España - Suecia

Un gol con estrella: la especial celebración del tanto de Morata

El delantero, ovacionado en el estadio que le sentenció en la Eurocopa

Morata, con la estrella dedicada a Miguel Ángel en el España-Suecia

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El Mundial de Catar se rubricó con una picadita de Morata , convertido en revulsivo y héroe de La Cartuja, el mismo estadio que en la Eurocopa le sentenció a las primeras de cambio. Movió Luis Enrique el árbol de la titularidad y solo se sostuvieron cinco jugadores. Tres de ellos son básicos para el seleccionador: Unai Simón, Laporte y Sarabia, y los otros dos, Gavi y De Tomás, acaban de aterrizar. A Luis Enrique no es fácil intuirle, pero a veces sus hechos son tan clamorosos que hablan por si solos.

En ese agitar el once cayó Morata, que sí había sido titular ante Grecia. Al delantero le esperaban en Sevilla viejos fantasmas. La Cartuja fue inmisericorde con él en la pasada Eurocopa, especialmente en el primer partido, y la cosa derivó incluso en insultos y amenazas a su familia. Con el cariño de sus compañeros y la decisiva complicidad de Luis Enrique se consiguió reconducir el asunto. Apareció sobre el campo a falta de media hora y fue recibido con aplausos. Entró con el partido más espeso que nunca y, sin efectismo y casi de puntillas, dio el acelerón necesario a España para rubricar la victoria. En cuestión de minutos había disparado ya tres veces sobre la portería de Olsen, prácticamente igual que el resto del equipo durante todo el partido. Y al final resolvió como se suelen resolver estas cosas, aprovechando un rebote y con suspense. El chutazo previo de Olmo golpeó con violencia en el larguero tras tocar en el portero, que quedó dejó descolocado en el suelo. Cuando quiso reaccionar se topó ya con el remate manso de Morata listo para sortearle. «Necesitaba que nos clasificáramos para el Mundial y ganar», dijo Morata al explicar el efecto reparador del gol. «Somos un gran grupo y nos merecemos estar en el Mundial». «Me da mucha alegría por Álvaro, es el broche perfecto», añadió Luis Enrique, encantado con que fuese él quien decantase el encuentro.

A Morata, acostumbrado a que los árbitros le chafen los grandes momentos, le costó arrancar la celebración, pero cuando lo hizo fue como si ya se hubiese ganado el Mundial. Después, se acercó al banquillo y pidió que le entregasen una pequeña estrella dorada que elevó al cielo de Sevilla. El tanto iba dedicado a Miguel Ángel, un niño malagueño enfermo con el que le habían puesto en contacto el día anterior a través de la Fundación Pequeño Deseo, y la estrella simbolizaba el deseo que había pedido el pequeño para el partido, ese gol que vale un Mundial. «Desde hace un tiempo cualquier partido es difícil, ellos están trabajadísimos, es difícil jugar contra equipos que te defienden bien», contó el goleador. «Seguramente alguna selección que puede optar a ganar el Mundial se quede fuera», analizó.

Morata cumplió 50 partidos internacionales ante Suecia, ocho años ya como internacional, y entra en la carrera por acudir al que sería su segundo Mundial. «Ahora cada vez que haya convocatorias habrá más nervios y más emoción», reveló, aún pletórico por lo conseguido y acordándose de los malos momentos. «Los hemos pasado juntos, y cuando sufrimos todos juntos es muy difícil que perdamos. Hemos trabajado mucho para lograr el objetivos, porque España tiene que estar en todos los Mundiales».

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