Van tan rápido, manejan las motos de una forma tan fina, tan hábil, que a veces se olvida que los pilotos son personas normales. Como lo demuestran Marc Márquez y Dani Pedrosa , en el que son solo dos ciudadanos de Barcelona más: en el mercado, en las tiendas, cogiendo el taxi o la moto.
Algunos conciudadanos los reconocían, otros les pedían fotos, y algunos solo los miraban con curiosidad. Son pilotos, van a 300 kilómetros por hora, pero también viven en nuestro mundo.
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