Mundial Rusia 2018

Marchena, el intérprete del idioma de los jugadores

Campeón del mundo y de Europa con la selección, estrena su cargo como enlace entre los internacionales y la Federación

Javier Asprón

Ha sido la última persona en incorporarse a la expedición de España en Krasnodar y sin embargo no ha hecho falta presentarle a nadie. Carlos Marchena , histórico central de la selección española (69 internacionalidades), campeón mundial y europeo, una leyenda de la Primera división española (330 partidos), aterrizó el pasado jueves en Rusia sin tiempo casi de prepararse una maleta. El fulminante despido de Lopetegui y el paso de Fernando Hierro al banquillo provocó que Luis Rubiales se fijara en él para asumir las funciones del nuevo seleccionador como enlace entre la Federación y los jugadores. Tiene contrato con el Sevilla, donde trabajará con Caparrós la próxima temporada, pero el conjunto hispalense le ha dado permiso para que aporte su experiencia a la selección hasta el final del Mundial. «Mi misión será estar pendiente de los jugadores, cuidar de ellos en todo momento y, ante todo, ayudar al equipo».

Marchena admite que se ha encontrado un grupo que ha tenido que asumir una situación «no desagradable, pero sí extraña» por el cambio de entrenador a solo dos días del Mundial: «Ha sido un revés. Al final somos personas y todo movimiento extraño te sorprende. Pero es un grupo muy maduro, que sabe lo que tiene entre manos. Cuando vienen situaciones difíciles o te unes o se rompe la familia. Aquí se ha optado por unirse más».

Viejo conocido de casi todos los internacionales, ya ha tenido su primer charla con ellos: «He estado cercano. Al final hablamos el mismo idioma y creo que tanto ellos como yo nos encontramos muy a gusto». También ha tenido oportunidad de comprobar la reacción de De Gea tras sus errores ante Portugal: «Como decía Luis Aragonés, De Gea tiene las espaldas anchas. Accidentes pueden pasar, pero es un porterazo y uno de los nuestros».

Hierro fue el principal referente de Marchena como jugador. El ídolo en el que fijarse para alcanzar la cima. Caprichos del destino, su llegada a la selección fue para sustituir al malagueño tras el Mundial de Corea y Japón. Desde entonces han mantenido una duradera amistad que se prolongará en Rusia trabajando codo con codo: «El feeling y la confianza que tenemos ha hecho mucho más fácil la adaptación. Fernando tiene mucho mérito. Asumir ese papel... Le han llamado y se ha tirado de cabeza. Está preparado de sobra».

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