Fútbol

El dominio de la Premier, rehén del Brexit

La liga inglesa trabaja para mantener intacta su supremacía a pesar de las trabas que se le presentan tras la salida de la UE

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Aquel 23 de junio de 2016 Inglaterra estaba a cuatro días de ser eliminada de la Eurocopa de Francia por Islandia, un país integrado en el Viejo Continente pero ajeno a los dictámenes de la Unión. Fue el día en que el leave se impuso por primera vez en un referéndum. Los islandeses disfrutaban entonces (y lo siguen haciendo ahora) de las ventajas que reporta estar incluido en el espacio Schengen y el Espacio Económico Europeo. Unas cuantas horas después, 27 de junio, los nórdicos disfrutaron también tras eliminar a su referencia futbolística de todo un Europeo (y probablemente también lo sigan haciendo ahora). El revés fue secundario para buena parte de una población cuyas preocupaciones iban más allá de una pelota.

Pero como lo que aquí se valora es lo que tiene que ver con ella, toca detenerse en los pormenores que pueden hacer del Brexit un seísmo de proporciones aún por valorar en la que, a 3 de febrero de 2020, sigue siendo la liga con mayor tirón internacional del planeta. Lo es, principalmente, por el empeño de quienes han regido la Premier League, la denominación bajo la cual la competición recicló su formato en 1992 en busca de un producto global que permitiese a un fútbol tan anclado en lo suyo como el inglés entremezclarse con las corrientes que le estaban haciendo evolucionar de manera imparable en el resto del planeta. Lo lograron, e hicieron de un listín de cifras económicas mareantes su gran carta de presentación frente a los escépticos.

Se inició así el desembarco masivo de estrellas extranjeras, atraídas por el poder del dinero, pero también por el magnetismo de un marco tan genuinamente especial como el que sitúa a un especialista en el tackle (el término empleado para referirse a la acción en la que se mete la pierna para tratar de robar la pelota al rival) al nivel de los malabaristas con el balón. Y se entiende, a partir de este punto de inflexión, el conflicto de intereses que brota entre las dos grandes instituciones al frente del fútbol en Inglaterra, la Premier League y la Federación (FA) .

La disputa la cimenta la petición de la FA de endurecer los requisitos de la Homegrown Player Rule , la norma que dicta que en cada plantilla debe haber al menos ocho jugadores formados en el Reino Unido. Entre el mínimo de ocho que actualmente la liga trata de preservar y los doce con los que la Federación busca aprovechar el impulso de la salida de la UE hay un brecha que escama pero podría tolerar, en forma de peaje, la Premier. La organización está desesperada por mantener la libertad para fichar jugadores no nativos, su principal acicate ahora que se ha convertido en un vivero de estrellas. Un privilegio que podría verse afectado si no se maniobra en sentido contrario. Y para que eso ocurra debe alcanzarse un acuerdo entre las dos partes que rigen el asunto.

El otro frente abierto es el que implica los fichajes de menores de edad . Una vez consumada su salida de la UE, los clubes británicos quedan fuera del juego que permite fichar futbolistas de 16 y 17 años y, aunque la FIFA podría hacer una excepción para no abrir un socavón en el seno del fútbol inglés –la inflación ha hecho de reclutar al último talento de turno el objetivo número uno de las grandes secretarías técnicas–, se desconoce durante cuánto tiempo podría alargarse el trámite. Es el motivo que en estos últimos días de mercado ha puesto firmes a los clubes de la Premier. Piqué, Fabregas o Bellerín llegaron en su día a Manchester United y Arsenal en operaciones que ahora son inviables.

Más allá de estas dos trincheras, se temía por los foráneos que ya juegan en las Islas, caso que ha quedado resuelto con el Programa de Asentamiento incluido en el acuerdo definitivo para la salida. Futbolistas o no, los trabajadores acomodados en suelo británico podían respirar tranquilos si se apuntaban antes del 30 de junio de 2021. Hasta la fecha, dos millones y medio de personas ya lo han hecho. Se entiende que también los 27 españoles presentes en la Premier –Borja Bastón, recién fichado por el Aston Villa del Swansea, es el último en llegar–, que acoge también a nueve técnicos extranjeros, y donde solo un tercio de los jugadores son nativos.

Los cambios amenazan también a los aficionados. La nueva normativa bajo la cual se regirán los desplazamientos entre Reino Unido y los países de la Unión Europea provocará, previsiblemente, que se encarezcan los precios. Lo sufrirán en mayor medida los aficionados de los clubes con presencia en competiciones europeas, acostumbrados a viajar en masa y obligados ahora a quitar un ojo del campo para ponerlo en su bolsillo.

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