Fútbol

Oyarzabal rescata a España

La selección de Luis de la Fuente logra la primera victoria en Tokio en un partido sufrido ante Australia

Aser Falagán

¿Saben aquel de egipcio, el australiano y el español? Pues que casi gana el argentino. En esto del fútbol la posesión es contingente, pero el gol es necesario y, por si alguien no lo sabe, en la España de Luis Enrique y De la Fuente es verdadera devoción lo que hay por el balón. Pero a veces la veneración no es suficiente en el fútbol prosaico que transita España ante equipos muy ordenaditos que se le cierran con disciplina soviética. Hoy la inspiración de Asensio y la cabeza de Oyarzabal evitaron el desastre y España conserva intactas sus opciones de ser campeona olímpica, pero debe reflexionar. Porque la falta de gol; quizá también de ocasiones, pero sobre todo de gol, no es coyuntural. No es culpa de Asensio ni de Merino. Tampoco de Morata, que ni siquiera está en el torneo olímpico. Es estructural. El 0-1 ante Australia sabe a poco por la diferencia, pero a mucho por la eterna espera que llegó a parecer sin premio.

Lo primero que quedó claro es que el fiasco ante Egipto ya tiene damnificados. Asensio y Miranda se fueron al banquillo y Mikel Merino, a la grada. Lo del navarro resulta especialmente llamativo, porque al pasar directamente de la titularidad a no ir ni convocado Luis de la Fuente parecía señalar al culpable. O ha ocurrido algo más durante estos días o tal vez el centrocampista, que llegaba a Tokio como una de las vacas sagradas, sea más del gusto de Luis Enrique que del técnico de la sub 21. El caso es que la decisión le señala, máxime cuando ya había una baja en el centro del campo por la lesión de Ceballos. En conclusión, entre los tres ejes de la Roja solo el incombustible Pedri repetía. El canario ya es un veterano de guerra con solo 18 años.

Con la entrada de Cucurella en el lateral De la Fuente buscaba la mayor profundidad del catalán, mientras que en el centro del campo entraron Zubimendi y un futbolista con más presencia en ataque como Soler, autor del gol en el único ensayo general ante Japón, mientras que a Puado le tocó la difícil papeleta de suplir a una Asensio gris ante Egipto. La vitoria de Argentina apenas una hora antes frente a los africanos había llevado la buena o la mala noticia a la previa, según se mire, pero el caso es que a España le bastaba un triunfo por la mínima para colocarse como líder de grupo. Justo eso fue lo que obtuvo.

De Egipto se habían aprendido lecciones. La primera, presionar más arriba. La segunda, mantener la posesión y no renunciar a las largas circulaciones, pero buscando la espalda a la defensa. Se le supone más calidad a la Roja, pero lo de conducir no está en su manual de estilo. La verticalidad sí, porque a los quince minutos un centro en profundidad de Pedri demostraba que esa podía ser la forma de hacer daño, aunque Carlos Soler no llegara a conectar. Y también los disparos lejanos en busca de la segunda jugada, como la que encontró el propio Pedri en el 19 para forzar la primera parada de Glover justo antes de que Oyarzabal estrellara el balón contra el poste. Era otra España. Una que muerde en la zona de tres cuartos. Y era la misma. La que no marca.

Lo de dar guantazos desde fuera del área es un esquema muy sintético que conviene utilizar poco, y utilizarlo bien. Casi en plan poético, porque si no el rival le ve a uno venir y cierra el espacio para el disparo, así que Dani Olmo decidió volver al plan inicial y buscar el desmarque en el área pequeña de Soler, al que el remate se le marchó fuera. Al descanso una España que lo había probado todo, porque jugar juega, y bien, se iba con otro triste empate a nada, que dice el tópico, y una sola verdadera parada de Glover como escaso saldo. Ni cuando llega al área pequeña con pase franco España llega a rematar.

La segunda parte fue un buen remake de la primera aderezado por la conducción de Bryan Gil y un pequeño homenaje al partido frente a Egipto, con la Rojita, que merece ese nombre porque debe crecer, lanzada en aluvión para tratar de hacer en la última fase lo que no pudo, quiso o supo antes. Es como los estudiantes que dejan las cosas para el último día. No es que sean malos alumnos; es que a veces, las más, les resulta suficiente. Y España ganó por calidad, aunque no estuvo tan lejos de que la mandaran al rincón de pensar. A falta de quince minutos De la Fuente dio entrada a la desesperada a Mir en lugar de Óscar Gil, convirtiendo a Gil en carrilero y agotando la última ventana de cambios con solo tres sustituciones. La valentía tuvo premio: al fin, en el minuto 80, Asensio se rehabilitaba para habilitar a Oyarzabal y facilitar que el donostiarra batiera a Glover de cabeza. Si marcara antes esta España podía ser una leyenda, o una epopeya si marcara muchos. Las sensaciones no son las mejores, pero ya es líder y un empate ante Argentina sirve para estar en cuartos.

España: Unai Simón, Óscar Gil (Mir, min. 75), Eric García, Pau Torres, Cucurella; Zubimendi, Pedri, Soler (Asensio, min. 67); Olmo, Oyarzabal, Puado (Bryan Gil, min. 56)

Australia: Glover; Atkinson, Deng, Souttar, King; McGree (Baccus, min. 72), Genreau (Watts, min. 72), Metcalfe; Wales (Rowles, min. 63), Duke, Arzani (Tilio,min. 63)

Equipo arbitral: Bamlak Tessema Weyesa (Etiopía). Asistentes: Gilbert Cheruiyot (Kenia) y Mohammed Ibrahim (Sudán). Cuarto árbitro: Hiroyuki Kimura (Japón)

Tarjetas amarillas: Óscar Gil (3), Wales (43), Duke (56), Unai Simón (91)

Gol: 0-1: Oyarzabal (minuto 80)

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