Fútbol

Mikel Arteta, de descarte del Barcelona a referencia en la Premier

El técnico vasco se doctoró en los banquillos el pasado sábado tras ganar la FA Cup apenas unos meses después de debutar como primer entrenador

Arteta, con la FA Cup EP

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Algo tendría el Antiguoko, modesto club de la División de Honor vasca, para que un nutrido grupo de críos, después futbolistas y a la postre entrenadores, viesen en sus aventuras vestidos de corto una aventura con destino determinado: los banquillos. Al asalto de los mismos que recientemente han protagonizado Andoni Iraola (Mirandés) y Xabi Alonso (Sanse) se sumó hace unos meses otro de los hombres criados en aquella cantera, Mikel Arteta , coronado el pasado sábado como campeón de la FA Cup por segunda vez en su carrera tras derrotar al Chelsea. La primera, eso sí, desde que es entrenador.

La resonancia de este éxito se entiende con un vistazo atrás. En 2015, el Arteta mediocentro ganó la Copa inglesa como capitán gunner, erigido entonces como un ídolo en el empobrecido club londinense por su profesionalidad, diligencia y clase, virtudes de las que germinó una estupenda relación con otro pope de los banquillos, Arsene Wenger .

Eran los días en que el de San Sebastián apuraba su etapa como futbolista, manifiesta ya su predisposición para enfundarse el traje y la corbata sin dejar de pisar el césped. Dicho y hecho, le faltó tiempo para aceptar la propuesta de Pep Guardiola , convirtiéndose así en su segundo de abordo en Mánchester, deseoso el catalán por encontrar a un escudero que conociese las particularidades de un fútbol tan genuino como el inglés.

Es ésta una de las marcas distintivas de Arteta, español por pasaporte e inglés por pura adaptación, en su boca el idioma de Shakespeare desde que en 2002 tuvo que marcharse al Rangers tras no encontrar sitio en la primera plantilla del Barcelona, el club que lo había pescado del Antiguoko. Una infructuosa temporada de vuelta a España para jugar en la Real Sociedad, 2004, fue su definitivo trampolín hacia la Premier.

Allí acumuló ocho años fantásticos en el Everton -donde empezó como extremo y terminó como capitán general del medio campo, dos años elegido como MVP de la temporada toffee-, y un lustro en el Arsenal. Cómo sería su rendimiento que por momentos se llegó a pedir desde la prensa inglesa su convocatoria con la selección de los Three Lions, invisible como parecía para una España donde la generación dorada ponía el listón fuera de órbita.

Su aprendizaje al lado de Guardiola, su prestigio y sus formas, exquisitas y con un encaje idílico en el carácter moderno del Arsenal que se inventó Wenger, lo llevaron a reemplazar a Emery las pasadas Navidades. Con Arteta se esperaba recuperar el fútbol asociativo que tanto se echaba en falta y, lejos de conformarse con ello, el técnico vasco ha dado un lavado de cara tremendo a un equipo abúlico, sumido en el conformismo de estar por encima de la media en la Premier y entregado a la esperanza por ver cómo jóvenes valores ( Saka, Tierney ) daban motivos para la esperanza a la afición del Emirates.

Con una línea de cinco defensas, Ceballos como proyección en el medio y tres delanteros importantes como Pépé, Lacazette y Aubameyang , ha conseguido devolver al club su estatus de club ganador no ya con un nuevo trofeo, sino ganando a todos los integrantes del top six (salvo al Tottenham), limpiando un vestuario donde las jerarquías eran difusas (Özil, el mejor pagado de la plantilla, saldrá este verano) o constituyéndose a sí mismo como un argumento de peso para soñar a lo grande con la próxima temporada.

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