Fútbol

Atlético Paso, la angustia de competir bajo la amenaza de la lava

Pese a las dificultades, el equipo de la zona cero del volcán, sigue disputando la Liga con el objetivo de poder desconectar por unas horas del drama que vive La Palma e intentar levantar el ánimo de los vecinos con sus victorias

El alcalde observa el volcán desde el césped del campo del Atlético Paso Óscar Simón / Vídeo: Atlético Paso, el equipo de la zona cero del volcán

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Apenas tres kilómetros separan Cumbre Vieja del Municipal en el que la afición vibraba con el Atlético Paso antes de que la lava cambiara la vida de una isla en la que no existe ahora un rincón donde no se respire preocupación. También sufrimiento. Por el miedo al presente y, sobretodo, por el temor al futuro. Las alineaciones ya no se recitan por la megafonía, pero las puertas permanecen abiertas las 24 horas del día porque este modesto estadio es utilizado como centro logístico para la distribución de alimentos y punto de atención a los damnificados por el volcán. Aquí yo hay entrenamientos, ya no se celebran goles, pero los miembros de la plantilla, técnicos y directivos del club verdinegro siguen acudiendo cada jornada para echar una mano en todo lo que se necesite. Desde descargar un camión repleto de botellas de agua a algo mucho más mundano como fundirse en un abrazo reparador con un desconocido que busca consuelo. «A nivel físico, de lo que vemos, la imagen de la destrucción de viviendas por la lava impacta mucho, pero resulta más doloroso el impacto emocional de estar con gente que rompe a llorar ante ti y no conseguir consolarla. Lo que más me duele es sentir esa impotencia de no poder consolar a la gente como se merece. Vivimos en una permanente tristeza», se sincera con este periódico William Nazco, el presidente del Atlético Paso. Un verdadero equipo dentro y fuera del terreno que, a pesar de las dificultades y el llanto desolador causado por la lava, hace el esfuerzo de seguir compitiendo lejos de su casa para que el fútbol sea verdaderamente el deporte del pueblo y sirva como bálsamo, aunque sea liviano, para los vecinos de un municipio que siempre ha estado muy unido a su club.

El Atlético paso celebra un gol O. Simón

«Desde que estalló esta crisis, entrenamos al otro lado de la isla, en Breña Alta, sus autoridades se han portado de maravilla», agradece Jorge Muñoz , un entrenador que ha saboreado la élite trabajando al lado de Juanma Lillo y que ha tenido a sus órdenes a estrellas como David Villa y Andrés Iniesta. Hace dos años llegó a La Palma y ahora, como sus jugadores, vive una pesadilla, aunque se resiste a quebrar el ánimo. El fútbol se ha convertido en un refugio emocional no solo para él, también para su plantilla. «En estas circunstancias, todo ser humano necesita dos horas al día para hacer lo que normalmente hacía antes de comenzar la catástrofe. Si uno era carpintero, le viene fenomenal a su cabeza y a su alma poder tratar la madera esas dos horas; como al escultor poder trabajar la piedra. Con los futbolistas sucede igual. Poder entrenar dos horas diarias y seguir compitiendo es lo que más nos ayuda. El fútbol es en este caso nuestro psicólogo particular. Poder correr, golpear el balón, en definitiva volver a la rutina a la que estábamos acostumbrados, nos supone una gran ayuda psicológica porque en ese tiempo volvemos a la realidad de antes y salimos temporalmente del drama que vivimos ahora».

La plantilla del Atlético Paso posa para este periódico ABC

El Atlético Paso, equipo de la Tercera división RFEF , se entrena lejos de casa y se ve obligado a jugar sus partidos en estadios cedidos por otros clubes palmeros. En algunos, como el de La Laguna, eso ya resulta imposible porque ha sido devorado por la lava. La desgracia une y hace aflorar la solidaridad. En el derbi ante la SD Tenisca del pasado fin de semana, los pasenses ejercieron como locales en el campo de Las Nieves, la casa de su rival, un detalle que agradecen Nazco y Muñoz porque competir en las actuales circunstancias no resulta sencillo. «Mis jugadores son los únicos que duermen al lado de un volcán. La contaminación sonora es bestial y los chicos tienen el sistema nervioso constantemente en tensión. A ese partido ante el Tenisca acudimos, literalmente, sin dormir porque ese día fue el de mayor crisis en cuanto a explosividad del volcán», recuerda el preparador en conversación telefónica con este periódico.

Formación del equipo O. Simón

El Paso es la zona cero del volcán y la mayoría de los jugadores residen en este valle, por lo que la plantilla, según su presidente, se encuentra muy afectada anímicamente, pero también físicamente por la falta de sueño y de descanso. El estrés es agotador: «Afecta muchísimo estar todo el día en la calle compartiendo momentos con gente que lo ha perdido todo», reconoce Nazco. «Ahora somos un pueblo que lucha contra la ansiedad, contra el miedo, es muy duro», añade Muñoz.

Poder centrarse en el fútbol en estas circunstancias es muy complicado porque El Paso es pequeño y todos conocen a alguien al que la lava ha arrebatado años de trabajo, sacrificios e ilusiones llevándose por delante sus casas o negocios. El desplazamiento del miércoles a Lanzarote resultó un calvario para uno de los jugadores juveniles que viajó con el pánico a lo que se encontraría a la vuelta porque se marchó con la casa de sus padres rodeada por la lava.

«Aunque me la pides, lo siento, no nos hacemos fotos con el volcán, nos está destrozando la vida», se disculpa un miembro del club con este periódico. Las heridas que van dejando las coladas son muchas y dolorosas. La casa de la hija del delegado ya no existe; la vivienda de la hermana del entrenador y de otro de sus familiares han desaparecido del mapa; la del preparador físico resiste amenazada por la lava. No hay familia en la isla que no haya recibido la puñalada del volcán . Pero este equipo quiere seguir peleando por su pueblo como mejor sabe, marcando goles para dar pequeñas alegrías a sus aficionados y vecinos.

Los chicos de la escuela

La situación es nueva y asusta. Fundado el 17 de junio de 1952 y camino de su 70 aniversario, el Atlético Paso pudo superar con ayuda de la afición otras crisis que se llevaron por delante a clubes canarios y del resto de España. El equipo mantiene el nombre con el que nació sin que en la hemeroteca aparezcan episodios de disoluciones y refundaciones posteriores. Ahora toca apretar los dientes ante el negro horizonte que dibuja el volcán, pero hay miedo al mañana. «Esto nos ha roto el presupuesto del club en cuanto a aportación de socios, de taquillas, de esponsor, de publicidades que son empresas del valle. La entidad va a arrastrar un déficit horrible en los próximos meses. Estamos estudiando el impacto que nos va a suponer, cómo remodelar el presupuesto y cómo vamos a plantearnos el resto de la temporada, es todo una incógnita», reconoce el presidente con la voz apagada, sin perder en ningún momento la amabilidad. Sus palabras se entrecortan al hablar del temor por los chicos de la escuela del Atlético Paso, más de 150 chavales . «Estamos muy preocupados porque muchas familias de nuestros niños lo han perdido todo, esto es un drama».

Los gestos de solidaridad con La Palma son una constante Óscar Simón

En medio de un valle entre montañas y amenazados por un volcán ya maldito para todos los palmeros, los habitantes de El Paso luchan por salir adelante y un grupo de directivos, técnicos y jugadores por mantener vivo el equipo de fútbol por el que los vecinos sienten un especial orgulloso desde hace ya casi ocho décadas. Su presidente y su entrenador se despiden con un llamamiento que quieren trasladar a través de ABC: « La Palma necesita ayuda, no se olviden de la isla cuando acabe este infierno porque necesitará mucha ayuda, mucha. Y no es cuestión de ayudar ahora, necesitará ayuda durante mucho tiempo».

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