Pedro sonríe, junto a Alba, a su llegada a Las Rozas
Pedro sonríe, junto a Alba, a su llegada a Las Rozas - EFE

España-IsraelLa redención de Pedro

Ausente desde la Eurocopa, en donde fue protagonista de unas polémicas declaraciones, el canario por fin se estrena con Lopetegui

LAS ROZAS Actualizado: Guardar
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A Pedro Rodríguez, por norma un chico ejemplar y de buenas palabras, se le calentó la lengua y dinamitó por completo la paz en el campamento de la selección española, que ese día estaba en Burdeos para disputar el tercer partido de la fase de grupos de la última Eurocopa ante Croacia. «Si no veo continuidad no merece la pena seguir viniendo aquí para hacer grupo, pese a que estoy muy cómodo», exclamó, matizadas luego sus declaraciones y, como de costumbre, señalando a otros por la mala interpretación de las mismas. España ya estaba clasificada para octavos después de sus triunfos ante la República Checa y ante Turquía, dos buenas actuaciones que asombraron al resto de países, y todo eran sonrisas en la encantadora Isla de Ré, un rincón estupendo de Francia en donde el combinado nacional convivía durante el torneo entre ostras y biciletas.

Sin embargo, un exceso verbal de Pedro provocó el primer seísmo, que tuvo su réplica con la derrota ante Croacia y con la posterior eliminación ante Italia en octavos de final, último servicio de Vicente del Bosque al frente de la nave. Desde entonces, la selección se ha esmerado en retomar el camino del triunfo y se han producido una serie de cambios con Julen Lopetegui, quien ha abierto la puerta para que entre aire fresco, aunque en cierto modo ha seguido una línea continuista. Sin embargo, por primera vez ha contado con Pedro, antes Pedrito, que vive una especie de redención en Las Rozas.

En la pasarela habitual de los días de concentración, los jugadores van llegando a la residencia de la Federación Española de Fútbol escalonadamente, casi siempre repitidiendo las rutinas. Llegan muchas veces los del Madrid juntos, los que vienen de Inglaterra suelen utilizar el mismo vehículo, Sergio Ramos se presenta en plan capitán para lucir modelito y dar un pequeño discurso ante los medios (como ayer) y los del Barça apadrinan a Pedro y Cesc, excompañeros que ahora se esmeran en el poderoso Chelsea.

Sin embargo, ninguno de los dos había acudido a las últimas llamadas, pero Pedro estará estos días para preparar el partido del viernes ante Israel en Gijón (oficial, fase de clasificación para el Mundial) y el del martes 28 en París (amistoso de nivel contra Francia). Arrastrando la maleta, aterrizó en manga corta mientras charlaba con Jordi Alba y saludó con esa sonrisa de pillo, pero no abrió la boca. De su vuelta al equipo nacional solo queda el mensaje que dejó en las redes el pasado viernes cuando se hizo pública la lista. «Muy contento con la llamada de la selección. Es un orgullo poder volver a defender a mi país».

Lo ha hecho en 60 ocasiones (17 goles), uno de los veteranos que estuvo en los años de oro. Ganó el Mundial de Sudáfrica(titular en la final), ganó la Eurocopa de 2012 y Del Bosque contó siempre con él, incluso cuando no estaba en plenitud. De ahí que al exseleccionador, aunque lo entendiera a su manera, se molestara con esa reacción de Pedro, igualmente alterados muchos de los jugadores de la selección.

Ya ha pasado un tiempo, y Pedro se ha ganado el regreso por su notable temporada en el Chelsea, pues es básico en el esquema de Antonio Conte –25 partidos jugados en la Premier, ocho goles– y Lopetegui le quiere probar, dejando fuera a Lucas Vázquez para esa posición de banda. Vuelve, pues, un secundario de lujo, aunque deberá aceptar que también toca hacer grupo. Esa lección ya la ha aprendido.

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