Fútbol

Todos vascos menos el entrenador

El Athletic de Bilbao, que solo ficha jugadores nacidos o con arraigo en el País Vasco, hace la excepción en el banquillo, donde cinco de los últimos siete inquilinos no son de la comunidad autónoma

Marcelino García Toral, durante un partido con el Valencia AFP

Pablo Lodeiro

Un asturiano, Marcelino García Toral entrenará al Athletic Club, según su nuevo contrato hasta el 30 de junio de 2022 . Así lo confirmó el club tras destituir el domingo a Gaizka Garitano, que dirigió al equipo por última vez tan solo unas horas antes del comunicado, en la victoria frente al Elche en San Mamés (1-0). El conjunto se había recuperado en las últimas semanas de un mal comienzo de temporada, donde solo había ganado uno de los primeros seis partidos, pero la irregularidad, las abultadas críticas y la victoria del eterno rival, la Real Sociedad, a domicilio hace dos jornadas decantaron finalmente la balanza hacia el uno antes que a los once. Garitano deja al Athletic noveno en la clasificación, a ocho de Europa y a seis de los puestos de descenso, y se despide mientras asegura que ha sido «un honor entrenar al equipo que quiero desde pequeño», porque es un hombre de la casa, nacido y cultivado al amparo de la ría. La llegada de Marcelino y la salida de Garitano es un reflejo de una tendencia cada vez más común en Bilbao. Si el equipo siempre se ha enorgullecido de contar exclusivamente con jugadores nacidos o arraigados en el País Vasco y alrededores, esta política se ha visto menos, sobre todo en los últimos tiempos, en el banquillo, único estamento del equipo vasco exento de euskera.

Para ejemplificar esta realidad, de los últimos siete entrenadores del Athletic de Bilbao, solo dos han nacido en la comunidad autónoma. José Ángel Ziganda y el propio Garitano son la minoría, mientras que el andaluz Joaquín Caparrós, el extremeño Ernesto Valverde, los argentinos Marcelo Bielsa y Eduardo Berizzo, y el nuevo inquilino, el asturiano Marcelino, conforman la mayoría en los últimos años. Curiosamente, con los dos entrenadores vascos el Athletic no ha sido diestro en los resultados, reservando sus mejores etapas recientes para la locura de Bielsa, que en 2012 llevó al equipo a las finales de Europa League y Copa del Rey, ambas perdidas, y para la tranquilidad y eficacia sin alardes del «Txingurri» Valverde, con el que ganó la Supercopa de España en el verano de 2015 a todo un Barcelona que venía de levantar la Champions. De aquellas dos etapas salieron dos de las imágenes más icónicas del imaginario bilbaíno: la victoria en el «Teatro de los sueños» contra el Manchester United y el gol de San José desde el medio del campo a Ter Stegen.

De Ziganda, entrenador que cosechó más derrotas que victorias, queda su ensoñación sobre cómo se imaginaba que sería la remontada contra el Olympique de Marsella en un partido que finalmente acabó 2-1 para los franceses. También es cierto que el que técnicos sin lazos con el País Vasco ocupen el banquillo del Athletic de Bilbao es un hecho que se ha dado desde los inicios del equipo, cuando los marineros ingleses trajeron el deporte, ahora rey, al norte de Españ a en 1898. Hombres como William Barnes, Mr. Burton, Frederick Pentland, con su puro y sombrero de bombín, o Ralph Kirby acompañaron a los vascos en sus primeros pasos en esto del fútbol.

Si bien en los banquillos cada vez se cultiva menos el fruto local, todo lo contrario pasa en el verde . El Athletic y sus aficionados presumen de solo acoger entre sus filas a jugadores nacidos o con pasado vasco desde el primer tercio del siglo XX, todo un distintivo en los tiempos modernos, hábitat del fútbol impersonal, pero que ha cercado al equipo deportivamente al no poder reforzarse con jugadores de altas esferas.

Rioja o Navarra

Una teoría con sus pinzas y tecnicismos, y tampoco escrita, ya que la Rioja o Navarra entran dentro de la lista de territorios en los que el Athletic ficha, como es el caso de Fernando Llorente o Javier Martínez , de Estella, una localidad a medio camino entre ambas comunidades. Para la actual temporada, el equipo únicamente firmó al navarro Álex Berenguer por diez millones y procedente del Torino. Para remontarse a su última gran incorporación, hay que ir hasta 2017, año en el que pagó la cláusula de Íñigo Martínez, 32 millones de euros, para que el central abandonase San Sebastián.

Marcelino, ante este panorama , llega para revitalizar a un equipo deprimido y maniatado, pero orgulloso al fin y al cabo. Norteño, pero no vasco, no cuenta en principio con el beneplácito de la afición pues en 2008 aseguró que el Athletic gozaba de favoritismo arbitral . San Mamés no olvida, como demostró con Iniesta, a quien pitaron hasta el día que se retiró. Eso sí, las victorias lo cambian todo.

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