Real Madrid-Atlético

Zidane-Simeone, duelo de engaños

Los dos realizarán nuevas acciones de estrategia y cambiarán sus señales. Modifican sus viajes. Jugarán a la contra, a no fallar. Lo esconden todo

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La final de la Copa de Europa entre el Real Madrid y el Atlético es un orgullo para el fútbol español. Milán recibe a los dos clubes con los colores rojigualda en taxis y otros transportes públicos. Detrás, fuera de los focos, los dos equipos viven una guerra psicológica que se acrecienta con los engaños que ambos entrenadores planifican diariamente, como si el rival fuera un toro al que deben torear en San Isidro.

Los dos entrenadores han trabajado en secreto y han enviado personas para vigilar el estado del césped de San Siro, seco y con calvas

Los dos técnicos han encerrado sus plantillas para realizar entrenamientos secretos. Simeone ha trabajado ayer con sus hombres en La Finca, sin fotógrafos ni de la propia casa.

Zidane ha ensayado nuevas jugadas de estrategia y ha cambiado las señas para indicar donde irá el balón. Lo mismo ha hecho su colega argentino. Nada de lo observado hasta ahora en los derbis vale para nada. Los dos cuerpos técnicos han visionado todas las acciones a balón parado del enemigo, han visto todas las señales y el sábado serán nuevas. Vieja solo será la máxima de la agresividad.

Lo que han hecho es ver vídeos para ejecutar nuevas variantes. Los dos hombres que se juegan su primera Champions como responsables de dos grandes equipos hacen seguidismo, el uno del otro, no vaya a ser que el otro tenga razón.

Jardineros como espías

Zinedine recortó la estancia del Real Madrid en Milán y el Atlético hizo lo mismo. El francés tenía previsto inicialmente volar mañana y ha preferido quedarse hasta el viernes en Valdebebas, para trabajar más tiempo en casa y en secreto. La reacción fue que el argentino cambió el viaje rojiblanco. En vez de volar mañana por la mañana a Milán lo hará por la tarde, con el fin de realizar la penúltima jornada de entrenamiento también en Madrid.

El análisis del estado del césped de San Siro ha sido otra batalla válida para un «best-seller» entre el Mossad y el MI5 británico. La calvas y la sequedad de la hierba del campo milanés, que es una mezcla de césped natural y artificial, fue denunciada hace semanas por Keith Dalton, responsable de operaciones de la UEFA: «No es digno de una final». Luego tranquilizó la situación: «Estará listo a tiempo». El 12 de mayo, el jefe de jardinería del Real Madrid, el sabio Paul Burgess, acudió a San Siro y constató que el terreno de juego es lento. Parecía «un patatal», señalaba una fuente del club blanco. Posteriormente, Simeone envió a su especialista y coincidió en esa preocupación por el estado de la hierba. Ambos esperan encontrarse un campo mejor en el entrenamiento de mañana en la sede de la final.

Simeone afirma que «el Real Madrid jugará como siempre, al contragolpe», una provocación dialéctica que no ha alterado a Zidane: «Saldremos a dominar el balón», comentó sonriente, sin inmutarse

Esta batalla psicológica de medidas en secreto, silenciosas y cambios de programación ha tenido su explosión dialéctica con palabras tan incisivas como medidas de cada ejército. Simeone lanzó la primera provocación mediática: «El Real Madrid jugará contra nosotros al contragolpe». Zidane respondió con sorna: «No será así, jugaremos a tener el balón». Cristiano sí jugó al contraataque con sinceridad descarada. Se dejó de duelos psicológicos con esta afrenta: « El Madrid es mejor que el Atlético y debemos ganar». Remató el combate verbal con una sinceridad corroborada por Bale: «Perder será un fracaso». Zidane afirmaba que no. Su argumento es restar trascendencia mental al resultado antes de la pelea.

Un partido de 120 minutos

Todo está pensado. El Real Madrid retrasó el viaje a Milán porque entrenará y hablará en San Siro por la tarde, una vez conocidas las declaraciones de Simeone. Contestará el último. También realizó el «media day» después del Atlético. Todo cuenta en estas guerras tan largas. Zidane no jugará al contragolpe, pero sí proyecta un partido de mando sin contraer ningún riesgo. Su idea es similar a la de Simeone: no tener ansiedad por marcar. Se plantea un partido con prórroga. Así lo ha hecho el argentino. Siempre.

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