Fútbol

Los CDR planeaban un clásico violento dentro y fuera del Camp Nou

El choque se había convertido en objetivo prioritario de los radicales, que pretendían actuar por sorpresa desde horas antes del pitido inicial

Esteladas en el Camp Nou/ Valverde: «SI el clásico fuera mañana o pasado mañana...» EFE/ ATLAS

Sergi Font | Fernando Rojo

Un clásico violento dentro y fuera del Camp Nou. En eso querían convertir los sectores más radicales del independentismo catalán el encuentro que tenía previsto celebrarse el sábado 26 de octubre. Fuentes de los Mossos d’Esquadra y de la Policía manejaban informaciones internas sobre la preparación de una serie de acciones violentas que iban a mantener en secreto hasta última hora para intentar sorprender a las fuerzas de seguridad. Es la nueva forma de actuar de los CDR, que estaban movilizándose para servirse del clásico con el objetivo de promocionar el «procés» a nivel internacional. No hay mayor altavoz mediático que un Barça-Madrid, que goza de una audiencia potencial de 650 millones de espectadores.

Con las imágenes aún en la retina de los disturbios de las noches anteriores y el temor a vivir una situación similar a los graves incidentes protagonizados por los «chalecos amarillos» en París el año pasado (se suspendieron varios encuentros de la Ligue 1), la Federación se afanaba ayer en buscar una solución. Estaba previsto que ayer el Comité de Competición tomara una decisión. A medianoche se acordaba el aplazamiento del encuentro al tiempo que se instaba a los dos clubes a ponerse de acuerdo antes del próximo lunes. No será fácil alcanzar el consenso . Lo que está claramente descartado es que sea el 26 de octubre en Barcelona porque el Gobierno central ve imposible garantizar la seguridad.

Baile de fechas

En principio, la Federación propuso la fecha del miércoles 18 de diciembre , a pesar de la queja inicial de Javier Tebas por su coincidencia con una eliminatoria de la Copa del Rey. Real Madrid y Barcelona estaban de acuerdo.

El presidente de la Liga, por su parte, preferiría que el encuentro se celebrara en la fecha prevista, pero en Madrid, algo a lo que se oponen ambos clubes. Y acto seguido solicitó que el clásico se trasladara al sábado 7 de diciembre y descartaba así la posibilidad de que un partido como este -con gran repersución internacional y con tanto interés por parte de los operadores de televisión- pudiera jugarse entre semana. Para que el partido se disputase ese 7 de diciembre habría que cambiar los partidos previstos para la jornada 16 de la Liga, es decir Barcelona-Mallorca y Real Madrid-Espanyol, que pasarían a jugarse el 4 de diciembre. Al parecer la Liga tiene el visto bueno tanto de bermellones como de espanyolistas. En cualquier caso, el culebrón continúa.

Los políticos independentistas ven en el clásico una plataforma de sus reivindicaciones a nivel internacional , y por eso querían a toda costa que se celebrara el partido en la Ciudad Condal en la fecha prevista. «Los Mossos d’Esquadra garantizarán la seguridad del Barça-Madrid en caso de que se acabe jugando en el Camp Nou», aseguraba Miquel Buch (PDECat), consejero de Interior. Por su parte, la alcaldesa Ada Colau (Barcelona en Comú) pedía que «la vida en la ciudad se haga con normalidad, que se desarrollen los actos previstos, como las citas deportivas importantes».

Ambos dirigentes no ven o no quieren ver el riesgo derivado del nuevo «modus operandi» de los grupos radicales independentistas, que les convierte en imprevisibles, organizados y mucho más peligrosos. El soberanismo ha creado una aplicación informática , definida como «una plataforma de coordinación de acciones pacíficas de desobediencia civil», para coordinarse y evitar a la Policía. Ya forman parte del pasado los manifiestos firmados por los distintos colectivos independentistas días antes de de cada acción de protesta. Ahora, los radicales se sirven del factor sorpresa citándose pocos minutos antes de cualquier acto o evento, lo que hace imposible prever las consecuencias.

Auténtico aquelarre

Las acciones de Santiago Spot, líder del grupo «Catalunya Acció» y promotor de alguna de las pitadas al Rey en las finales de Copa, quedan en un juego de niños comparadas a lo que se preveía que pudiera suceder el 26-O. Fuentes policiales tienen constancia de que el clásico estaba entre los objetivos de los CDR y de la facción más radical del secesionismo. Unos incidentes que serían previos a la manifestación convocada en el centro de Barcelona por «tsunami democràtic» pero que tendrían su punto culminante dentro del estadio, donde se estaba preparando un auténtico aquelarre independentista.

Aunque el 60% de los antidisturbios que hay en España están en Cataluña , parecen a todas luces insuficientes para garantizar la seguridad del encuentro. Sobre todo, porque todos los efectivos no se pueden concentrar en los aledaños del Camp Nou, y más teniendo en cuenta el resto de actos soberanistas previstos para esa misma jornada. Este sería uno de los hechos diferenciales con respecto a otros partidos considerados de alto riesgo o, incluso, con los que se celebraron bajo alerta antiterrorista hace cuatro años.

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