Champions League

La traición de Guardiola

En el 0-4 del Madrid a su Bayern, en 2014, fue su «mayor cagada como entrenador». Seis años después, se mide otra vez al Real con el peso de seis eliminaciones consecutivas y una actual mala temporada con el City

Guardiola, con cara de circunstancias en el 0-4 del Madrid al Bayern en 2014 AFP / Vídeo: El Real Madrid comienza a preparar el partido de Champions frente al Manchester City
Rubén Cañizares

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Martes 29 de abril de 2014. El Real Madrid visita Múnich. Es partido de vuelta de las semifinales de la Champions y los blancos se presentan con un valioso, pero corto 1-0. Hasta entonces, cada viaje del Madrid a tierras bávaras había sido una pesadilla. Ocho derrotas y un empate en nueve partidos, con un saldo de 22 goles en contra y solo nueve a favor, y un humillante 9-1 en un amistoso de pretemporada en 1980. Un libro de terror que aquella noche primaveral de hace seis años llegaría a su fin, gracias a un glorioso 0-4 que perdurará para siempre en la historia de ambos clubes, de la Champions, y de Guardiola , entrenador entonces del Bayern: «Me he equivocado, tío. Me he equivocado por completo. Es una gran cagada. La peor cagada que he hecho nunca como entrenador», confesó Pep a Martí Perarnau, exatleta olímpico, periodista y autor de «Herr Pep», el libro que diseccionó el primer año de Guardiola en el Bayern.

El origen de «la gran cagada» de Pep está seis días antes, en la capital de España. La ida en el Bernabéu es uno de los partidos más emocionantes de la historia moderna continental. El Bayern enmudece el coliseo blanco con 18 minutos iniciales brillantes, pero sin remate, como en toda la eliminatoria. Y el gol de Benzema, en la primera vez que el Madrid pasó del centro del campo, supone un crochet del que ya nunca se llegó a reponer el equipo alemán.

Aquel 1-0 de estilos tan opuestos, con el Bayern bordando el juego de posición y combinativo, y el Madrid dando una lección defensiva y de contragolpe, confunde a Guardiola y a sus jugadores. Como en cada partido de Champions fuera de Múnich, el equipo cena en el hotel de concentración junto al cuerpo técnico, los dirigentes y un reducido grupo de patrocinadores. La cita de entonces era en el Intercontinental, y allí, hasta las 03.48 de la madrugada, Guardiola desmenuza el partido junto a Rummenigge y Sammer , director general y deportivo, y sus dos ayudantes, Doménec Torrent y Carles Planchart. La conclusión es clara. Había que evitar encajar un gol en Múnich, y para ello Pep anuncia a su staff que cambiará el 4-2-3-1 que ha utilizado durante toda la temporada por un 3-4-3, con Gotze de falso nueve. Poblar el centro del campo era la pócima de la remontada, y para evitar un paso atrás le ruega a sus ayudantes que no le permitan cambiar de opinión, aunque vaya a usar un sistema poco entrenado a lo largo del curso.

Los seis días hasta la vuelta no ayudan a la preparación del mismo. Rummenigge calienta el partido con una declaración fuera de lugar -«Que se prepare el Madrid, porque en Múnich van a quemar hasta los árboles»-, y ya la noche de la derrota en el Bernabéu, un amigo avisa a Guardiola que Tito Vilanova está en estado crítico. 48 horas después, el viernes 25, fallece. Al golpe anímico se suman las aristas deportivas. Ribéry sigue con su espalda entre algodones, Javi Martínez sufre gastroenteritis, y el rendimiento de Neuer, Muller y Mandzukic ha sufrido un notable descenso. Contratiempos todos ellos rematados con una decisión fatal.

Nefasta elección

El lunes 28, día previo a la vuelta, los jugadores del Bayern le hacen ver a Guardiola que al Madrid se le ha ganado siempre en Múnich a la alemana. Pasión, épica, agresividad y juego directo, justo los ingredientes opuestos al vademécum de Pep. Para ello tenían que salir al ataque, de manera alocada, sin pensar en el estilo. Y Guardiola accede, traicionándose a sí mismo, como ha reconocido en varias ocasiones. Elige un 4-2-4, generando un vacío en el centro del campo, que será un pandemónium en manos de un Madrid liderado magistralmente por Xabi y Modric , solidario en el trabajo defensivo como nunca antes, y con un juego aéreo poderoso que hizo añicos al Bayern. El 0-4 fue hasta corto. En el partido más importante de la temporada, Guardiola murió con las ideas de sus jugadores, no con las suyas.

Seis años después, Pep vuelve a medirse al Real Madrid , y lo hace con la presión de haber perdido la Premier desde noviembre, y de no poder competir en Europa las próximas dos temporadas, sancionado el City por la UEFA. La mochila pesa aún más si miramos su camino en la Champions tras aquel hiriente 0-4 contra el Madrid. Bicampeón con el Barcelona (2009 y 2011), desde su marcha del club catalán colecciona eliminaciones, algunas de ellas inesperadas ante equipos de menor entidad, como el Mónaco (octavos de 2017) y el Tottenham (cuartos 2019). Como consuelo le queda que cayó siendo fiel a sus ideas.

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