Fernando Rodríguez Lafuente - Mundial Rusia 2018

Periodistas o hinchas

A Thiago solo le faltó decir que criticar a la selección es de malos españoles, o del consabido antipatriotas

El escritor francés formuló una pregunta esencial, «¿Qué es un libro que no se lee?», para contestar, «algo que todavía no está escrito». Es decir, el lector es el último autor de un libro, quien lo termina, sin el lector el libro no existe, por muy escrito y publicado que esté. Lo mismo ocurre con el fútbol, ejemplo y modelo de tantas cosas en la vida diaria. Sin la afición, los periodistas y las televisiones, los futbolistas, los entrenadores, los directivos no existirían, por mucho que fisgonearan por ahí.

Las declaraciones de Thiago hace poco menos de cuarenta y ocho horas de cara al decisivo (no saben ellos cuánto) partido de esta tarde en Moscú fueron sorprendentes. De muchachos mal criados, o mimados, o ensimismados. Vino a decir que juegue a lo que juegue la selección, hagan lo que hagan, hay que animarles (eso está bien) y no criticarles (eso es alucinante). Es decir, ahora a este grupo de jovencitos millonarios, aupados a la fama, habituales de los aviones privados, hay que aplaudirles aún cuando De Gea parezca el hombre invisible; Ramos y Piqué merodeen en el Paraíso de los grandes centrales mundiales y los grandes huecos; Iniesta, el hombre, no esté para estos trotes; David Silva se esfume por la banda cambiada y el propio Thiago se crea que está en una cancha de fútbol-sala en vez de un estadio de once contra once.

Pero hay que aplaudirles, solo le faltó decir que criticar a la selección es de malos españoles, o del consabido antipatriotas. Sin lo que pagan los aficionados, sin la repercusión y proyección de la prensa, sin la pasta gansa que sueltan las televisiones ¿qué serían? Pero no hay que criticarles. Menuda generación ensimismada se nos viene encima. La modestia, la autocrítica, el reconocimiento de los errores, la promesa de mejorar, nada. Ya veremos hoy ante Rusia. Al menos dejarán al bueno de Manolo acceder al campo con su bombo; cuidado con la presión a Ramos desde la grada y las provocaciones a Costa en el césped: Todos vamos con ellos, pero si ponen algo más de su parte, además es posible que todos, también, se lo agradezcamos.

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