Tokio 2020-Atletismo

Karsten Warholm lleva los 400 metros vallas a una nueva dimensión

En una final inolvidable, el noruego baja de los 46 segundos (45.94) para batir a un Rai Benjamin que también ha hecho una marca sensacional (46.12)

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Warholm , tras batir el récord del mundo en los 400 vallas

Igor Barcia

Era una de las finales más esperadas del atletismo en los Juegos, y desde ya se puede decir que ha sido la mejor final de la historia de los 400 metros vallas. Karsten Warholm llegaba a Tokio como plusmarquista mundial de la distancia y se va de Tokio de la misma forma. Hasta ahí nada cambia. Lo que sí varía es que el noruego ha llevado el crono a una dimensión desconocida a esta mañana, rompiendo una barrera, la de los 46 segundos, que parecía inaccesible, algo a abordar en próximas temporadas, pero no en una final matinal, con 36 grados de temperatura dentro del estadio y con humedad después de la lluvia de primera hora. Pero el noruego es un talento de la naturaleza que es capaz de salir a muerte, llegar a muerte y pese a todo hacer 45.94, o lo que es lo mismo, mejorar en 76 centésimas la marca que él mismo había establecido en Oslo el pasado 1 de julio.

Pero a su lado han estado Rai Benjamin, que ha hecho 46.12, y el brasileño Alison dos Santos, que ha hecho 46.72 . Es decir, el estadounidense ha corrido 58 centésimas por debajo del anterior récord y el brasileño se ha quedado a 2, lo que refleja la calidad de la final de 400 metros vallas, una delicia para la vista.

Al noruego le gusta correr por las calles exteriores, por la siete concretamente. Dice su entrenador que es menos agresiva y que para él es mejor. En una final de Juegos no puede elegir como en un mitin, así que le ha tocado la seis. En la cinco, muy cerca suyo, Benjamin, que ha tenido una parte de culpa importante en lo que se ha vivido en el Olímpico. Porque Warholm ha corrido las diez vallas como siempre, como si desde la salida le fuera la vida en ello. Ya desde los primeros saltos, con esa técnica que tiene, se ha puesto en cabeza a un ritmo trepidante. La novedad es que a su estela iba Benjamin, dispuesto a todo por la gloria olímpica. En la curva, en torno al 250, el noruego ha dado síntomas de que el cansancio empezaba a hacer su aparición. Y en la recta, a dos vallas, el estadounidense se le ha acercado muchísimo. ¿Habría sorpresa y derrota del gran dominador de la especialidad? Que va. Warholm ha tirado de garra y pese a incluso acortar la zancada para encarar la última valla, ha tirado con todo hacia la meta y ha distanciado en 18 centésimas a Benjamin. El oro, después de un mano a mano inolvidable, era suyo. La sorpresa ha llegado al mirar a la izquierda, al marcador de la pista, que señalaba 45.94. ¡Había roto la barrera de los 46 segundos!

Su gesto ha sido mezcla de rabia -se ha abierto el body mientras señalaba Noruega - y de incredulidad, con la mano en la boca y los ojos abiertos como platos mirando al marcador principal. Después ha llegado el abrazo con Benjamin, que se ha quedado con esa sensación de 'qué más tengo que hacer para ganarle'.

Pero es complicado batir a un atleta cuando está en un estado de gracia como Warholm. A sus 25 años, forma parte de ese grupo de atletas noruegos donde también están los hermanos Ingebrigtsen llamados a hacer historia en el atletismo, y desde luego el vallista de Ulsteinvik ya lo ha hecho. Warholm forma un dúo de evidente éxito con Leif Olav Alnes, un entrenador mucho mayor que él con el que se complementa a las mil maravillas, que le entiende como un padre y que ha conseguido sacar lo mejor de este talento que considera que la única clave es entrenar y tener la motivación de seguir mejorando para ser el mejor. Como dice su entrenador, "nosotros no nos preocupamos de lo que hacen los demás, no perdemos el tiempo en eso, bastante tenemos en estar centrados en lo nuestro". Por el camino, Warholm introduce mejoras como la alimentación, con la introducción de un nutricionista en su grupo de trabajo. En él también aparece la familia, otra de las piezas importantes para estar centrado en su labor, que es correr y cada vez más rápido. De hecho, su madre ejerce de mánager, de relaciones públicas, la persona de confianza que le lleva todos los asuntos y que hoy estará feliz tras ver a su hijo hacer historia en el Olímpico.

En la final de longitud femenina , Ere Brume, Brittney Reese y finalmente Malaika Mihambo han ocupado el liderato en los tres saltos finales. La nigeriana Brume estaba en disposición de ser la segunda saltadora nigeriana en ser campeona olímpica, tras el éxito de Ajunwa en Atlanta'96. Pero había que contar con la experiencia y competitividad de Reese, que en el quinto salto se ha ido hasta 6.97 y se ha colocado en cabeza. Ganar era el colofón a una carrera extraordinaria, con un oro olímpico y siete títulos mundiales. Pero en el último, Mihambo se ha ido a siete metros y ha unido el título mundial de 2019 con el oro olímpico. Una alegría para Carl Lewis, que todavía está a la espera de contar con la alemana en su grupo de entrenamiento pero que no pudo viajar a Estados Unidos por culpa de la pandemia.

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