Mundial de Clubes

Caio, el talento del Al Ain que no quiso Brasil

La estrella del rival del Real Madrid en la final tuvo que salir de su país para hacerse futbolista. El Oporto le quiere para enero

Caio, la estrella brasileña del Al Ain Reuters
Rubén Cañizares

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Brasil es un país donde le das una patada a una piedra y te salen cincuenta futbolistas. Eso tiene su lado bueno. Cuantas más herramientas, más opciones para construir mejor. Pero, si no sabes detectar cuál es la adecuada y cuál te sobra, puede que pierdas por el camino talento y dinero. Al menos en el fútbol. Eso le ocurrió a Brasil con Caio (Sao Paulo, 19 de abril de 1994), la actual estrella de Al Ain , rival del Real Madrid este sábado drid en la final del Mundial de Clubes.

El talentoso extremo, formado en la cantera del Sao Paulo, fue echado del club a los 16 años, y sus dos siguientes aventuras, en otros dos equipos históricos de su país, como Santos y Palmeiras, tuvieron el mismo desenlace. «Me decían que era demasiado pequeño y frágil para jugar al fútbol », recuerda Caio. Sus 173 centímetros y 65 kilos le cerraron las puertas en Brasil, pero eligió insistir antes que la rendición.

A Japón

Solo tenía 17 años y siempre creyó en ese golpe de suerte necesario cuando la vida te pone en la esquina del ring. En su mismo Sao Paulo natal, un colegio japonés le dio la oportunidad de seguir vinculado al fútbol: «Una prueba de un par de minutos y me cogieron». De ahí marchó al país nipón, donde tras jugar en varios equipos amateurs, como el Chiba Kokusai, firmó su primer contrato profesional en 2014, con el Kashima Antlers. Dos temporadas estuvo en el club japonés, en donde ganó una Copa y fue nombrado mejor novato de la Liga. Sus bicicletas, dribling y goles estallaron en Japón, y el Al Ain le puso sobre la mesa una oferta irrechazable: «Estoy muy feliz aquí. Fue una acertada elección, para seguir creciendo en el fútbol y para tener una economía más holgada que ayude a mi familia», explica Caio, seguido de cerca por el Oporto para el mercado de enero.

El brasileño es la gran esperanza del Al Ain, el equipo más laureado de su país , con 13 Ligas y una Champions asiática, entre otro muchos títulos, pero con un importante hándicap. Se presentará en la final contra el Madrid con la bombona de oxígeno: «Estamos muy cansados, pero la ilusión nos da la energía que no falta», confiesan sus jugadores. En solo siete días, el Al Ain ha jugado tres partidos y dos de ellos se fueron a la tanda de penaltis. En primera ronda, remontó un 0-3 al Wellington neozelandés y pasó desde los once metros. En cuartos, fue el Esperanza de Túnez, campeón africano, el que se quedó por el camino (3-0). Y en semis, su proeza más popular, ganándole a River por penaltis tras un 2-2 en 120 minutos.

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