Los secretos del fichaje de Coutinho, el más caro de la historia del Barça

Hoy será el día de Philippe Coutinho. El brasileño será presentado con toda a suntuosidad y boato que merecen los 160 millones de euros desembolsados por el Barcelona. Ayer no quiso estar en el palco del Camp Nou para no restar ni un ápice de atención al partido que disputaba su nuevo equipo ante el Levante y se limitó a una breve sesión fotográfica, pero hoy se dará un homenaje de barcelonismo. Y se lo tendrá bien merecido, ya que su llegada al club azulgrana es un ejemplo de constancia y compromiso desde que este pasado verano le trasladaran el interés en ficharle. Por su presión al Liverpool para que el club inglés se aviniera a negociar hasta su decisión final de aceptar a rebajarse la ficha para invertir esa cantidad en el traspaso.

Si la imagen de un futbolista suele ir asociada al interés pecuniario y ostentoso, este no es el caso de Coutinho, que ha puesto dinero de su bolsillo para cumplir su sueño . Con las negociaciones bloqueadas entre Barça y Liverpool (el club azulgrana ofreció 120 millones fijos más otros 30 en variables), el futbolista desatascó la operación poniendo 10 millones , que le serán restados de la ficha que tenían acordada durante estos próximos cinco años. Eso sí, a cambio y como agradecimiento, el Barcelona le mejorará notablemente sus emolumentos en su primera renovación . Paulinho ya hizo un gesto similar este pasado verano al poner 7,5 millones para que el Guangzhou le permitiera marcharse. Mascherano en 2010 o Cesc un año después también hicieron un gesto similar.

Pero su empecinamiento y obcecación se pudieron comprobar ya el pasado mes de agosto, cuando trató de forzar el traspaso y su agente mantuvo varias reuniones con representantes del conglomerado estadounidense Fenway Sports Group, propietario del Liverpool. Coutinho incluso pidió el «transfer request» , una fórmula existente en el fútbol inglés por el que un futbolista puede solicitar pública y oficialmente que negocien su salida, aunque no obliga a ello. El club británico desoyó todas las peticiones del centrocampista y las sucesivas ofertas del Barcelona. Trató de forzar a máquina no jugando la previa de Champions ante el Hoffenheim pero Jügen Klopp se armó de paciencia y se mostró impasible.

El entonces director de todas las secciones profesionales del Barcelona, Albert Soler , desveló a principios de septiembre que el Liverpool les había pedido 200 millones de euros por Coutinho. «Lógicamente decidimos que no lo hacíamos. Es una muestra de que esta nueva manera de entender el fútbol no va con un club de 155.000 socios », explicó Soler, que ya había invertido 145 en Dembélé , 40 en Paulinho y otros 40 en Semedo . Pero el acuerdo al que habían llegado el club azulgrana y Coutinho seguía siendo firme y tenía validez para ambas partes, por lo que acordaron intentarlo más tarde.

La marcha de Neymar , la grave lesión de Dembélé y, sobre todo, la doble derrota ante el Real Madrid en los dos primeros partidos oficiales de la temporada encendieron todas las alarmas y reactivaron una operación que en un principio estaba programada para la campaña 2018-19. Bartomeu recibió buenos inputs por parte del vestuario. Las vacas sagradas, sobre todo Leo Messi , ya vieron que haría falta un refuerzo de garantías para optar a los títulos en juego. Esas mismas sensaciones le llegaron al propio Coutinho, íntimo amigo de Luis Suárez . El carioca supo que tendría un hueco en el equipo y se mostró decidido a recalar en el Camp Nou. Rechazó una multimillonaria oferta del PSG para jugar con Neymar la próxima temporada y otra del Real Madrid que, según algunas informaciones, estaba dispuesto a poner 200 millones para ficharle.

El Barcelona puso toda la carne en el asador con la complicidad del jugador, que desapareció de las alineaciones del club británico tras el Año Nuevo. No obstante, una filtración de Nike estuvo a punto de dar al traste con la operación, que estaba muy bien encaminada y acordada en 150 millones . El enfado del Liverpool la encareció, hasta que Coutinho se rascó el bolsillo.