Final de la Champions

Caos, robos, cargas y gas pimienta en Saint-Denis

La final se retrasó 37 minutos por culpa de la mala organización en las comunicaciones y los accesos. Hubo agresiones por parte de franceses. Algunos de ellos tenían entradas falsas y quisieron colarse

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Vídeo: AFP

S. D.

Tres horas antes del inicio del partido, las puertas de Saint-Denis se abrieron de par en par para recibir a los primeros aficionados de la final. Es rutina habitual de las últimas ediciones poner el estadio a disposición de los hinchas con bastante tiempo de antelación, pero no fue suficiente ayer en el Stade de France . La final comenzó con más de media hora de retraso y los equipos tuvieron que calentar en dos ocasiones. Un inicio de final absolutamente surrealista que provocó el enfado de los hinchas ya presentes en el campo y gritos de ‘fuera, fuera’ contra Ceferin y la UEFA.

El problema estuvo mayoritariamente entre los aficionados del Liverpool. Tras la apertura de puertas, el fondo sur se fue llenando a buen ritmo con los hinchas del Real Madrid , que no tardaron demasiado en llenar su parte del estadio. Enfrente, en el fondo norte, ocupado por la parroquia del Liverpool, los huecos eran más que evidentes, y extraños. Es de sobra conocido que los fans ingleses son los últimos en apurar la cerveza, pero conforme pasaban los minutos esa justificación empezaba a perder sentido. Una cosa es bañarse en alcohol, y otra es que eso tenga prioridad a una final de Champions en directo.

La primera pista la dio el autobús del Liverpool, que llegó 25 minutos después que el del Real Madrid . Los videomarcadores del Stade de France mostraban cómo los ‘reds’ se quedaban atrapados en su camino hacia el estadio en un enjambre de coches que ni siquiera la seguridad era capaz de abortar. Atasco infinito que también sufrieron los asistentes que acudieron en coches o autobuses privados, como el de las parejas de los jugadores del Madrid, que tardó casi tres horas en recorrer los siete kilómetros de distancia entre su hotel y la sede de la final.

La línea 13 de metro, que es la que pasa al lado del campo, fue otra ratonera para muchos aficionados, la mayoría del Liverpool. La ‘fanzone’ del equipo inglés estaba situada muy cerca de la plaza de la Bastilla, al sureste de París , notablemente alejada de Saint-Denis. El trayecto en metro era de casi una hora y el aluvión de gente, notable.

El barrio en donde está alojado el estadio tampoco ayudó a solventar los problemas de transporte. Saint-Denis es una de la zonas más marginales de París y los amantes de lo ajeno no iban a desaprovechar el caos para hacer lo que, tristemente, mejor se les da. Agresiones, robos e intimidaciones que obligaron a muchos aficionados a escapar hacia zonas aledañas del estadio alejadas de su puerta de entrada, lo que provocó avalanchas en ciertos controles de acceso que obligaron a los gendarmes a realizar cargas.

También aparecieron los habituales listos para intentar saltarse las vallas de seguridad y acceder al estadio, hecho que provocó más cargas y lanzamiento de gas pimienta . La puerta Z, situada justo en el fondo de los hinchas del Liverpool no fue abierta hasta 15 minutos antes de las 21.00, hora primitiva del inicio de la final. La UEFA explicó en un comunicado que un número importante de personas quiso acceder con entradas falsas y por ese motivo tuvieron que bloquear los tornos.

Un barrio peligroso

A la par que en Saint-Denis se vivía el mayor retraso en una final continental desde lo sucedido en Heysel en 1985, el presidente de la República francesa, Emmanuel Macron , publicaba un tuit de felicitación a La Rochelle, que en ese mismo momento se estaba proclamando campeón de Europa de Rugby por primera vez en su historia. Su asesor de comunicación debía estar de puente, como el resto de franceses. Y él, con una venda en los ojos.

Por suerte, el caos no generó una situación dramática ni trágica, pero hubo momentos de pánico y miedo que decenas de aficionados ya no olvidarán jamás. El show de Camila Cabello , iniciado a las 21.22, intentó recordarle a la grada que delante tenían el producto de ocio más amado del planeta. Toda una final de Champions que empezó a las 21.37 minutos, casi cuarenta minutos después de lo previsto. Y gracias.

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