de Kroos, que cogió la batuta frente a un Valencia que vivió agazapado como un zorro, a la espera del contragolpe matador. El conjunto visitante dominó con el problema que ha sufrido a lo largo de la temporada, la falta de remate en las situaciones decisivas. El gol final de Benzema no maquilló la realidad. Su equipo tenía el balón con un control insultante y no sabía colocarlo dentro de las mallas de Neto. No había disparos de peligro a la portería. Solo un posible penalti de Garay a Ramos, un agarrón dentro del área local en un saque de esquina, alteró los corazones valencianistas. Latre no lo consideró suficiente para señalar la pena máxima.

Benzema marcó en el minuto 92 su gol 24 de la temporada, pero el conjunto madrileño no encontró portería a lo largo de ochenta minutos de mando

El equipo de Marcelino aguantaba atrás y un contraataque le permitió encontrar el fruto de su estrategia en un disparo colocado de Guedes que significó el tercer tanto del centrocampista en la Liga. La ventaja envalentonó al Valencia, que puja por la cuarta plaza que otorga visado de Copa de Europa, y descompuso durante diez minutos a los hombres de Zidane, decepcionados por ese dominio sin gol que tantas veces han vivido.

Toni Kroos jugaba uno de sus mejores partidos del año y su rendimiento no obtenía premio. Asensio tuvo una oportunidad que desaprovechó con un disparo flojo y sin colocación. Odriozola entraba por la banda derecha y sus pases no encontraban ariete. Había momentos en los que el conjunto vestido de rojo, el Real Madrid, atacaba y no había un solo delantero pisando el área. Asensio tuvo que detenerse en un ataque en profundidad porque corría solo contra cuatro defensas.

El mensaje de Zidane en el intermedio fue directo, con las pocas palabras que le definen. Sus pupilos debían entrar en el área con fútbol preciso y buscar el pase raso para rematar. Benzema debía situarse como el «nueve», el número que lleva, y Asensio vivió más en el área enemiga. Odriozola se convirtió todavía más en extremo derecha puro. El once madridista arriesgó en busca de la igualada. Keylor evitó el segundo gol levantino en un mano a mano con Soler. Los visitantes se la jugaban sin red.

Zidane dio entrada a Bale e Isco y sentó a Marco Asensio y Kroos, desgastado por el esfuerzo. En el tramo final sacó a Mariano, el ariete puro de la plantilla, para intentar cazar el gol por alto. La segunda diana valencianista acabó con el objetivo madridista. Benzema, en los últimos segundos, marcó el gol que el Madrid echó de menos mucho antes.

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