Hughes - Cortita y al pie

Sin estilo

El mal no se acaba con el pésimo Mundial

La reacción de Rubiales a la eliminación en Rusia no permite ser muy optimista sobre el futuro de la selección. Hizo la misma autocrítica que desmarques España y volvió a remitirnos a sus «valores», que se señaló como Di María tras marcarle el gol a Lloris.

Rubiales ha conseguido en unas pocas semanas que añoremos el «fúrgol» de Villar. Esto promete. La progresión es de Mbappé de los despachos.

Su errónea decisión fue una cacicada federativa cuyos efectos debe asumir él, aunque tristemente no se acaban en él. Los consejeros, fabuladores y palmeros que han influido o justificado el disparate, en su afán por escurrir el bulto culpan a todos del desastre, disparan en todas direcciones menos en la que toca. Sobrecargaron la crítica en Iniesta -que mal que bien y cansado creaba un hilito de peligro-, machacaron a De Gea, que llegó al Mundial como un portero de élite, y ahora cuestionan a Isco e incluso el hasta ayer sacrosanto «estilo».

Cualquier cosa antes de reconocer que España acudió al Mundial sin entrenador, que fue lo que pasó. Las federaciones de Panamá, Corea del Sur, Perú o Islandia fueron instituciones y selecciones más serias que la española. España fue peor que Argentina pero sin Messi y cambiando en la grada el drama de Maradona por el de Manolo sin su Bombo.

Amortizado un Mundial (ya se amortizó el de 2014), el asunto entraña un peligro. Autocrítica no va a haber, ni enmienda, pero ojo a lo por venir. Los que han estado hablando del «estilo» como de un catecismo ahora silban. En Barcelona dicen que estilo es Iniesta, Isco no, y en Madrid que todo es revisable. Esto puede propiciar que España, por una huida hacia adelante de Rubiales y sus mariachis, eche por tierra lo mejor que tenía, que estaba por cierto muy relacionado con la labor de Lopetegui estos dos años. El tránsito de la sub 21 a la Absoluta manteniendo una forma de juego y el amor por el centrocampismo. Lopetegui había vigorizado el flácido tiquitaca del ultimo Del Bosque, cambiaba de sistemas, agitaba. Recuerden el España-Italia.

Lopetegui merecía acabar su trabajo; el aficionado merece ahora que tenga una continuación.

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