Conte libera a Italia de la Juventus

Tras vencer a domicilio al Crotone el pasado sábado, la plantilla del Inter de Milán convirtió el autobús en una discomóvil. Entre neones y melodías, los jugadores celebraban sin tapujos la única noticia oficial hasta la fecha: la Juventus, tras nueve años de monopolio, no ganaría la Liga italiana esta temporada. Ayer, sin embargo, el festejo se hizo aún mayor con el empate del Atalanta ante el Sassuolo (1-1). «El sueño es real», escribía Lukaku, máximo goleador del equipo, en sus redes sociales. El Inter de Milán es campeón de la Serie A tras una sequía sin títulos prolongada desde 2011. Demasiadas buenas nuevas para contenerse. A media tarde, las aglomeraciones comenzaron a quitarle las telarañas a la Piazza del Duomo, emblemático punto de la ciudad del norte de Italia y epicentro habitual de las celebraciones de la parroquia ‘nerazurra’. La Liga, dominada por el Inter de principio a fin, ha tenido muchos rostros. Lukaku, Barella, Lautaro Martínez, Achraf e incluso Eriksen han sido sus protagonistas. Pero, si uno mira en la firma de la gran obra, un nombre se escribe con letra firme sobre el lienzo: Antonio Conte.

El entrenador ha convertido a su Inter en un equipo de autor, más incluso que su Juventus o su Chelsea, equipos a los que también hizo campeones nacionales en la última década. El italiano, con aura mesiánica, ha implantado con éxito su clásico 3-5-2 desde su llegada al equipo a mediados de 2019. Impulsado por el músculo económico de Steve Zhang, una de las hídricas cabezas de la Superliga, y con el consejo en la parcela deportiva de una leyenda del club como Javier Zanetti, Conte había rondado varios títulos desde su alunizaje, como la Europa League, de la que fue subcampeón en la última edición, o una segunda posición en la Serie A de la temporada pasada. Sin embargo es hoy cuando rompe el maleficio de un equipo que fue el mejor de Europa con Mourinho en 2010 y que, desde entonces, había visto su poder rebajado.

Que Conte libere a Italia del yugo de la Juventus tiene, como casi todo en el fútbol, una lectura en clave revanchista. El de Lecce, además de una importante trayectoria como técnico, posee una consagrada figura como jugador. De hecho, en la década de los 90 fue uno de los grandes futbolistas del conjunto de Turín, equipo del que incluso llegó a ser capitán . Seguramente su estatus de leyenda fue el que llevó a la familia Agnelli a ficharle como entrenador en 2011.

En su primera temporada hizo a la Juventus campeón invicto de Italia y, sin saberlo, inició un ciclo que él mismo ha finalizado esta temporada al arrebatarle el título al equipo de sus amores. Ganaría tres títulos ligueros más hasta 2014 , momento en el que, tras varias desavenencias con la directiva, dimitió antes de poner rumbo al cargo de seleccionador nacional de Italia, el gran borrón de su currículum. O mueres como un héroe o vives lo suficiente para verte convertido en un villano, como le decía el Joker a Batman.

Pero siete años después, el entrenador puede enorgullecerse de su decisión. En su ajuste de cuentas, Conte ha tenido para todos. No solo la difuminada Juve de Pirlo queda en evidencia. También el AC Milán que, encomendado a un cuarentón Zlatan Ibrahimovic, compitió durante gran parte de la temporada con sus vecinos hasta el pinchazo final. Pese su meritoria campaña, el triunfo del Inter le convierte en el segundo equipo de Italia con más Scudettos (19). Este último significa el desempate entre los dos equipos de la ciudad, siendo el Milán el relegado a la tercera posición (18). Una victoria nacional con el inconfundible sabor de lo local.