Real Madrid

Así fue el motín del Txistu, la rebelión de los jugadores del Real Madrid

La celebración del título de Liga de 2003 se convirtió en una sucesión de discusiones entre el vestuario capitaneado por Hierro y la directiva de Florentino Pérez, en un capítulo que rescata ahora un documental de la ESPN

La plantilla del Real Madrid celebró así sobre el césped la Liga 2002/03 Ignacio Gil

S. D.

Han pasado 18 de aquella noche en la que los jugadores del Real Madrid se rebelaron contra la directiva. El capítulo, conocido como el " motín del Txistu ", ha sido recordado estos días por la ESPN en su documental «Galácticos» en el que repasa aquellas temporadas en las que el conjunto blanco acumuló a varios de los mejores jugadores del mundo como Roberto Carlos, Beckham, Ronaldo, Figo o Raúl .

Fue una jornada complicada, en la que se sucedieron las discusiones entre el vestuario, liderado por el capitán Fernando Hierro, y la directiva de Florentino Pérez y que tenía a Jorge Valdano como interlocutor con los jugadores. En su momento, así lo contó ABC :

En la madrugada del lunes se vivió una situación esperpéntica para un club como el Real Madrid. La celebración privada del título pareció un funeral y no una fiesta. La supuesta alegría se transformó en silencio, caras largas, miradas cortantes y muchas reuniones. ¿Motivo? El pulso de Hierro a Valdano en la caseta y el desplante del equipo a la afición y a la Prensa. Este comportamiento narcisista y pueril del vestuario motivó el enojo de Florentino Pérez. Era el principio del fin, porque los roces vienen de largo y las tres celebraciones de la temporada han terminado en «velatorio».

El anuncio del fichaje de Beckham a cinco días del partido ante el Athletic fue el detonante del nuevo desencuentro. Este gesto no agradó a los capitanes. Y el domingo, ya con el título en el bolsillo, contraatacaron. ¿Cómo? Rompiendo el acuerdo que existía entre los responsables del club y los medios de comunicación: los jugadores darían en solitario una vuelta al campo y después, ya junto con la Prensa, otra.

Pero no hubo segunda ronda -sólo salió Guti ya con la grada semivacía- porque Hierro marcó el camino de los vestuarios. Ante el gesto descortés, Valdano acudió al vestuario para que los jugadores reconsiderasen su postura. Hierro tomó la palabra y se negó en rotundo mientras hubiese periodistas sobre el césped. El director general deportivo apeló a la imagen del club y el capitán le respondió que al día siguiente (ayer lunes) ya estaban de vacaciones y «quizá» no acudirían a las ofrendas a las instituciones regionales.

El desafío puso furibundo al presidente. Pero mayor fue el enfado de los patriarcas del vestuario al descubrir que a la puerta del mismo estaba Florentino Pérez ¡con un periodista! La situación se complicó más tarde porque los futbolistas dejaron plantada a la Prensa en la zona mixta. Abandonaron el estadio por una puerta que no debía estar abierta y accedieron directamente al autobús descapotable.

Tarde a la cena por tomar cañas

Más tensión. En Cibeles los jugadores no pueden encaramarse a la diosa para depositar la bandera y la bufanda del club. El Ayuntamiento lo había prohibido. Raúl se encaró con un policía. «¿Por qué no podemos subir? ¿Que lo ha prohibido el alcalde? ¿Y no se puede hablar con el alcalde?». No. Así que la plantilla se marcha cabreada a la Ciudad Deportiva para recoger sus vehículos particulares.

Nuevo desplante. En el «Meson Txistu» aguarda la Junta directiva para la cena. La espera se hace larga porque algunos jugadores -Ronaldo, Flavio o Hierro- se pasan antes por el restaurante «De María» para tomarse una cerveza. Cuando llega Hierro al ágape mantiene una acalorada discusión con Florentino Pérez. La cena estaba ya reventada. Y se suceden las reuniones en la mesa de los capitanes. Primero con Valdano; luego, con Florentino.

Ante el desconcierto, Makelele se marcha en el primer plato porque un amigo suyo no aparecía en la lista de invitados. Y tras los postres, Florentino Pérez lanza un mensaje ácido: «Nos guste o no hemos tenido un problema. No nos han dejado subir a Cibeles. Nos guste o no, no tenemos más remedio que aceptarlo. El club tiene que rendir visita a la Comunidad, al Ayuntamiento y a La Almudena. Hay cosas que no conciernen a los jugadores, sino a la institución. Os pido que mañana nos pongamos el traje y vayamos a cumplimentar a las instituciones. Y hacer de esto un mundo no tiene ningún sentido. Y que cada vez que ganemos un título tengamos caras agradables. Hoy estoy viendo caras que no se corresponden con la consecución de un título. La afición tiene derecho a que nos comportemos como personas mayores. Que paséis buenas vacaciones y que pongáis buena cara».

Sobre las cuatro y media de la mañana se marchó el presidente y los jugadores se reunieron para decidir si acudían a los actos previstos. No hubo acuerdo y se dejó para primera hora de la mañana. Desde las siete no dejaron de sonar los móviles de los capitanes y de los colaboradores del presidente. A las diez hubo «fumata blanca» y la plantilla del Madrid se subió al autobús...

Aquella noche en el Txistu dejó heridas abiertas en el vestuario , que comenzó un declive que desembocó en la salida de varios de los jugadores que habían alcanzado los éxitos en esa temporada.

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