Champions League | PSG - Real Madrid

Al-Khelaifi, desatado: ataca al Madrid y presiona al árbitro al descanso

El club galo impidió un ‘mudo’ en el interior del restaurante del almuerzo oficial: «No lo voy a ocultar, casi no tenemos relación», dijo el dueño del PSG

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Vídeo: Al-Khelaïfi y Pérez se ven las caras durante hora y media en la comida de directivas - ATLAS
Rubén Cañizares

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Paralelo al gigante duelo sobre el verde del Parque de los Príncipes, París vivió también ayer un cara a cara con traje y corbata, aunque bastante más frío que el calor del partido. A las 13.00 horas de ayer estaban convocados en el restaurante Le Pavyllon Ledoyen, ubicado en el jardín de las Tullerías, con los Campos Elíseos y el Rio Sena a derecha e izquierda, los mandatarios y directivos de PSG y Real Madrid . El almuerzo no era el plan primitivo. El club francés tenía intención de invitar a cenar a la expedición blanca el lunes noche. De hecho, había una reserva en el Guyana Savoy, el mejor restaurante del mundo en el año 2020. Allí, el cubierto ronda los 500 euros, pero sin más explicación que un cambio planes, el PSG comunicó al Madrid el lunes a primera hora que la cena quedaba suspendida. En su lugar, comida en el mencionado Le Pavillon, otro lujoso lugar de la capital gala, aunque algo más asequible para los bolsillos, 250 euros por comensal y con un tres estrellas Michelín en su cocina, el francés Yanick Alleno.

El Madrid no tuvo problema en adaptarse al cambio de agenda del equipo anfitrión, pero la realidad es que el PSG se sentía incómodo. Todo lo sucedido en el último año, con el choque por la Superliga, competición de la que nunca formó parte el club francés, y el interés del Madrid en fichar a Mbappé ha dejado tocada la relación entre ambos clubes, pero las apariencias había que guardarlas. Si no fuera por el qué dirán, y por el toque que le hubiera dado la UEFA, el PSG se hubiera ahorrado encantado el encuentro oficial con el Madrid. Hasta el propio Al Khelaifi lo confesó minutos antes del inicio del partido: «No lo puedo ocultar, casi no tenemos relación con el Madrid. No voy a recordar lo que pasó. Yo creo que el fútbol accesible para clubes pequeños, y ellos no piensan lo mismo. Es así»

Esa incomodidad quedo reflejada en la comida. El club blanco no tenía ningún problema en que las cámaras de televisión pudieran haber accedido al interior del restaurante para grabar un ‘mudo’, como se suele hacer habitualmente en reuniones políticas, pero el PSG no quiso que hubiera ninguna imagen que pudiera dar a entender cordialidad y buena sintonía. Además, la comida duró bastante menos de lo habitual en estos casos: una hora y veinte minutos de almuerzo frío y distante, y a otra cosa.

A las 12.45, con quince minutos de adelanto, apareció Leonardo. Luego llegaron Emilio Butragueño, José Ángel Sánchez y el resto de directivos blancos que estuvieron presentes en París. Al-Khelaifi lo haría a las 12.58, y Florentino a las 13:27, con casi media hora de retraso. Con su clásico traje azul marino y mascarilla, saludó con su mano derecha a los medios allí presentes y no hizo declaración ninguna. Tampoco a su salida. Ochenta minutos después, el almuerzo -en la planta alta del restaurante, cerrada en exclusiva para ambos clubes- se dio por finalizado. A las 14:44, Florentino salió el primero, directo al coche que le esperaba para llevarle de vuelta al hotel Du Collectionneur, alojamiento de concentración del equipo blanco. Detrás de él Emilio Butragueño , que también se subió al vehículo del presidente, y a continuación Leonardo y Al-Khelaifi, ambos con mascarilla y sin intención ninguna de atender a la prensa. Ni hubo ‘mudo’ ni hubo fotografía antes ni después del almuerzo entre el dueño del PSG y Florentino Pérez. Cero empatía y cariño público. Así lo quiso el PSG.

Pasado el trámite de la comida, el foco volvió al partido. En las gradas del Parque de los Príncipes unos 1.500 aficionados madridistas daban color y calor merengue en el coliseo parisino. Ovación a Mbappé cuando fue anunciado por la megafonía y gritos de ‘Kylian, Kylian’, con el consiguiente que enfado de la hinchada local. Dentro de tres semanas, el aplauso será unánime. Todavía no es madridista, pero lleva años en el corazón del mundo blanco, aún a pesar de su gol de anoche.

Los ultras del PSG , esta vez, se dejaron de protestas y se aliaron con su equipo, sabedores de la importancia de la cita. Hubo show de bengalas durante e himno de la Champions, costumbre prohibida pero permitida por el club galo, que hace tiempo que hincó la rodilla ante los radicales. Al menos, los incidentes y actos violentos han desaparecido de su hoja de ruta, pero hacer un pacto con el diablo es un riesgo alto de sufrir. Y contagioso. Según confirmaron fuentes del Real Madrid a ABC, Al-Khelaifi y Leonardo bajaron en el descanso a presionar al árbitro, hablándole a gritos y con muy malos modos. Incomprensible porque nada sucedió en el primer acto como para tener una sola queja del colegiado.

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