Fútbol regional

El calvario del Écija Balompié: «La situación es crítica»

La gestión de los últimos años deja en el aire el futuro de una entidad que llegó a jugar en Segunda división

La hierba del Estadio San Pablo de Écija muestra un lamentable aspecto ABC

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La nefasta gestión de los últimos años, en los que se han sucedido impagos y denuncias, ha hecho caer en desgracia al Écija Balompié , el tercer club más importante de la provincia tras Sevilla y Betis . Un conjunto con más de 80 años de vida al que el rumbo marcado por sus dirigentes ha acabado arrastrando deportivamente hasta el quinto escalón del fútbol. La entidad que llegó a vestirse de plata cuando militó en Segunda división a finales del pasado siglo aparece ahora como colista en la División de Honor Andaluza y la afición sigue sin dar crédito a lo que ve. El equipo en el que jugó un mito como Rafa Gordillo y por el que desfilaron futbolistas ilustres como Wilfred, Salva Ballesta, Nolito o Rubén Pérez es ahora una caricatura de aquel pasado. Una etapa negra a la que quiere dar carpetazo José Antonio Sobrino , el empresario astigitano que ha adquirido más del 48% del paquete accionarial con el objetivo de relanzar la entidad. Ángel Gómez Mariscal, presidente del actual consejo de administración, se resiste a abandonar el cargo mientras los jugadores denuncian que no han cobrado en el último mes. La pesadilla continúa en el Écija aunque al menos ahora se vislumbra un hilo de esperanza.

Para entender la actual situación del Écija Balompié hay que echar la vista atrás. Lo que en 2016 muchos quisieron ver como la panacea acabó como un castillo de naipes incapaz de resistir el primer soplido. Aquel año, el empresario coreano Yong Gon Park se hizo con el control del club al que no logró sostener en Segunda B. Con el equipo en Tercera división, una deuda acumulada de 400.00 euros y presionado por las denuncias de impagos de la plantilla y los trabajadores del club, el dirigente asiático acabó haciendo las maletas. Dos aragoneses, Javier Blasco y Ángel Gómez Mariscal , tomaron el relevo en un equipo que la pasada temporada fue descendido administrativamente al no hacer frente a los pagos debidos y al no presentarse a disputar las dos primeras jornadas de liga en Tercera división.

Con las instalaciones del Estadio San Pablo irreconocibles ahora por su abandono, un recinto que hace solo unos años era la envidia de sus visitantes, el Écija deambula este curso como colista en la División de Honor Andaluza . A pesar de la promesa de confeccionar un proyecto para ascender, la realidad azulina la marca la clasificación. Una sola victoria en dieciséis jornadas dibujan nubarrones negros sobre el futuro deportivo e institucional del conjunto sevillano. Algunos, como José Antonio Sobrino , se resisten a asistir a una muerte agónica del equipo de su ciudad. «Como aficionado de una entidad histórica como el Écija Balompié, me sentía muy dolido por la situación tan grave por la que estaba pasando el club. Por ello, dimos un paso importante con la compra de la mayoría del accionariado, con la intención de entrar a gestionar la entidad, pero estamos a la espera de que se convoque junta general de accionistas», explica a ABC. El tiempo pasa y la convocatoria sigue siendo una incógnita. «El actual presidente se niega a convocarla y los plazos pueden alargarse. La situación ahora mismo es crítica», advierte con enorme preocupación.

Tras una larga negociación, Javier Blasco, enfrentado a su socio Mariscal , accedió a finales de 2020 a vender a Sobrino su participación en el club azulino. Con el 48% del paquete accionarial de la entidad en su poder y el respaldo de los accionistas minoritarios, el empresario astigitano confiaba en que la constitución de un nuevo consejo de administración y la designación de un nuevo presidente del club sería cuestión de días, pero Mariscal sigue plantando batalla y se aferra al cargo.

Consecuencias judiciales

Siguiendo los estatutos, Gestar Sport , la empresa que actúa en representación de José Antonio Sobrino y la encargada de llevar la gestión del Écija Balompié cuando el astigitano tome el poder, instó a Gómez Mariscal a convocar, en el plazo de un mes, una junta general de accionista con el cese del actual consejo de administración y el nombramiento de uno nuevo como único orden del día. Cumplido ese plazo, sigue sin anunciarse la fecha y Gestar Sport ya ha advertido que esa negativa puede tener consecuencias judiciales.

Mientras, el tiempo avanza y el desplome deportivo del Écija Balompié continúa su deriva deportiva e institucional. «Nosotros tenemos un proyecto ilusionante para reflotar el club, rodeados de grandes profesionales. Pero no sabemos lo que nos podemos encontrar una vez dentro, y si todo se alarga más tememos que la situación sea irreconducible y signifique el final de la entidad», asegura a este periódico Sobrino, que mira con nostalgia a los años en los que Écija disfrutó de fútbol de Segunda división, entre 1995 y 1997. Un maravilloso recuerdo del pasado, pero para él también un sueño de futuro.

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