Fórmula 1

Max Verstappen, el triunfo de la ambición total

El holandés gana su primer título con el estigma de no aceptar la derrota

Max Verstappen AFP

José Carlos Carabias

La Fórmula 1 saluda a un campeón que traía la etiqueta de serie. Un embajador que solo es nuevo en la estadística, primer holandés que gana el título y bla bla, porque no es ningún descubrimiento para nadie que Max Verstappen se haya adjudicado el Mundial en Abu Dabi. Estaba predestinado. Es el mayor talento que ha entregado este deporte en la última década, el protegido de una multinacional de rango superior en la F1 (Red Bull) y el fruto de su propia ambición. Verstappen es implacable en la pista, irreductible en su mentalidad pétrea y tiene ese punto de áspero orgullo que lo convierte en personaje de todo o nada. Un piloto fantástico que no genera gran simpatía y que no duda en utilizar cualquier arte marrullera con tal de alcanzar su propósito.

La norma se expresa en términos de burbuja. La Fórmula 1, el automovilismo, las categorías inferiores son un mundo hermético y con poco aire donde se establecen relaciones personales, conexiones comerciales y vínculos profesionales para toda la vida. Verstappen es un ejemplo extremo. Su padre, Jos, fue un piloto de zona media de la tabla sin mucha suerte en la época de los noventa con Michael Schumacher, Ayrton Senna, Nigel Mansell, Keke Rosberg y compañía, dos podios y 17 puntos en 107 grandes premios. Su madre, Sophie Kumpen, también fue piloto y activista del karting en competiciones europeas. Y su tío, Anthony Kumpen, fue campeón en la Nascar Whelen Euro Series. Difícil que Verstappen saliera jugador de bádminton.

Él mismo ha perpetuado su especie de motivo automovilista. Su novia es Kelly Piquet , hija del tres veces campeón brasileño de la F1, hermana de Nelsinho -compañero de Alonso en Renault en 2008 y 2009- y exnovia de Daniil Kvyat, piloto ruso que también ha competido para Red Bull. Verstappen empezó en el karting con apenas cinco años, la edad de crianza en este deporte que exige dedicación exclusiva y mucho dinero para avanzar en los presupuestos anuales. El joven Max disponía de financiación a través de su famoso padre, pero poseía algo más que su progenitor. Más velocidad, mejores manos, resultados más potentes. A Verstappen lo intentó reclutar Mercedes para su programa de jóvenes pilotos, pero se lo quedó Red Bull en el regazo de Helmut Marko, el ideólogo de la casa de las bebidas energéticas. «Se parece a Senna», dijo Marko. «Es un halago, pero no me descentra», replicó el pupilo, siempre duro en cualquier situación.

Su escalada en la Fórmula 1 fue meteórica. Ensalzado como talento único en Toro Rosso, solo estuvo una temporada y media en el equipo nodriza antes de llegar a Red Bull como un ciclón. Helmut Marko bajó del coche pata negra a Kvyat y se lo entregó a Verstappen, que se estrenó con una victoria en Barcelona (18 años). Desde ese día es el piloto número uno de una escudería que ha conquistado cuatro títulos con Vettel.

El holandés ha ganado 20 carreras en todas las circunstancias, circuitos rápidos, lentos, en peleas cuerpo a cuerpo, en solitario, a última hora como este domingo, desde la salida… Solo el gobierno de Mercedes en esta era híbrida de la F1 ha frenado su codicia.

Esta temporada, con el progreso de Red Bull al principio de curso, el holandés apenas ha ofrecido una grieta. Sólido, rápido, decidido, agresivo… Un manual de campeón en duelo con Hamilton, palabras mayores. En Arabia Saudí tuvo una actitud indecente, al límite de la legalidad y siempre a bordo de una ambición que le provoca no saber perder.

En esa rivalidad, Verstappen se ha mostrado áspero, agrio, cargado de vinagre en su actitud beligerante. Se ha agenciado fama de orgulloso y prepotente, de actuar con cierto desprecio al prójimo con tal de conseguir sus fines. «Ya sé lo que dicen de mí, pero me da igual», responde él.

Residente en Mónaco, rápido en la réplica y determinado con la palabra, abandonó los estudios porque «no me imaginaba haciendo otra cosa que ser piloto de F1». Se desvaneció en el olvido el profesor que iba a su domicilio a darle clases privadas. No se distrae. «Mi carrera en la Fórmula 1 es más importante que las chicas», contestó una vez. Con 24 años inaugura un reinado nuevo, veremos si longevo.

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