Real Madrid

Benzema, la sombra en medio de las luces

Cada técnico tiene una debilidad y Karim es la de Zidane. El «nueve» no hace goles y sobre todo no llega al nivel de sus compañeros

TOMÁS GONZÁLEZ-MARTÍN

Los gozos y las sombras, escribió Torrente Ballester con agudeza gallega basada en la experiencia. En efecto, en todo gozo hay sombras que hacen que nada sea perfecto. Benzema es la excepción que confirma la regla. El futbolista que no rinde en el magnífico Real Madrid creado por «Zizou». El jugador que no alcanza el nivel para ser titular en un equipo que quiere ganar su tercera Copa de Europa consecutiva de la era moderna. En un esquema de juego lúcido, rápido, preciso, con futbolistas dominantes, el delantero francés escenificó la sombra de la sospecha ¿El campeón podrá conquistar su tercera Champions con un «nueve» que no marca goles y tampoco los da, que era su antigua virtud ?

Ocho goles: es muy poco balance artillero para un jugador que ha disputado 2.284 minutos repartidos en 32 encuentros. En Champions lleva dos y en Liga suma cuatro

A todo entrenador triunfal, aunque no sea reconocido externamente, se le permiten caprichos y veleidades. El capricho de Zidane es Benzema. Es su debilidad, su ojito derecho . El actual entrenador le ayudó a superar los pitos en las etapas de Mourinho y de Ancelotti. Así nació una relación que supera la puramente futbolística. «Zizou» conoce cómo es Karim y lo que necesita. Y lo aplica para intentar obtener un rendimiento que le llega con cuentagotas.

Está bloqueado

Solo ha protagonizado ocho dianas en 34 partidos . Dispara una media de 1,4 veces por encuentro. Mínimas estadísticas para un profesional que porta el «nueve» en un conjunto que juega al ataque por definición. Ha sumado únicamente seis asistencias, dos a Cristiano. A lo largo de sus nueve temporadas en el club era el mejor servidor del Balón de Oro. Hoy tampoco ejerce ese cometido. Lucas le ha quitado la primacía. En París falló dos goles y no dio un tercero a Ronaldo en una parquedad de movimientos y de decisiones con el balón en sus borceguís que desveló su zozobra interna. Con el marcador favorable, con la eliminatoria decidida, su torpeza expresaba su tensión.

6 asistencias: sus pases mortales también son pocos. Otrora surtidor de Cristiano, solo ha dado dos goles al luso esta temporada

El francés sabía que no estaba al nivel de sus compañeros. Era una pincelada oscura de Toulouse-Lautrec en medio de una obra pictórica bella, casi ideal. Era el patito feo en el Parque de los Príncipes. Lo sabía. Por eso reincidió en sus errores. Harto de errar dos goles, en esa tercera jugada decisiva no dio un centro fácil a Cristiano porque quiso marcar. Estrelló su disparo en la defensa. El egoísmo, extraño en Benzema, delató su situación. Ronaldo, sabedor de lo que pasaba por la cabeza de su amigo, se contuvo y no protestó. El «nueve» vivía un infierno personal en medio del éxito del Real Madrid.

56 remates: no es un «nueve» clásico, no dispara a portería; su promedio es de 1,4 tiros por partido

«Está bloqueado», argumenta un profesional del club. «No tiene suerte, sus remates no entran o dan en el poste y eso finalmente te bloquea, por muy fuerte que seas mentalmente, y Karim lo es». En plena alegría por la victoria de París, el madridismo criticaba una vez más su titularidad. Nadie es perfecto., ni siquiera «Zizou». Su confianza en su compatriota es encomiable. Sabe que no está bien y quiere recuperarle con más oportunidades.

Tres que lucen: Kovacic, director y recuperador

El croata ha tomado el testigo de Modric con eficacia y duplica su labor con un trabajo de presión y robo de balón que Casemiro agradece. Ya no se siente solo en esa misión.

Lucas: defensa, extremo y asistente: a la selección

Es el jugador más completo del Real Madrid. Lo hace todo bien. Presiona, defiende, ataca, regatea, penetra y da goles a Cristiano. Su entrega física es insuperable. Ha recuperado su mejor forma. Lopetegui cuenta con él.

Asensio es «distinto»: dribla, centra y dispara

Es la palabra que le define en el seno del Real Madrid: «Marco es distinto, si coge el balón encara al rival para regatearle . Es vertical, veloz, centra y dispara. Lo tiene todo». A sus 22 años le faltaba regularidad. La adquiere a golpes de realidad.

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