Manuel Agudo Durán (15 de octubre de 1986), que es Nolito para todos, se ha ganado el cariño de la gente por esa forma tan suya de ser. Es el gol callejero de España, la mejor noticia de esta regeneración ya que engancha con su fútbol y con su manera de entender la vida. Brilla en el Celta y se ha ganado la oportunidad de estar en el estreno de la selección, muy meritorios sus dobletes ante Bosnia y Corea del Sur durante la preparación. Del Bosque está encantado con él porque aporta algo distinto al grupo y él se siente orgulloso por ello, un chico cercano que responde con gracejo andaluz. Pasa de puntillas por el tema de De Gea y desvela un sueño que tiene desde que dio su primera patada: quiere marcar el gol de la final.

—¿Cómo lleva su primer verano sin vacaciones convencionales?

—Lo agradezco, ¿eh? Ojalá sea así siempre. Ya pensaré en vacaciones, aquí hay que disfrutar de la selección e intentar aprender que nunca se sabe si uno va a volver. Y esto es una Eurocopa...

—Es usted un jugador diferente a lo que ha tenido España.

—Bueno, intento jugar como siempre he jugado. Aquí en la selección me piden lo mismo que en el Celta e intento hacerlo de la mejor manera.

—¿Qué es para usted el fútbol?

—Para mí es lo mejor de mi vida. Me evado de todo muchas veces. Cuando tengo problemas y me pongo a jugar al fútbol, me olvido de todo. Me siento a gusto y feliz, también entrenando. Es difícil de explicar y no sé hacerlo, es complicado. Es mi vida, es lo mejor que tengo junto a mi familia. Siempre que juego, aunque sea en mi pueblo, solo pienso en la pelota y básicamente en divertirme. El fútbol es diversión.

—¿Es de los que se obsesiona?

—A veces cuesta desconectar, sobre todo cuando pierdes o cuando no haces las cosas bien. Y te lo llevas a casa y lo paga la mujer, que no tiene culpa alguna. O mis hijas o mi entorno. Cuando todo va bien, lo disfruta la familia. Y hay que quedarse con eso, con lo bueno de tu carrera.

—¿En quién pensó cuando oyó su nombre en la lista de Del Bosque?

—En las personas que no están conmigo y me ayudaron tanto. Pienso en mi abuelo, que ya no está y que descansa en paz porque fue como mi padre. En mis amigos, en David Romero, al que siempre llamaba (amigo personal de Nolito que murió en 2013 en un accidente), en mi hermano... En los que han estado, en los que me han educado. Si estuvieran esas personas estarían felices y orgullosas, pero la vida es así. Siempre no se puede tener de todo ni ser feliz y me hubiera gustado que disfrutaran de este momento tan bueno para mí. Como ya no están, que lo disfruten los que siguen.

—Ha sido un año complicado por la muerte de uno de sus familiares al que consideraba un hermano...

—Siempre hay piedrecitas y piedras grandes. Así es la vida en general. En el fútbol, más de lo mismo. Y cuando hay una piedra en tu camino, o la partes o la metes abajo. Hay que seguir, intentar disfrutar y lo mejor está por llegar. Estoy en un momento espectacular, con confianza y me encuentro muy bien. Esto es muy largo.

—Con la vida que ha llevado, ¿ha aprendido a sufrir?

—Sí, la vida en sí te pone en momentos complicados. Mi vida no ha sido fácil, pero es lo que me ha tocado. He aprendido mucho y, si se sufre antes, pues mucho mejor. Ahora soy muy feliz con mi mujer y con mis niñas, ojalá dure mucho. Y sé que me tocará sufrir en otros aspectos porque cuando no son las hijas son otras cosas como la familia, el trabajo o 20.000 cosas. Todos tenemos problemas, son cosas de la vida.

—¿Aún mantiene su vida de barrio, la que tuvo en Sanlúcar, o se ha metido en una burbuja?

—Sí, sí. Sé lo que es la vida real. Tengo una familia muy grande y hay crisis para todo el mundo. Y yo lo veo, claro. Yo intento desconectar fuera del fútbol y ahí tengo a mis amigos y a mi gente. En mi pueblo tengo mi círculo y me codeo con los mismos, con los de toda la vida. Y te enteras de todo lo que pasa, todo el mundo sabe lo que pasa en el país, con crisis... Así es la vida.

—¿Le gusta España?

—Como en España, en muy pocos sitios. Yo he tenido la oportunidad de vivir en otro país como Portugal durante un año y medio, que se vive también muy bien. Pero como en España no se está en ningún lado.

—¿Y la selección?

—Es lo máximo a lo que aspira a un jugador. Yo soñaba con esto desde pequeño y estar entre ellos hace que me sienta un afortunado y un privilegiado.

—¿Da respeto estar en este vestuario?

—Sí, sí, te impone, da respeto pensar en que voy a estar en una Eurocopa. Pero al final se trata de jugar al fútbol, que es lo que me gusta. Y eso hace que te olvides de todo, piensas en el equipo y en devolver la confianza al entrenador.

—¿Ve bien al equipo?

—Bien, bien, lo veo bastante bien. La selección tiene capacidad para ganar otra Eurocopa, pero hay que ir paso a paso y poco a poco. Es complicado y hay rivales muy buenos en estos torneos. Ojalá y España esté en la terna de candidatos. Los partidos hay que jugarlos, hay que estar fuertes. Y hay otros que son potentes, pero también estarán pendientes de nosotros. Tenemos a grandes jugadores, un equipazo, y vamos a hacer todo lo posible por volver a ganar la Eurocopa.

—¿Nota desapego con la afición?

—Cuando todo el mundo come jamón del bueno, luego pasarse a otro embutido cuesta, aunque sea un poco parecido. Como en todos los aspectos de la vida, pero lo que debe tener claro la gente es que este equipo va a intentar hacer una Eurocopa espectacular, buscar hacerlo lo mejor posible para que la gente se ilusione. España tiene una magnífica selección para eso.

—¿Qué le ha enseñado Del Bosque?

—He aprendido la tranquilidad. Nunca le he escuchado gritar más de la cuenta. No hace falta hacerlo para que uno acate una orden. Tengo el privilegio de recibir sus órdenes y de tenerlo en la selección española, me llena de orgullo. Estoy feliz de estar aquí.

—¿Qué es el gol para usted?

—Siempre me ha gustado marcar gol, siempre he estado de mediapunta o en banda, sobre todo estos últimos años. Me gusta. Quiero hacer goles y dar asistencias. Me gusta el fútbol de ataque y cuantos más goles meta, pues mejor. No sé, el gol lo tengo dentro.

—No parece que le gusten los fáciles...

—Ja, ja, ja. Bueno, intento meterlas. Finalizo a mi estilo, pienso dónde enviar el balón. Y todos los años hago goles, así que eso me pone contento.

—¿Se imagina el gol de la final?

—¡Hostia! Todo, lo daría todo. Marcar y ganar. Todo, todo, daría todo lo que tengo. Lo he comentado con mis amigos en el pueblo. Me preguntaban, hacíamos apuestas... Ojalá, bufff... En la vida todo es posible y soñar es gratis, a saber lo que puede pasar. Pero me conformo con ir y que meta quien quiera, se trata de ganar la Eurocopa. Y eso también sería un sueño, el mejor.

Sigue el partido España-República Checa en directo.