Real Madrid-Atlético

Un derbi para ganarse el mercado americano

La rivalidad de la capital española se traslada a las calles de Nueva York, en la gran cita futbolista del verano en EE.UU.

Jugadores del Atlético de Madrid, en el estadio de los Dallas Cowboys Atlético de Madrid

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Como los hermanos que se odian y acaban comprándose casa en la misma calle, Real Madrid y Atlético extienden su rivalidad -su inquina necesaria, su antipatía dependiente, cómo aman odiar al otro- a las calles de Nueva York. Las sedes de sus respectivas peñas oficiales se reúnen para los partidos en bares separados por apenas dos manzanas, en las inmediaciones del rascacielos más emblemático de la Gran Manzana, el Empire State.

La cercanía física ha supuesto algún altercado leve en el pasado reciente, en una época en la que el Atlético ha competido de tú a tú con el equipo más laureado de la historia del fútbol. Hoy, por primera vez, los hinchas neoyorquinos de ambos equipos vivirán la rivalidad de la mejor forma posible: en un estadio, con el olor a yerba húmeda y con los ídolos delante de sus ojos. Una realidad muy distinta a la del hincha expatriado , que se pone la camiseta para ir a un bar a deshoras -en ocasiones los partidos son por la mañana temprano por la diferencia horaria- y mira por televisión un partido narrado en inglés o en español con acento mexicano.

El derbi madrileño es la gran cita futbolística del verano en EE.UU., convertido en el destino prioritario de los grandes clubs europeos para su temporada. Muchos de ellos participan en la International Champions Cup , un torneo organizado por Relevent -la misma compañía con la que La Liga quiere llevar partidos de la temporada regular a EE.UU., todavía sin conseguirlo- que ha traído, entre otros, al Bayern Múnich, Arsenal o Benfica, además de los dos equipos madrileños.

El partido entre los dos rivales españoles, en un estadio con capacidad para 80.000 espectadores que estará cerca del lleno , es una muestra de una nueva oleada de interés por el fútbol en EE.UU. De forma periódica, en un país que está atragantado de deporte -NFL, NBA, béisbol, ligas universitarias- el fútbol coge impulso. Lo hizo en los setenta con la formación del Cosmos de Pelé y Beckenbauer. Después, con la primera clasificación a un Mundial -Italia 90- y la organización de otro, cuatro años después. Más tarde, con la llegada de grandes estrellas europeas, desde David Beckham a Zlatan Ibrahimovic. De forma reciente, con el éxito en el Mundial femenino de Francia, que cautivó a todo el país y consiguió hitos como que la camiseta deportiva más vendida de Nike fuera la del equipo nacional . En los últimos veranos, la celebración de partidos de gran calado -en 2017, Real Madrid y FC Barcelona disputaron un ‘clásico’ en Miami- ha vuelto a crear expectación.

El fútbol gana así terreno poco a poco en EE.UU., pero para los hinchas expatriados en esta orilla del Atlántico la realidad es distinta: ellos son una isla de la pasión por el deporte rey y sienten a sus equipos con el mismo fervor que un aficionado en Carabanchel o Chamberí. Hoy es su día grande, sobre todo por poder vivir esa rivalidad adictiva en directo.

«Se echa de menos», reconoce Laura Ponce, presidenta de la Peña Madridista NYC, sobre ese antagonismo con sus vecinos. «Aquí todo es más frío, se vive con menos intensidad» , explica sobre la cultura deportiva estadounidense.

Las diferencias sobre cómo se organizan estos eventos deportivos han sido un motivo de queja para su homólogo colchonero, Iñaki Carmona, presidente de la Peña Atlético de Madrid New York. Las entradas en los fondos, detrás de las porterías, donde tradicionalmente se colocan los aficionados más fervorosos, se han vendido a 180 dólares . «Hemos asistido a finales y no hemos visto estos precios», lamenta Carmona, que se queja de la escasa colaboración del club para facilitarles entradas: «Funciona en contra de su afición», dice del Atlético. «En lugar de ayudar, la machaca». Hay entradas que se disparan más allá de los 400 dólares.

Carmona advierte de que muchos seguidores atléticos, venidos desde las cuatro esquinas del país, han optado por comprar entradas más baratas en otras zonas y que eso podría tener problemas de seguridad. «Nosotros somos muy tranquilos, pero hay por ahí gente violenta» , dice. «No es grato estar sentado entre gente del otro equipo».

El club tampoco ha dado muchas facilidades para que los peñistas tuvieran un encuentro con algún jugador o exjugador del club, aunque Carmona tenía esperanzas de que finalmente sí existiera esa posibilidad.

En la peña madridista, un grupo de veinte personas tenían previsto ayer un encuentro con Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, y, por la noche, una fiesta en la terraza de un rascacielos con la presencia del exfutbolista Álvaro Arbeloa. Será una oportunidad para celebrar una reunión de peñas madridistas en EE.UU. con grupos venidos de una docena de grandes ciudades del país, entre otras, Los Ángeles, Chicago, Houston o Miami.

Antes de que el balón eche a rodar, la rivalidad se vivirá en el ‘tailgate’, la tradicional barbacoa en el aparcamiento del estadio que celebran los aficionados antes de los partidos de fútbol americano. En lugar de hamburguesas y perritos, cada peña ha organizado una paella multitudinaria para disfrutar entre socios y aficionados. La presidenta de la peña madridista regala un secreto inconfesable y solo posible entre hinchas expatriados: « La paella es buenísima , nos la han recomendado los de la peña del Barça».

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