Sorteo Champions League

Una Champions de reservado

Por primera vez en la historia del torneo y con la Superliga de fondo, las cinco grandes ligas copan los octavos de final

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El gol con el que Timothy Castagne puso por delante al Atalanta ante el Shakhtar Donetsk suponía varias cosas, todas ellas relevantes. La primera, que el equipo italiano, debutante en la Champions League, se estaba clasificando para los octavos de final, proeza cuyas dimensiones se multiplicaban ante el hecho de que, superada la jornada cuatro, sumaba un solo punto. Además, ratificaba una idea que desde hace un tiempo sobrevuela peligrosamente la competición de clubes más importante del planeta: cada vez hay menos sitio para turistas en el particular feudo de los grandes clubes, hoy llamado Champions y mañana quién sabe, torneos donde ser ruso, griego o serbio, por más que te llames Zenit, Olympiakos o Estrella Roja, comienza a ser sinónimo de cuerpo extraño.

El Atalanta completó su ascenso hacia los octavos de final con los tantos de Pasalic y Gosens y dejó en el arcén al Shakhtar, la última bala de los equipos ajenos a las cinco grandes ligas para disputar la ronda de eliminatorias. Apeados los ucranios, el escenario es inaudito en la historia de la competición. Nunca antes los dieciséis equipos presentes en el cuadro final del torneo procedían íntegramente de Inglaterra, España, Italia, Alemania y Francia , el manojo de grandes factorías del fútbol europeo.

El último cambio llegó el año pasado, cuando la UEFA anunció que los cuatro primeros clasificados del cuarteto de federaciones que encabezan el ranking europeo (Premier, Liga, Seria A y Bundesliga) accederían sin necesidad de previa a la fase de grupos. Francia, que puja como quinta, mete a dos directamente. Igual que Rusia, la sexta, pero con evidentes diferencias sobre el césped. A ello se suma el nuevo Mundial de Clubes , que lo jugarán 24 equipos cada cuatro años, con China 2021 como punto de salida.

Son los precedentes a partir de los cuales esa idea llamada Superliga va tomando forma. Los transatlánticos del Viejo Continente hace tiempo que conspiran bajo la siglas de la ECA, la Asociación de Clubes Europeos al frente de la cual se sitúa Andrea Agnelli, el propietario de la Juventus, en busca de fórmulas que les permitan mantener su estatus sin necesidad de validarlo sobre el campo. Conviene tener presente que el grueso de los clubes, y por tanto de la masa social que da vida a todo lo que el fútbol congrega, está formado por equipos a los que las aspiraciones de los gigantes les quedan lejísimos. La irrupción de la Asociacion Mundial de Clubes hace apenas un mes, con Florentino Pérez a la cabeza, retuerce aún más esta intrincada red de intereses y planes velados, con el enfrentamiento entre FIFA y UEFA, Infantino y Ceferin, por ponerse a la cabeza de un proyecto con visos de irreprimible.

La pujanza de los nuevos sultanes del fútbol, caso de Manchester City o PSG –clubes-Estado, en palabras de Tebas– empuja a quienes comparten escalón con ellos a encontrar nuevas vías para ampliar sus arcas. Disputar cada semana lo que hasta ahora se consumía como duelos excepcionales, precisamente por su eventualidad, pasaría a ser algo rutinario en el calendario.

Refleja con fidelidad la ampliación en las diferencias entre tiburones y el resto de peces el hecho de que muchos de los aspirantes a ganar la Champions hayan solventado la papeleta de los grupos con margen pese a atravesar momentos bajos de forma. Tan cierto es que el Red Bull Salzburgo rozó por momentos la heroicidad ante el Liverpool como que la suya es la excepción que hubiese confirmado esta regla. La Juventus , a vueltas con el encaje de Ronaldo en el plan de Sarri y con el liderato de la Serie A cedido al Inter, se clasificó sin esperar a la última jornada. Lo mismo que el Bayern , quinto en Alemania. Por no hablar del City , a catorce puntos del liderato en la liga inglesa y de paseo en Europa.

Esta suerte de división entre fase regular y playoffs, pura mercadotecnica NBA, sigue dejando ejemplos a medida que se repasan los bombos. No tuvo ni que sudar el PSG, que aunque dejó en la estacada al Madrid (3-0) en la primera jornada estará acompañado por los blancos en la siguiente fase. Igual que el Barcelona , a vueltas con Valverde o el encaje de Griezmann y en octavos sin dramas.

Hasta nueve nacionalidades distintas llegaron a congregarse en los cruces de las ediciones 11-12 y 12-13 . Portugueses, holandeses, rusos, ucranianos, suizos, escoceses, turcos e incluso chipriotas han completado en la última década una nómina hoy reservada a lo más distinguido del fútbol europeo. Por más que lleguen el Atalanta o el Leipzig, la excepción la ponen el Ajax o el Oporto. Sus cuartos de final el curso pasado adquieren un valor distinto a la luz del sino de la Champions.

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