Eurocopa 2016

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Eurocopa Francia 2016 - Selecciones

La UEFA, estado de seguridad

Visible temor en Francia. La UEFA establece un estatuto restrictivo dentro de sus estadios. Varios frentes: terrorismo, hooliganismo, y expresiones racistas

La UEFA, estado de seguridad

Frente al estadio del Parque de los Príncipes hay un liceo. En la entrada, una placa recuerda a los estudiantes judíos deportados en el nazismo bajo la responsabilidad colaboracionista del gobierno de Vichy. Se dice expresamente. En la puerta, jóvenes estudiantes juegan a mancharse con espuma. Pelirrojos, rubios, negros, mestizos, todos a la puerta de la educación republicana, celebran que se acaba otro curso.

El barrio es tranquilo y el estadio está rodeado por un perímetro de verjas y vallas de la UEFA. Hay que rodearlo para entrar.

Los primeros periodistas van a acreditarse. El proceso es el mismo que en la final de Milán, con un añadido: los voluntarios de la UEFA y los agentes privados analizan al periodista y le abren la bolsa, mochila, lo que lleve. La palpan, sopesan lo que pueda haber dentro.

La Eurocopa es un gran reto para Francia. Quizás sea el mayor en un torneo así. Se conoce que la célula yihadista franco-belga desarticulada tenía como objetivo inicial la Eurocopa.

Un periodista deportivo francés señalaba ayer que, fuera de los micrófonos, en el equipo nacional se reconoce el miedo.

Lo reconocen los taxistas, los camareros. Hay una inquietud diluida en la expectación. La organización de un torneo así tras los atentados recientes es una muestra de valentía absoluta de Francia y los franceses. Es admirable, y demuestra su pulso, su maestría vital, admirable ayer en todas sus calles. Pero es algo más: es un reto para la seguridad. Organizar un evento multitudinario con un nivel de alerta superior al acostumbrado.

De algún modo, el fútbol se convierte, y esta Euro en especial, en un banco de pruebas y en una avanzadilla del control de masas y de la seguridad extrema.

El ministro del interior francés daba unos datos: desde el 13 de noviembre, alrededor de 35 millones de personas habían sido controladas por las fronteras terrestres, marítimas o aéreas del país. “Más de 18.000 fueron rechazadas a la entrada del territorio”. En el aeropuerto se observan militares paseando con poderosos rifles apuntando al suelo. Cerca del hotel hay una emisora de radio, un retén de policías está en la puerta junto a los trabajadores que salen a fumar.

Se estima que entre dos y tres millones de personas entren y salgan de estadios y “fan zones” en esta Eurocopa. Las “fan zones” se han convertido en una costumbre y representan la mayor inquietud de la seguridad.

La Euro mezcla fiesta y estado de alerta, un estado excepcional que combina las dos cosas. En el territorio UEFA funciona ya una “legalidad propia”, acorde e “interpretada según la ley francesa”.

En una de las verjas perimetrales del Parque de los Príncipes, como en el del resto de los estadios, está colgado el reglamento del estadio. Las “Stadium rules” que, se dice, prevalecerán sobre las habituales del estadio. La UEFA aspira a un estatuto más restrictivo de lo habitual.

Cualquier policía, pero también cualquier persona designada por la Federación Francesa o por la UEFA o por el EURO 2016 SAS, la joint venture organizativa del evento, podrá cachear al asistente.

Cualquier persona que se niegue a estas nomas o “represente un riesgo”, será expulsada. Cualquier persona que incumpla en un punto el estatuto. Quedan prohibidas todas las manifestaciones vejatorias, escritas u orales, sexistas, racistas, pero también las políticas, religiosas o comerciales. Objetos, bebidas, cámaras e incluso el tabaco, todo está prohibido, como de costumbre.

La UEFA impone una absoluta asepsia en sus estadios. Símbolos, signos, están prohibidos. Su reglamento refuerza la seguridad y el control al niveles cercanos al interior de un aeropuerto, y además aspira a crear atmósferas de absoluto respeto.

El objetivo es plausible, y el reglamento es asumido por cada persona de buen grado, pero es evidente que la dirección es restringir los derechos individuales del que asiste al espectáculo.

Cualquier incumplimiento, sin perjuicio de una entrega a la policía, impedirá el acceso al resto del territorio UEFA. La organización reproduce los modelos nacionales de seguridad.

Todo lo anterior, y además la videovigilancia, que dentro de los estadios se convierte en la norma. Todo queda grabado y puede ser susceptible de formar parte de eventuales procedimientos legales.

En relación con la videovigilancia aparece también una figura que está de actualidad en Francia en estas horas previas al inicio del torneo. Porque además de la amenaza terrorista, inquietan los hooligans -figuras casi entrañables por comparación-, y por ello los 77000 policías, gendarmes y agentes están reforzados por los “spotters”, muchos de ellos llegados desde otros países. Los “spotters” son los mirones. Son los que están al otro lado de la videovigilancia, pero también los que conocen, median, y se infiltran en los grupos. Los fisonomistas que en el terreno observarán de cerca a los sospechosos.

Los partidos clasificados de alto riesgo son: Inglaterra-Rusia, Turquía-Croacia, Alemania-Polonia, Inglaterra-Gales y Ucrania-Polonia. La hooligan es una amenaza distinta, de otro tipo: una violencia que se puede reducir y que viene de rostros conocidos. No ha desaparecido, pero suena a pasado. Como se ve en esta Eurocopa, la nueva seguridad aumenta por otros dos asuntos: por la elevación del estándar de lo admisible en campos convertidos en asépticos “arena”, burbujas de ocio; y por el terrorismo.

En Francia se ha de evitar un atentado, pero también cualquier manifestación racista, un asunto del que se habla, y no sólo por las palabras de Benzema. La selección, les bleus, quieren encarnar la República y el estadio ha de garantizar el respeto a sus valores. Así lo quiere Francia -y es lo que España no ha conseguido establecer en sus finales de Copa del Rey, ni se ha atrevido a formular-, y lo quiere la UEFA como norma para todas sus competiciones. La española discusión reciente entre libertad de expresión y orden en los estadios aquí queda clara.

De algún modo, el estadio de fútbol se convierte así de un modo decidido en un espacio laico, neutro, republicano, donde sólo primen los valores organizativos y constitucionales. Como un liceo.

Por todo ello, los estadios dan un paso más en materia de seguridad. Se amplían las medidas preventivas. Estadios y estados de seguridad. Un espacio de seguridad reforzada donde casi ninguna manifestación está admitida. Lugares paradójicos donde iremos a disfrutar y a que nos limiten algunos de nuestros derechos.

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