No se había cumplido ni un minuto de juego cuando el árbitro de la final de la Champions League no tuvo dudas para señalar la primera infracción del partido. Nada menos que una mano dentro del área del Tottenham que
suponía un penalti
a favor del Liverpool .
Los jugadores del conjunto londinense no se lo podían creer mientras a su entrenador, Mauricio Pochettino, se le congelaba el gesto en su banquillo. Sissoko había acudido a ayudar a cercar a Mané en la frontal del área , pero con tan mala fortuna que el el balón acabó llegando a su brazo después de tocarle en el cuerpo.
El propio Sissoko, junto a sus compañeros, protestaron la decisión alegando que había sido un toque involuntario , pero el colegiado no reculó en su decisión.
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