Barcelona

El Drama

Valverde no es un entrenador para el Barça, pero las huillaciones a las que ha sido sometido no tienen justificación

Salvador Sostres

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Ernesto Valverde no es el entrenador adecuado para el Barcelona. Ni lo era antes de llegar ni su continuidad era viable tras la debacle en Roma y ya no digamos en Liverpool. Pero el Txingurri es lo que es y no engaña a nadie. Basta con verle la cara de cogollo que ha quedado olvidado al fondo de la nevera y que un día cuando retiras las coca-colas para limpiar el estante lo encuentras ya marrón.

Valverde no es un entrenador para el Barça y el primer error fue contratarlo. Pero las humillaciones a las que ha sido sometido durante sus años en el cargo no tienen ninguna justificación. Ensucian el nombre de un gran club como es el Barça por causarle un dolor innecesario a un hombre que podrá gustar o no -a mí no me gusta- pero que ha sido siempre leal a la institución y educado con todo el mundo.

El gran problema que tiene el Barcelona es su junta directiva. Josep Maria Bartomeu y sus empleados son una banda de incapaces y no han sabido imaginar un proyecto deportivo sólido y creíble. Han malversado los años todavía fértiles de un equipo que cuando ellos llegaron todavía era fabuloso y lo llevaron con su incompetencia al colapso. Ninguna idea, ninguna planificación, nigún criterio claro y definido. Plantilla vieja y carísima. Hoy el Barça es el geriátrico más caro de Europa. Y aunque todavía tenemos a Messi y algunas gotas de fútbol eterno, no tenemos ni la mínima fuerza física que se requiere para afrontar unas semifinales de la Chanpions sin hacer el ridículo.

Ni Bartomeu ni su banda entienden de fútbol, y mientras permanezcan, el Barcelona será el club renqueante del nuñismo que Rosell devolvió a las tinieblas tras los años luminosos de Joan Laporta, en que más allá de las consideraciones políticas, el Barça era fiel a la mejor idea que jamás ha tenido este deporte, y sabía qué quería y cómo conseguirlo. El problema que tiene el Fútbol Club Barcelona es que tiene unos socios que casi cada vez que votan se equivocan del modo más absurdo: de hecho, la victoria de Laporta en 2003 no fue una decidida apuesta por ninguna de sus virtudes, sino que en gran medida ganó porque los Boixos Nois le votaron en masa para evitar que ganara su principal adversario, el publicista, Lluís Bassat, porque es judío.

Valverde no es el entrenador adecuado, pero tiene recambio. Esta junta directiva es malísima e impresentable pero podemos votar a otra. Los socios del Barcelona son los propietarios del club y a estos no podemos cambiarlos, y éste es el drama fundamental del Barça -lo demás son sólo problemas solucionables-, y por eso todo lo bueno que ha tenido -Cruyff y Guardiola incluídos- lo ha acabado triturando.

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