Un «all iron» en silencio

Con este final de Liga se ha hecho realidad el genial aforismo de Carlos Edmundo de Ory: «El silencio es políglota». Es la Liga del elocuente silencio, oxímoron donde los haya. Por fin, en los estadios se habló la misma lengua o, al revés, todos hablaron todas las lenguas. Las del silencio. Porque, sí, el silencio es políglota y es transversal, no sabe de nacionalismos, ni de banderas, ni de himnos, ni de consignas, está al alcance de cualquiera. Este final de Liga es lo más parecido a un campeonato jugado desde el ordenador. No es realidad virtual, pero por ahí se anda. Nadie pensó que el futuro ya estuviera aquí, pero está. De ganar esta noche a un herido Villarreal, que se reserva para su última acometida europea el domingo, el Madrid será campeón.

No habrá celebraciones, al menos oficiales, y la pobre Cibeles, que ha visto ya lo que ha visto a lo largo de siglos, descansará en la paz de la madrugada madrileña. Mejor. Ahora, todo son parabienes para Zidane, pero cuando este silencio arrancó ni las apuestas, ni las exégesis a los del Alfredo Di Stéfano eran opinión general. Todo lo contrario. Venían de una eliminación en la Copa; de un cierto ridículo frente al City de Guardiola y en el Bernabéu. Es cierto que se redimieron con la victoria sobre los de Setién, pero que volvieron a las andadas y a caer en el Benito Villamarín. O sea, que, a diferencia de lo que se cuenta, esto de la Liga no estaba tan claro.

Pero, ahí entra el don de Zidane, como fue la flor de Miguel Muñoz. O recordar la genial frase del escritor argentino Julio Cortázar: «Aquí la cuestión es creerse genio y acertar». Nadie sabe si Zinedine Zidane se cree un genio, pero en lo que todos hoy coinciden es que acertó. Hace malabarismos con las alineaciones. Unos entran, otros salen y salvo dos, por motivos distintos y distantes, Gareth Bale y James Rodríguez, el resto le ha respondido. Ha cambiado de modelo según la circunstancia y ha encontrado al once ideal para esa circunstancia. Será un «all iron» en silencio; políglota; es decir, todos lo entenderán.