Selección española

Las obsesiones de Sergio Ramos

Empeñado en mejorar registros con España, hoy lidera en Sevilla a la selección, que tiene a tiro su pase para la final a cuatro de la Liga de las Naciones

Sergio Ramos, en el entrenamiento previo al España-Inglaterra Reuters

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En un periquete, se terminó la polémica, vendida por anticipado porque se daba por hecho que Luis Enrique y Sergio Ramos no estaban hechos para convivir en el mismo corral. Es verdad que había cámaras de por medio, pero fue el abrazo más sentido de la primera concentración en esas imágenes que se vendieron con la llegada de los internacionales a Las Rozas , y en Wembley , en la previa del estreno de esta nueva era, capitán y entrenador se regalaron los oídos con piropos, caricias y palmaditas, un amor a primera vista que se prolonga sin visos de crisis ni ruptura.

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«Ya chocarán», vaticinan los agoreros, dando por hecho que esas personalidades tan fueres no pueden congeniar, pero lo cierto es que la selección pasa los días feliz y en armonía mientras Ramos quema etapas hacia la eternidad, indiscutible también esta noche en el duelo ante Inglaterra que puede servir para certificar el pase a la final a cuatro de la Liga de las Naciones . Con una victoria en el Benito Villamarín, campo hostil para el camero por sus raíces, estará todo más que resuelto. Y con un empate, casi que también.

A ocho de Casillas

En las vísperas de los partidos caseros, la Federación tiende a abrir las puertas para que la gente se acerque a la selección y viceversa, que es casi igual de importante lo segundo o incluso más. Y ayer se organizó una buena fiesta en el campo del Betis, olvidado desde 1995 por el combinado nacional con todo lo que ha sido esta tierra. Ramos está en casa, pero en la del enemigo, si bien es cierto que se le pita casi más en campo del Sevilla que en Heliópolis. Ayer, ante unas 8.000 personas, se llevó incluso algún piropo en el feudo verdiblanco. «Volver a Sevilla es volver a casa pese a hacerlo en el estadio del rival», defiende.

Es cierto que se ve a un Ramos de perfil bajo en este nuevo proyecto, mucho más receptivo y al servicio de su jefe. Siempre se ha dicho que el madridista trascendía a lo que es un mero futbolista, capaz incluso de alterar rutinas y programar entrenamientos a la carta con el seleccionador o entrenador de turno, pero desde la RFEF dan a entender que no hay nada de eso, que su única ascendencia es la de ser capitán del grupo , pero que acata órdenes como el que más y con una predisposición absoluta.

Con 32 años ya, Sergio Ramos tiene entre ceja y ceja llenar una página de la historia del fútbol español. Sabe que se convertirá pronto en el jugador con más internacionalidades de siempre, superando a Íker Casillas, pero quiere que sea ya mismo, y de ahí que juegue hasta en los amistosos como el de Cardiff (disputó el primer tiempo). Desde su debut, en marzo de 2005 contra China, acumula ya 159 tardes de rojo y está a solo ocho de los 167 del ahora portero del Oporto. Más pronto que tarde, caerá ese muro. Tiene más retos para presumir el andaluz, un defensa con espíritu de delantero. A Ramos le encantan los goles y, después del cabezazo ante Gales, suma 15 con España, a uno de Laurent Blanc en la lista de zagueros europeos con más olfato. El francés hizo 16 en 97 tardes, lejos de los 22 que firmó Passarella con Argentina. El caso es que, con la tontería, cuenta más tantos que Cesc o Cazorla, el 17 en el ranking histórico del combinado nacional.

Y lleva las cuentas al dedillo porque le encanta asomar en las estadísticas positivas. «A nivel personal, ir logrando retos es muy gratificante después de todo lo que conlleva, estar tanto tiempo ahí a nivel de élite me llena de fuerzas para seguir por la misma línea», mantiene con una sonrisa de orgullo. Enfrente, hoy tendrá a Harry Kane , que lleva seis partidos sin ver puerta.

Será la cuarta noche con Luis Enrique, promotor de este balneario en el que se ha convertido la selección después del penoso Mundial. «Volvemos a brillar, la selección mantiene esa ilusión que implantamos en su día con un fútbol único y maravilloso. Estamos en el camino idóneo, pero queda mucho y es muy bonito», añade Ramos. Él también sabe cuál es el suyo rumbo a la eternidad con su querida España.

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