Había hecho Calero el primero de los locales. El Atlético temblaba y el Valladolid apretaba y jugaba como los ángeles. Tras forzar varios saques de esquina seguidos, en uno de ellos el balón va al segundo palo y allí Ünal se lanza en plancha para devolver el balón al interior del área, con tan buena suerte que el cuero golpea en Saúl y entra en la portería
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