El gol del empate a dos del Real Madrid en el Estadio de la Cerámica de Villarreal, anotado de forma inapelable por Cristiano Ronaldo, llegó en una jugada muy polémica. El árbitro señaló el punto de castigo después de que la pelota pegase en la mano de Bruno Soriano , que posteriormente fue amonestado.
Gil Manzano interpretó que el gesto del jugador del Villarreal fue voluntario, como los jugadores visitantes, que inmediatamente pidieron mano. Todo lo contrario que los futbolistas locales y la grada amarilla, que consideraron que el balón tocó la extremidad de Soriano de forma fortuita tras un rebote cercano.
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