Fórmula 1

Finales agónicos para la historia de la Fórmula 1

El adelantamiento de Verstappen queda registrado junto al título sorpresa de Raikkonen en la pelea de Alonso y Hamilton, el llanto de Massa o las lágrimas de Alonso en Abu Dabi

Max Verstappen gana el título en la última vuelta

El adelantamiento en la última vuelta que valió un Mundial

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Habla Lewis Hamilton después de digerir el varapalo y pasar por el confesionario de su padre Anthony, quien reaparece después de muchas lunas. Felicita a Verstappen en una lección de caballerosidad nunca correspondida por el fogoso holandés y se pone místico. «Espero que todo el mundo esté bien en esta pandemia que nos ha azotado» , dice el inglés como terapia ante lo que acaba de sufrir. Hace trece años él fue la cara de la moneda ante Felipe Massa, quien se creyó ganador y descorchó champán. En el deporte, en la F1, se pierde más veces que se gana. Y los finales electrizantes como el de ayer son una pura delicia para el aficionado y para el propio deporte, siempre sujeto a las únicas leyes que lo hacen gigante: la emoción, la incertidumbre, el mérito...

Habla Verstappen y su mensaje es más plano. Ha sido educado para ganar, sin otros matices. «El objetivo era ser campeón, este triunfo es increíble para mi padre , ahora tiene sentido todos los años que nos hemos pasado viajando juntos viajando para lograr este fin». Ya puestos, habla el padre de la criatura, el mismo perro con distinto collar. «Max estaba algo más tenso que en otras carreras, pero lo tenía todo bajo control, siempre ha sido él mismo, si ve un hueco se va a lanzar a por él, eso le ha dado el campeonato». Y en ese entorno Red Bull, que conquista su quinto Mundial después de los cuatro de Vettel, cobra especial valor Checo Pérez, el secante decisivo de Hamilton. «Me encontré en una situación que como persona, como deportista y como piloto no te quieres encontrar: perjudicar a alguien en un Mundial es algo que no quieres hacer , pero lo he hecho por mi equipo. Hamilton lo tiene que entender, lo he hecho por el equipo, más que por Max».

El desenlace del campeonato 2021 será único en su especie. Algo para recordar en la historia de la Fórmula 1 igual que lo han sido otros. Por no remontarnos al pleistoceno, a los choques entre Senna y Prost hace 30 años o las malas artes de Michael Schumacher tratando de echar de la pista a sus enemigos por las buenas o por las malas, la F1 ha deparado cierres agónicos en los últimos tiempos, con Fernando Alonso como protagonista.

«No sé a quién le puede interesar, pero ha sido una buena carrera por ahí detrás», decía el español respecto a su octavo puesto en Abu Dabi.

Alonso, sin consuelo

Hace once años, los periodistas españoles que seguían a Alonso por el mundo lo vieron llorar por primera vez. Fue a través de los cristales oscuros del campamento de Ferrari en el suntuoso circuito de Yas Marina, en Abu Dabi. Lo consolaban Stefano Domenicali, entonces mandamás de Ferrari, y Luis García Abad, el mánager del piloto. Y no había consuelo posible, porque el español llegaba como líder en ventaja sobre Mark Webber (Red Bull), el otro aspirante, y se marchó de los Emiratos sin su tercer título. Lo impidió un error de estrategia de Ferrari , que lo metió al garaje a cambiar ruedas y lo devolvió a pista en posición de desventaja. Le valía con ser quinto, pero solo pudo acabar séptimo después de media carrera detrás del ruso Petrov. Vettel se llevó por sorpresa el título.

En 2012, nuevo desafío de Alonso y Vettel con renta de sobra para el alemán. Vettel choca al principio de la carrera y su coche se gira, pero remonta en un Red Bull intratable y termina segundo, suficiente para conquistar su tercer campeonato.

Más sangrante fue el episodio de Felipe Massa en el Mundial 2008, que concluía en su ciudad, Sao Paulo. El piloto de Ferrari gana en Interlagos, su última victoria profesional y se lanza a festejar el título con su gente, el público, su equipo, todos. Hay júbilo del bueno. Pero la camarilla que lo acompaña no se percata que Hamilton no ha acabado sexto, como pensaban, sino quinto porque ha adelantado a Timo Glock en la última curva de la última carrera. Por un punto, el británico alza su primer campeonato. La risa y el llanto de Massa, en menos de un segundo.

Aunque más que ninguna, la fecha del 21 de octubre de 2007 queda grabada como episodio negro en España. Alonso y Hamilton llegan a la última carrera como contendientes después de un año de navajazos y traiciones en McLaren. Aunque Hamilton llega con ventaja (107 puntos), Alonso (103) tiene en la mano el tercer título tras una salida de pista de su compañero y rival. Pero Ferrari anula al español al colocar a Raikkonen (el campeón) y Massa por delante. Si Alonso hubiera sido segundo, tendría tres títulos.

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