Selección española

Laporte, contra su patria

Francés de pura cepa, se ha consagrado en la defensa de España, amenazada por Mbappé, Griezmann y Benzema

Desde que debutó, ha jugado todos los partidos de titular y admite que esta final es especial para él

Laporte, en el entrenamiento de la selección antes de

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Aymeric Laporte es francés de pura cepa, de Agen, una ciudad de unos 35.000 habitantes ubicada a la orilla derecha del río Garona y en donde el fútbol compite con el rugby, pasa en muchísimos rincones de esa tierra. Laporte, aunque habla estupendamente castellano, mantiene su acento y siente Francia como su patria , es lo suyo. Pero mañana, sin embargo, escuchará La Marsellesa con otra bandera y otro escudo, reclutado para la causa española y comprometido como el que más desde que recibió su pasaporte, un fichaje gestionado durante años y que se materializó poco antes de la pasada Eurocopa. Debutó contra Portugal, aquel amistoso previo al gran torneo en el Wanda Metropolitano, y desde entonces acumula once tardes de rojo sin fallo, el único fijo en el once de Luis Enrique desde ese duelo. «Es uno más», defienden desde la Federación, encantados con el vínculo tan fuerte que hay entre el central y la selección.

Laporte tiene mañana un partido incómodo, difícil de gestionar las emociones porque el sentimiento por Francia no lo ha perdido. Antes de la Eurocopa, precisamente después de su bautismo con España, se le realizó aquella pregunta tan directa en la sala de prensa de Las Rozas, la que apelaba a su patriotismo. «¿ Tú te sientes plenamente español como para poder defender un escudo, una nación, una bandera o un himno?», le sugirieron al central del City, que salió como pudo con su respuesta. «Es una pregunta bastante fuerte y voy a intentar responderla de la mejor manera posible. Yo estoy aquí para competir al máximo nivel y mi objetivo es el mismo que el de España, que es ganar todo tipo de competición. Yo voy a darlo todo, voy a dar mi máximo nivel. Nadie tiene que dudar de que lo voy a dar todo».

Laporte, con las categorías inferiores de Francia

Al margen de valoraciones personales sobre si ha estado mejor o peor en algún partido, su promesa sobre una implicación absoluta ha quedado confirmada en sus once noches con la selección, titular en todos y solo sustituido dos veces por molestias (904 minutos acumula). Ha ido cambiando de pareja de baile , cinco tardes con Pau Torres , otras cinco con Eric García y una con Iñigo Martínez , y nadie tiene dudas sobre su presencia mañana contra Francia, su Francia. Siendo la defensa la línea más tierna de esta España, Laporte ya es líder y quien lleva la voz cantante para frenar a Mbappé, Griezmann y Benzema, muy probablemente la mejor delantera del planeta en lo que a fútbol patrio se refiere.

Laporte tiene un examen muy serio en San Siro por todo lo que envuelve a esta cita. Es una final, que aunque sea de un torneo menor como la Liga de las Naciones no deja de tener su relevancia, y se enfrenta a sus orígenes. Jamás ha renegado de ellos, pero llegados a un punto tuvo que decidirse definitivamente y, ante la falta de oportunidades, prefirió el rojo al azul. De todos modos, su fichaje por España se gestó durante años , pues cuando cumplió 15 ya se le tanteó por primera vez, si bien él siempre quiso ser un gallo más. En las categorías inferiores de Francia llegó a disputar 51 partidos, casi 4.000 minutos defendiendo a su país con tres goles en su historial.

Cuando Vicente del Bosque estaba al frente del combinado nacional, ya se intentó captar a Laporte , que había sido fichado en su día por el Athletic para curtirse en Lezama. Después, se acentuó el interés con Julen Lopetegui, aunque el reglamento y sus múltiples complicaciones frenaron el deseo. En 2016, con la llamada de Didier Deschamps , todo parecía finiquitado, pero nunca llegó a tomar la alternativa con los mayores de Francia y al central se le escapaba el tren. «Hasta el momento, y creo que para siempre, la decisión será la selección francesa», llegó a afirmar en 2018. La falta de oportunidades y una llamada definitiva de Luis Enrique, muy necesitado de centrales y más con la situación física de Sergio Ramos, aceleraron la nacionalización de Aymeric Jean Louis Gerard Alphonse Laporte, que es como quedó registrado en el Boletín Oficial del Estado el pasado mes de mayo.

Laporte se pasea estos días por Interello, la ciudad deportiva de la cantera del Inter donde trabaja España esta semana, con cierta pachorra, muy a gusto en este equipo convertido en familia porque así lo ha querido Luis Enrique. Se lleva especialmente bien con Unai Simón y con Iñigo Martínez , excompañeros del Athletic, pero tiene tiempo para bromear con Ferran y con Eric García. «Está como uno más», expuso ayer Oyarzabal cuando se le preguntó por esta cita tan especial para Laporte. «Si Ayme está aquí y ha jugado siempre es porque está haciendo las cosas bien. Es un jugador de altísimo nivel. El equipo sabe lo que tiene que hacer y lo más importante es tener a este tipo de jugadores porque tienen jerarquía y veteranía, pero esto es cosa de todos», defendió el realista.

Seguro de sí mismo

El jueves, que fue cuando la mayoría de internacionales atendieron a la prensa en entrevistas individuales, Laporte, de 27 años, se presentó con la ropa de entrenamiento y chanclas y habló con suficiencia y autoridad, atrevido ante los micrófonos y protegiéndose en sus respuestas. «Es una motivación extra, pero todos los partidos internacionales me los tomo como finales», reflexionó para Efe cuando le cuestionaron por Francia en una entrevista en la que también puso por las nubes a Luis Enrique , el culpable de que hoy actúe como un español más. «Está demostrando que no lo ha hecho tan mal. Se podría hablar después de la final, si ganamos, que va a callar muchas bocas, pero esto es así, mucha gente opina de fútbol y sabe más que nadie en vez de dejar trabajar a los profesionales».

Cuando suene el himno español en Milán, se abrazará a sus compañeros en una situación extraña, pues sus compatriotas son los otros, los Mbappé, Griezmann, Benzema y compañía a los que intentará frenar. Laporte pone a prueba en San Siro su identidad.

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